China y los problemas financieros de Europa
Dmitri Kósirev,
RIA Novosti
Europa siguió con mucha atención la visita del presidente del Gobierno de China, Wen Jiabao.
La razón principal de ello estriba en que, por una parte, China con sus enormes recursos económicos y abundantes reservas monetarias está capacitada para asumir los problemas económicos que hoy amenazan a la Europa comunitaria. Sin embargo, una ayuda proveniente de China tendría un coste político demasiado alto para la actual mentalidad europea.
A pesar de todo, la visita del primer ministro chino pone las cartas boca arriba y manifiesta claramente que, le guste o no al Viejo Mundo, China ya desempeña en Europa el mismo papel estabilizador que en las regiones asiáticas en los últimos quince años. La situación actual evoca inevitablemente una comparación con las relaciones ruso-británicas.
Avances en la esfera tecnológica
En rueda de prensa del pasado lunes, tras entrevistarse con el primer ministro británico, David Cameron, Wen Jiabao hizo pública la sorprendente cifra de 2.640 millones de dólares, que supera en mucho la aportada antes de la visita del político chino a Londres, 1.000 millones. Es la inversión china en la creación de una nueva generación de trenes en el Reino Unido, tecnológicamente mucho más avanzada. Recordemos que, en su día, Francia y Japón, entre otros países, participaron en el tendido de las líneas de alta velocidad en China. Ahora el signo de la tendencia se invierte y es el dinero chino el que ayudará a conseguir que se pueda cubrir el trayecto entre Londres y Birmingham en dos ó tres horas.
El pasado sábado, Wen Jiabao visitó la planta de construcción de automóviles MG, situada en Birmingham. La cooperación entre China y Gran Bretaña en este ámbito se resume en la fórmula “tecnología británica, fabricación china y montaje británico”. Gracias a ella apareció por primera vez en los últimos quince años una nueva versión del MG-6.
Finalmente, el tercero y más importante proyecto conjunto es la exportación de tecnologías europeas a Asia. En la Región Autónoma de Mongolia Interior (que forma parte de China) se encuentran 280.000 millones de toneladas de carbón, susceptibles de ser procesadas con las más modernas tecnologías de optimización de los recursos energéticos con bajo impacto para el medio ambiente. China lleva varios años de intensa labor de modernización de su sector energético, asumiendo el liderazgo a nivel mundial en la producción de placas solares y desarrollando otras fuentes renovables de energía.
“Cooperación para la modernización”, un bonito lema que a Moscú le gustaría tener en la agenda de sus relaciones con la Unión Europea y Estados Unidos. Se podría discutir infinitamente sobre si Moscú tiene al alcance este objetivo y sobre su trascendencia ideológica. Sobre la contraprestación política a cambio de tecnologías y su incidencia en el equilibrio de fuerzas en el mundo. China y Europa cooperan y ambas partes aportan su tecnología.
Comprando Europa a trozos
Un analista del diario británico The Guardian comentó al respecto: “Hace tiempo Europa colonizó China paulatinamente. Y hoy el gigante asiático está colonizando el continente europeo por partes y de forma mucho más sutil que los europeos en el siglo XIX. El desarrollo económico chino es muy dinámico, lo que le permite aprovecharse de la relativa y evidente decadencia de Europa”.
En realidad, sería mejor prestar más atención al tramo húngaro de la visita de Wen Jiabao, más, incluso, que las etapas británica y alemana. El primer ministro chino pronunció en Budapest un discurso sobre el aumento de la cooperación con los países de Europa Central y del Este.
El mencionado discurso publicado en The Guardian ofrece una evaluación muy curiosa de la política europea de Pekín. Resulta que China no destina sus inversiones a los países más grandes y fuertes. El 40% de las inversiones chinas están en Grecia, España, Portugal, Italia, en la Europa del Este…
Es una estrategia muy lógica, entre otras cosas, porque, debido a las actuales dificultades financieras de estos países, sus activos pueden ser adquiridos a bajo precio. Y también porque cada uno de esos países tiene casi el mismo peso en la UE que el Reino Unido o Alemania.
