Candidatos juegan últimas cartas para segunda fase electoral egipcia
El Cairo, 10 jun (PL) Los candidatos presidenciales Mohamed Morsy y Ahmed Shafiq apuestan hoy sus últimas cartas para la segunda vuelta electoral en Egipto, en medio del pulso político entre gobierno y parlamento, y la incertidumbre sobre un polémico fallo judicial.
Remisos a protagonizar un debate televisivo directo, quizás por temor al efecto que esa experiencia inédita en Egipto causó a los aspirantes ya derrotados Amr Moussa y Abdel Moneim Aboul Fotouh, Morsy y Shafiq se limitaron a conceder calculadas entrevistas a la prensa.
Según fuentes televisivas egipcias, cuatro canales -dos para cada presidenciable- difundirán el próximo martes en vivo y de forma simultánea entrevistas que, en la práctica, serán presentaciones de sus respectivos programas de gobierno.
Shafiq, el último primer ministro designado por Hosni Mubarak días antes de ser forzado a renunciar por una revuelta popular el 11 de febrero de 2011, sigue apelando al orden y a la estabilidad económica para ganar apoyo en un escenario que, a priori, se le presenta adverso.
El exministro de Aviación Civil, a quien muchos ven como "fulul" (remanente del anterior régimen), no esconde su respeto hacia Mubarak, y es razonable, en tanto analistas lo consideran el rostro de una de las dos estructuras políticas más consolidadas en Egipto.
Aunque para Estados Unidos e Israel ninguno de los dos contendientes son sinónimo de garantía a sus agendas en Egipto, en particular, y en Medio Oriente, en general, Morsy causa más inquietud por un radicalismo islámico, el elemento que Shafiq utiliza para satanizar a su rival.
Pero en vísperas de la segunda vuelta del 16 y 17 de junio, son otras las preocupaciones de la mayoría de los egipcios, a saber, la formación de la Asamblea Constituyente y el veredicto de la Corte Constitucional sobre una ley que vetaría al aliado de Mubarak.
La Constituyente, cuyos 100 miembros podrían ser elegidos el martes, es visto por figuras políticas como el Premio Nobel de la Paz Mohamed ElBaradei como el elemento clave en el cambiante proceso de transición, pues fijará el marco jurídico y el rumbo del Egipto post-Mubarak.
Para no pocos egipcios -y analistas foráneos- es un contrasentido elegir presidente sin tener una Carta Magna que defina sus atribuciones y prerrogativas, y la estructura de los poderes del Estado.
De hecho, la inseguridad jurídica ha lacerado las tensas relaciones entre el gobierno, designado por el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas (CSFA), y el parlamento, con amplia mayoría de fuerzas islamistas, incluido el Partido Libertad y Justicia (PLJ) de Morsy.
El sábado, el presidente del hemiciclo, Saad Katatny, aseveró que la Declaración Constitucional aprobada en referendo en marzo de 2011 y que funge como Carga Magna provisional de Egipto "no estipula que algún órgano tenga potestad para disolver el parlamento".
La afirmación de Katatny fue una clara advertencia a la Corte que debe dirimir el próximo jueves la constitucionalidad de la polémica ley de privación de derechos políticos y la relativa al parlamento nacido tras las elecciones de noviembre de 2011 a febrero de 2012.
De acuerdo con el político de la Hermandad Musulmana, el referido tribunal "debe fallar lo que vea conveniente, pero no es un poder ejecutivo", de ahí que no puede ejecutar su sentencia.
Señaló que, en caso de que la corte falle a favor de la nulidad e inconstitucionalidad de los artículos de la ley del Parlamento, éste analizará estudiará cómo aplicar el veredicto.
Respecto a la ley de privación de derechos políticos que la Asamblea del Pueblo (cámara baja del parlamento) aprobó en abril, los pronósticos apuntan a que la Corte Constitucional la invalidará.
La normativa pide vetar la postulación a cargos públicos a exfuncionarios de alto rango gubernamentales y políticos del anterior régimen, lo que afectaría al exprimer ministro Shafiq, cuyo pase a segunda vuelta se ve cada vez más salpicado por denuncias de fraude.
El abogado y asesor jurídico de la campaña de Morsy, Abdel Moneim Abdel Maqsoud, señaló a un periódico local que más de 1,5 millones de soldados y demás personal militar -impedidos por ley para votar- estuvieron inscritos en la primera ronda del 23 y 24 de mayo.
Dado su pasado militar, a nadie escapa el hecho de que Shafiq es el favorito del CSFA, aunque ese órgano insista en definirse como neutral.
