El pan y circo ferial-alcohólico ejemplifica al “socialismo” en Mérida

El pan y circo ferial-alcohólico ejemplifica al “socialismo” en Mérida
Por: Rubén A. Hernández


El actual Carnaval Taurino de América, también conocido como Feria Internacional del Sol (o del alcohol), ha desenmascarado a buena parte de las autoridades dizque revolucionarias del Estado Mérida, comenzando, naturalmente, por el Gobernador Marcos Díaz Orellana.
Pan y circo ferial en todas sus expresiones por cortesía del Gobierno de Mérida, que cree saber lo que el pueblo merideño “necesita” en materia de “diversión”: consumo irracional de alcohol, tortura y matanza de animales por placer, “música” para los distintos gustos, promoción de todo tipo de productos inútiles, exaltación de la mujer como objeto sexual (incluyendo los aberrantes concursos de belleza infantil), entre otras variedades de “entretenimiento”.

Durante buena parte de la Feria, tanto autoridades “socialistas” como funcionarios derechistas merideños, llegaron al colmo de ordenar el cierre parcial de la vialidad en la ciudad de Mérida. Tal fue el caso de la céntrica avenida Tulio Febres Cordero, en la que fue instalada una tarima para la “Fiesta del Pueblo”, espectáculo consistente en la presentación de diversas agrupaciones musicales y en la oferta de bebidas alcohólicas en cantidades industriales. Así mismo otras avenidas y calles importantes de la urbe andina han sufrido obstrucciones, siempre con la finalidad de garantizar el éxito ferial. En este contexto el Gobernador Díaz Orellana es responsable directo por impedir a los merideños el libre tránsito en algunas arterias viales, y por tanto incurso en la violación de un derecho establecido en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, específicamente en el artículo 50. ¿Acaso no hay en Mérida sitios apropiados para la realización de actos musicales o de otro tipo sin necesidad de entorpecer la movilización de las personas?.

Por cierto que la tal “Fiesta del Pueblo” resultó bastante costosa para el erario merideño, y los fondos que para tal efecto fueron destinados, hubieran sido de mucho más provecho en la solución parcial de algunos de los graves problemas que aquejan al Estado Mérida. A esto hay que agregar que con dicha celebración musical igualmente se violó el derecho de los merideños a descansar en horas nocturnas; por lo general los distintos grupos, bandas y orquestas finalizaron sus presentaciones a altas horas de la madrugada, trasnochando forzosamente a quienes viven en las cercanías de la avenida Don Tulio. Como balance final de la “Fiesta del Pueblo”, no es de extrañar que numerosos merideños se sientan indignados con el vulgar estímulo del Gobierno “socialista” de Mérida al pan y circo ferial-alcohólico, y que incluso piensen en proceder legalmente contra personajes como Marcos Díaz Orellana. Quien esto escribe también estaría dispuesto a demandar al Gobernador de la entidad andina por violar el derecho al libre tránsito y las normas de convivencia ciudadana.

En la cuadragésima tercera edición de la Feria del Sol observamos con claridad la alianza entre unas autoridades que aseguran ser socialistas y el capital privado, representado éste, en su mayor parte, por ciertos empresarios licoreros. En particular la Corporación conocida como Empresas Polar fue notablemente beneficiada, gracias al consumo a diestra y siniestra de cerveza en espectáculos promocionados a escala gubernamental; prácticamente no ha habido show ferial sin la presencia de los famosos kioscos expendedores de la ‘espumosa’, casi siempre al lado de una pancarta con el siguiente slogan (palabras más, palabras menos): “El Gobierno socialista de Mérida trabaja por el bienestar de los merideños”. En otras palabras, el Gobernador dizque socialista de Mérida ha contribuido nada más y nada menos que a engordar el bolsillo megacapitalista de Empresas Polar, perpetuando además el deterioro físico y psíquico que se desprende del abuso del alcohol. Evidentemente el Gobierno “revolucionario” merideño debe haber recibido una jugosa retribución por tan “importante” alianza.

Tras lo mencionado en el párrafo anterior se confirma que con funcionarios “socialistas” como Díaz Orellana no manda el pueblo, sino los empresarios, incluidos los vinculados directa e indirectamente con la producción y venta de bebidas alcohólicas. Se trata de “revolucionarios” aferrados al ‘portaaviones’ Chávez, para quienes el populismo continúa siendo la principal estrategia para gobernar en Venezuela, y en consecuencia el pan y circo debe ser permanente. Hay que mantener al pueblo entretenido y distraído, diría Marcos Díaz Orellana.
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