Hasta este momento nadie le ha sugerido a China la necesidad de solucionar los problemas de Grecia y sacarla de su actual estado de inminente bancarrota. Lo importante es que los chinos sí que tienen fondos para hacerlo. Que los tengan en la Vieja Europa está todavía por verse.
Leyendo a Shakespeare
La gente que hace preguntas en ruedas de prensa se suele dividir en dos tipos: aquellos que saben de qué se está hablando y aquellos que simplemente necesitan preguntar algo. Estos últimos intentaron ponérselo difícil a Wen Jiabao, preguntando sobre el respeto de los derechos humanos en China. El presidente del Gobierno contestó a eso que el autor de la pregunta parece no haber estado durante mucho tiempo en China.
Todo parece indicar que esta percepción no desaparecerá nunca entre los europeos, en mayor medida, y los estadounidenses, en menor. Aunque su cooperación con China los salve de la crisis, tienen que cuestionar a su salvador. En Europa hay siempre la necesidad de tener la razón, aunque no la tengan y lo sepan, en sus relaciones con los representantes de otras civilizaciones. Cosa que les ocurre a los británicos en sus relaciones con Rusia.
Londres, a juzgar por los recientes avances en sus contactos con China y Rusia, al parecer, ha encontrado una salida a esta situación: el diálogo a través de la cultura, el universal punto de encuentro de las naciones. Es un claro mérito del gobierno conservador de David Cameron. En el Reino Unido, donde se han abierto más filiales del Instituto Confucio que en otros países del mundo, se apoya activamente el interés hacia la cultura china. Un considerable número de estudiantes británicos hacen carrera en las universidades chinas. El año que viene, China será el invitado de honor de la Feria del Libro de Londres.
Sólo se puede añadir que la visita de David Cameron a Moscú el próximo otoño se realizará con motivo de la Feria del Libro. Es una actitud muy lógica y clara: el conocimiento y la cultura ayudarán a las naciones que no encuentran otra manera de entenderse a empezar una nueva época en sus relaciones. Este también es el punto de unión más fácil entre China y Rusia.
Dmitri Kósirev,
RIA Novosti
Europa siguió con mucha atención la visita del presidente del Gobierno de China, Wen Jiabao.
La razón principal de ello estriba en que, por una parte, China con sus enormes recursos económicos y abundantes reservas monetarias está capacitada para asumir los problemas económicos que hoy amenazan a la Europa comunitaria. Sin embargo, una ayuda proveniente de China tendría un coste político demasiado alto para la actual mentalidad europea.
A pesar de todo, la visita del primer ministro chino pone las cartas boca arriba y manifiesta claramente que, le guste o no al Viejo Mundo, China ya desempeña en Europa el mismo papel estabilizador que en las regiones asiáticas en los últimos quince años. La situación actual evoca inevitablemente una comparación con las relaciones ruso-británicas.
Avances en la esfera tecnológica
En rueda de prensa del pasado lunes, tras entrevistarse con el primer ministro británico, David Cameron, Wen Jiabao hizo pública la sorprendente cifra de 2.640 millones de dólares, que supera en mucho la aportada antes de la visita del político chino a Londres, 1.000 millones. Es la inversión china en la creación de una nueva generación de trenes en el Reino Unido, tecnológicamente mucho más avanzada. Recordemos que, en su día, Francia y Japón, entre otros países, participaron en el tendido de las líneas de alta velocidad en China. Ahora el signo de la tendencia se invierte y es el dinero chino el que ayudará a conseguir que se pueda cubrir el trayecto entre Londres y Birmingham en dos ó tres horas.
El pasado sábado, Wen Jiabao visitó la planta de construcción de automóviles MG, situada en Birmingham. La cooperación entre China y Gran Bretaña en este ámbito se resume en la fórmula “tecnología británica, fabricación china y montaje británico”. Gracias a ella apareció por primera vez en los últimos quince años una nueva versión del MG-6.