Y en medio de la vorágine política nacional, la condena a cadena perpetua a Mubarak y su exministro del Interior Habib El-Adli, que sectores populares consideran benévola, enrareció más el ambiente, ahora con alarmas sobre el supuesto estado crítico del expresidente.
mem/ucl
El Cairo, 10 jun (PL) Los candidatos presidenciales Mohamed Morsy y Ahmed Shafiq apuestan hoy sus últimas cartas para la segunda vuelta electoral en Egipto, en medio del pulso político entre gobierno y parlamento, y la incertidumbre sobre un polémico fallo judicial.
Remisos a protagonizar un debate televisivo directo, quizás por temor al efecto que esa experiencia inédita en Egipto causó a los aspirantes ya derrotados Amr Moussa y Abdel Moneim Aboul Fotouh, Morsy y Shafiq se limitaron a conceder calculadas entrevistas a la prensa.
Según fuentes televisivas egipcias, cuatro canales -dos para cada presidenciable- difundirán el próximo martes en vivo y de forma simultánea entrevistas que, en la práctica, serán presentaciones de sus respectivos programas de gobierno.
Shafiq, el último primer ministro designado por Hosni Mubarak días antes de ser forzado a renunciar por una revuelta popular el 11 de febrero de 2011, sigue apelando al orden y a la estabilidad económica para ganar apoyo en un escenario que, a priori, se le presenta adverso.
El exministro de Aviación Civil, a quien muchos ven como "fulul" (remanente del anterior régimen), no esconde su respeto hacia Mubarak, y es razonable, en tanto analistas lo consideran el rostro de una de las dos estructuras políticas más consolidadas en Egipto.
Aunque para Estados Unidos e Israel ninguno de los dos contendientes son sinónimo de garantía a sus agendas en Egipto, en particular, y en Medio Oriente, en general, Morsy causa más inquietud por un radicalismo islámico, el elemento que Shafiq utiliza para satanizar a su rival.
Pero en vísperas de la segunda vuelta del 16 y 17 de junio, son otras las preocupaciones de la mayoría de los egipcios, a saber, la formación de la Asamblea Constituyente y el veredicto de la Corte Constitucional sobre una ley que vetaría al aliado de Mubarak.
La Constituyente, cuyos 100 miembros podrían ser elegidos el martes, es visto por figuras políticas como el Premio Nobel de la Paz Mohamed ElBaradei como el elemento clave en el cambiante proceso de transición, pues fijará el marco jurídico y el rumbo del Egipto post-Mubarak.
Para no pocos egipcios -y analistas foráneos- es un contrasentido elegir presidente sin tener una Carta Magna que defina sus atribuciones y prerrogativas, y la estructura de los poderes del Estado.
De hecho, la inseguridad jurídica ha lacerado las tensas relaciones entre el gobierno, designado por el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas (CSFA), y el parlamento, con amplia mayoría de fuerzas islamistas, incluido el Partido Libertad y Justicia (PLJ) de Morsy.
El sábado, el presidente del hemiciclo, Saad Katatny, aseveró que la Declaración Constitucional aprobada en referendo en marzo de 2011 y que funge como Carga Magna provisional de Egipto "no estipula que algún órgano tenga potestad para disolver el parlamento".
La afirmación de Katatny fue una clara advertencia a la Corte que debe dirimir el próximo jueves la constitucionalidad de la polémica ley de privación de derechos políticos y la relativa al parlamento nacido tras las elecciones de noviembre de 2011 a febrero de 2012.
De acuerdo con el político de la Hermandad Musulmana, el referido tribunal "debe fallar lo que vea conveniente, pero no es un poder ejecutivo", de ahí que no puede ejecutar su sentencia.
Señaló que, en caso de que la corte falle a favor de la nulidad e inconstitucionalidad de los artículos de la ley del Parlamento, éste analizará estudiará cómo aplicar el veredicto.
Respecto a la ley de privación de derechos políticos que la Asamblea del Pueblo (cámara baja del parlamento) aprobó en abril, los pronósticos apuntan a que la Corte Constitucional la invalidará.
La normativa pide vetar la postulación a cargos públicos a exfuncionarios de alto rango gubernamentales y políticos del anterior régimen, lo que afectaría al exprimer ministro Shafiq, cuyo pase a segunda vuelta se ve cada vez más salpicado por denuncias de fraude.
El abogado y asesor jurídico de la campaña de Morsy, Abdel Moneim Abdel Maqsoud, señaló a un periódico local que más de 1,5 millones de soldados y demás personal militar -impedidos por ley para votar- estuvieron inscritos en la primera ronda del 23 y 24 de mayo.
Dado su pasado militar, a nadie escapa el hecho de que Shafiq es el favorito del CSFA, aunque ese órgano insista en definirse como neutral.
Y en medio de la vorágine política nacional, la condena a cadena perpetua a Mubarak y su exministro del Interior Habib El-Adli, que sectores populares consideran benévola, enrareció más el ambiente, ahora con alarmas sobre el supuesto estado crítico del expresidente.
mem/ucl
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