El ministro francés de Economía, Bruno Le Maire, mostró hoy indicios de que el gobierno pudiera renunciar en su reforma de la jubilación a la edad mínima de 64 años como requisito para retirarse con todos los beneficios.
'Esta edad referente es una solución razonable. Sin embargo, no me gustaría que la misma, la cual no es otra cosa que una simple vía para el equilibrio financiero, afecte el resto de los grandes avances sociales de la iniciativa', afirmó en entrevista con el canal de televisión BFM.
La presentación el pasado miércoles de la reforma, a cargo del primer ministro Edouard Philippe, incluyó la polémica edad, que sin cambiar la oficial de retiro, 62 años, implicaría trabajar hasta los 64 para recibir bonos y evitar descuentos, decisión argumentada con la mayor esperanza de vida y el envejecimiento poblacional.
El anuncio generó un rechazo total en los sindicatos, incluyendo la reformista y cercana al oficialismo Confederación Francesa Democrática del Trabajo (CFDT), cuyo secretario general, Laurent Berger, estimó que el ejecutivo 'cruzó la línea roja' y por primera vez desde el 5 de diciembre, cuando comenzó el paro contra el plan, llamó a sus integrantes a sumarse a la protesta.
Le Maire defendió en sus declaraciones el plan gubernamental, una de las promesas de campaña del presidente Emmanuel Macron, y lamentó el escenario de confrontación imperante, por su impacto en la sociedad.
Al respecto, confirmó la adopción de medidas de apoyo a comerciantes afectados por la huelga, una acción que la mayoría de los sindicatos y las fuerzas políticas de izquierda consideran necesaria ante las consecuencias negativas de la reforma para el bolsillo de los pensionados.
Expertos coinciden en que el sistema universal por puntos, propuesto para sustituir los 42 regímenes actuales, golpearía a los jubilados franceses, tal y como ha ocurrido en Suecia y otros países de Europa.
tgj/wmr
'Esta edad referente es una solución razonable. Sin embargo, no me gustaría que la misma, la cual no es otra cosa que una simple vía para el equilibrio financiero, afecte el resto de los grandes avances sociales de la iniciativa', afirmó en entrevista con el canal de televisión BFM.
La presentación el pasado miércoles de la reforma, a cargo del primer ministro Edouard Philippe, incluyó la polémica edad, que sin cambiar la oficial de retiro, 62 años, implicaría trabajar hasta los 64 para recibir bonos y evitar descuentos, decisión argumentada con la mayor esperanza de vida y el envejecimiento poblacional.
El anuncio generó un rechazo total en los sindicatos, incluyendo la reformista y cercana al oficialismo Confederación Francesa Democrática del Trabajo (CFDT), cuyo secretario general, Laurent Berger, estimó que el ejecutivo 'cruzó la línea roja' y por primera vez desde el 5 de diciembre, cuando comenzó el paro contra el plan, llamó a sus integrantes a sumarse a la protesta.
Le Maire defendió en sus declaraciones el plan gubernamental, una de las promesas de campaña del presidente Emmanuel Macron, y lamentó el escenario de confrontación imperante, por su impacto en la sociedad.
Al respecto, confirmó la adopción de medidas de apoyo a comerciantes afectados por la huelga, una acción que la mayoría de los sindicatos y las fuerzas políticas de izquierda consideran necesaria ante las consecuencias negativas de la reforma para el bolsillo de los pensionados.
Expertos coinciden en que el sistema universal por puntos, propuesto para sustituir los 42 regímenes actuales, golpearía a los jubilados franceses, tal y como ha ocurrido en Suecia y otros países de Europa.
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