Finalmente, el tercero y más importante proyecto conjunto es la exportación de tecnologías europeas a Asia. En la Región Autónoma de Mongolia Interior (que forma parte de China) se encuentran 280.000 millones de toneladas de carbón, susceptibles de ser procesadas con las más modernas tecnologías de optimización de los recursos energéticos con bajo impacto para el medio ambiente. China lleva varios años de intensa labor de modernización de su sector energético, asumiendo el liderazgo a nivel mundial en la producción de placas solares y desarrollando otras fuentes renovables de energía.
“Cooperación para la modernización”, un bonito lema que a Moscú le gustaría tener en la agenda de sus relaciones con la Unión Europea y Estados Unidos. Se podría discutir infinitamente sobre si Moscú tiene al alcance este objetivo y sobre su trascendencia ideológica. Sobre la contraprestación política a cambio de tecnologías y su incidencia en el equilibrio de fuerzas en el mundo. China y Europa cooperan y ambas partes aportan su tecnología.
Comprando Europa a trozos
Un analista del diario británico The Guardian comentó al respecto: “Hace tiempo Europa colonizó China paulatinamente. Y hoy el gigante asiático está colonizando el continente europeo por partes y de forma mucho más sutil que los europeos en el siglo XIX. El desarrollo económico chino es muy dinámico, lo que le permite aprovecharse de la relativa y evidente decadencia de Europa”.
En realidad, sería mejor prestar más atención al tramo húngaro de la visita de Wen Jiabao, más, incluso, que las etapas británica y alemana. El primer ministro chino pronunció en Budapest un discurso sobre el aumento de la cooperación con los países de Europa Central y del Este.
El mencionado discurso publicado en The Guardian ofrece una evaluación muy curiosa de la política europea de Pekín. Resulta que China no destina sus inversiones a los países más grandes y fuertes. El 40% de las inversiones chinas están en Grecia, España, Portugal, Italia, en la Europa del Este…
Es una estrategia muy lógica, entre otras cosas, porque, debido a las actuales dificultades financieras de estos países, sus activos pueden ser adquiridos a bajo precio. Y también porque cada uno de esos países tiene casi el mismo peso en la UE que el Reino Unido o Alemania.
Hasta este momento nadie le ha sugerido a China la necesidad de solucionar los problemas de Grecia y sacarla de su actual estado de inminente bancarrota. Lo importante es que los chinos sí que tienen fondos para hacerlo. Que los tengan en la Vieja Europa está todavía por verse.
Leyendo a Shakespeare
La gente que hace preguntas en ruedas de prensa se suele dividir en dos tipos: aquellos que saben de qué se está hablando y aquellos que simplemente necesitan preguntar algo. Estos últimos intentaron ponérselo difícil a Wen Jiabao, preguntando sobre el respeto de los derechos humanos en China. El presidente del Gobierno contestó a eso que el autor de la pregunta parece no haber estado durante mucho tiempo en China.
Todo parece indicar que esta percepción no desaparecerá nunca entre los europeos, en mayor medida, y los estadounidenses, en menor. Aunque su cooperación con China los salve de la crisis, tienen que cuestionar a su salvador. En Europa hay siempre la necesidad de tener la razón, aunque no la tengan y lo sepan, en sus relaciones con los representantes de otras civilizaciones. Cosa que les ocurre a los británicos en sus relaciones con Rusia.
Londres, a juzgar por los recientes avances en sus contactos con China y Rusia, al parecer, ha encontrado una salida a esta situación: el diálogo a través de la cultura, el universal punto de encuentro de las naciones. Es un claro mérito del gobierno conservador de David Cameron. En el Reino Unido, donde se han abierto más filiales del Instituto Confucio que en otros países del mundo, se apoya activamente el interés hacia la cultura china. Un considerable número de estudiantes británicos hacen carrera en las universidades chinas. El año que viene, China será el invitado de honor de la Feria del Libro de Londres.
Sólo se puede añadir que la visita de David Cameron a Moscú el próximo otoño se realizará con motivo de la Feria del Libro. Es una actitud muy lógica y clara: el conocimiento y la cultura ayudarán a las naciones que no encuentran otra manera de entenderse a empezar una nueva época en sus relaciones. Este también es el punto de unión más fácil entre China y Rusia.
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