Indignados con la izquierda dogmática.

Indignados con la izquierda dogmática.
Por: Mario Forti.


Cada quien con su mundo, o “cada cabeza es un mundo” también puede funcionar cuando se abren las polémicas y surgen la crítica y la autocritica, las identificaciones y las rupturas, todo básicamente llenando las expectativas de la imaginación pero más profundamente expectativas de la razón.
Hay una racionalidad que llegó a un extremo que destruye lo que toca. Presa de sus contradicciones este irracionalismo domina al mundo con siete mil millones de cabezas hoy prisioneras de una elite plutócrata (el 1%) poseída por esta irracional mente autodestructiva. Mucho deberá esta desequilibrada y todopoderosa mentalidad humana en el final histórico de una civilización materialista a las religiones nacidas del desierto de Abraham. Racionalidad occidental tragándose la cola sobre una montaña de ojivas nucleares en un mundo sin agua potable y sin petróleo.

Se trata, para unos, del auto convencimiento emocional de que “teníamos la razón”, y nos podemos quedar por un rato más tranquilos. Ceder al espejismo de una falsa seguridad mental a través de un juego de la lógica racional. Para otros de poder utilizar lo que hemos leído u oído o vivido, para justificar nuestras ideas y presunciones de cualquier índole con tal de “tener la razón”. Mientras hablamos, el imperio protestante y anglosajón inicia una invasión a todo el continente africano buscando petróleo y agua que se acaban. Dueña África de asombrosas riquezas en fuentes naturales y recursos de la tierra indispensable para la supervivencia de Obama, es la presa del águila imperial judeocristiana. Libia, el país más desarrollado del continente acaba de ser saqueado tras la muerte de su líder musulmán. ¿A dónde irán a parar las reliquias arqueológicas, religiosas antropológicas, y de la cultura y memoria de la humanidad que estaban en Libia? A las mansiones del 1% del mundo. Irán a parar como lo fue la riqueza del Iraq. El terrorismo del capitalismo no tiene ley que lo pare. No hay legislación mundial alguna que frene esta violencia globalizada. Acabamos de ver cómo la comunidad de naciones entera menos EEUU e Israel claman por el final del bloqueo a Cuba revolucionaria. Y se mantiene al bloqueo inhumano y se castiga a la ONU retirando recursos por parte de Canadá, USA e Israel a la UNESCO.

Los más intentarán ordenar el caos que generan las palabras vertidas a la blanca sábana electrónica e inventarán lógicos argumentos para “tener la razón” justificando cada uno su propia visión del mundo. Nos parece que cuando hacemos la gimnasia del “darnos cuenta” de nuestra realidad, no estamos anexando una doctrina política, porque no es sólo política nuestra realidad. Creemos con toda humildad que debemos criticar las graves contradicciones que tiene una administración gubernamental, un estado, unas instituciones, unas realidades sociales que generan dolor y sufrimiento, pero que se dan en escenarios donde los principios guías generales aplicarían a subsanar dichos dolores y sufrimientos humanos. Criticamos una racionalidad occidental sumida en el sentimentalismo y la irracionalidad con una forma de democracia que no es directa como dicen sus constituciones cuando lo dicen. Prestamos atención a las profundas contradicciones que debilitan al proceso revolucionario para poder superarlas. Nuestra mentalidad pluricultural es abarcante y sabe crear los mecanismos y las dinámicas colectivas para realizar y ejecutar los cambios conductuales que van a germinar en rebelión mundial. Basta que dos acuerden para que un tercero tropiece con la verdad de todos o de la mayoría. De siete mil millones mil no tienen agua potable. ¿Cuántos de nosotros “nos damos cuenta” de lo que esta realidad histórica significa?

El gobierno que podemos criticar puede ser en esta ocasión socialista, con esto se quiere decir que es una administración que pretende aplicar justicia social en sus políticas. Que sus instituciones tienen como valores aquellos que “humanizan” al hombre, es decir, que valoran más y mejor lo social que lo material. Pero desgraciadamente el capitalismo y su racionalidad burguesa occidental judía y cristiana ha desprestigiado la palabra socialismo para desacreditar sus ideales en la mayoría pobre y asi estigmatizar sus debilidades manipulando a una multitud, entreteniéndola con la maquinaria mediática mundial. Dopándola con las drogas. Anestesiando así la movilización global. Sin embargo por estos lados, en Venezuela desde 1989 ocurre una revolución en la que la soberanía
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About Ricardo Abud (Chamosaurio)

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