El derechista Luis Lacalle Pou, fue declarado como vencedor en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de Uruguay, marcando el retorno del proyecto neoliberal en esta nación tras 15 años de la política progresista del Frente Amplio.
Tras el reconteo que señala un margen irreversible en favor del empresario uruguayo, el candidato del Frente Amplio, Daniel Martínez, dio a conocer su decisión de reconocer la victoria de La Calle, quien no ha ocultado su deseo de sumisión a la política injerencista de los Estados Unidos, sobre nuestra América.
Perteneciente a una de las familias de la oligarquía uruguaya, se ha decantado por manifestar su rechazo a las políticas que ejercen control sobre el capital y la explotación empresarial, mostrándose como un amante del libre mercado que ha sido causante de graves crisis económicas en todo el continente, incluyendo a Uruguay.
Asimismo, su formación ideológica de extrema derecha, lo ubican como un peón del imperialismo norteamericano en su política de desintegración de América Latina y el ataque frontal contra gobiernos progresistas, como lo ha demostrado en su posición contra Venezuela y su silencio sobre el golpe de Estado en Bolivia.
Con esta victoria se complica el mapa del Mercosur, del cual Uruguay es miembro y siempre ha denunciado la disparidad que existe entre su economía con Argentina y Brasil, las cuales se prevé entren en confrontación producto de las acciones y declaraciones del mandatario brasileño el fascista Jair Bolsonaro, contra el recién electo presidente argentino Alberto Fernández, enfrentamiento donde la nación uruguaya junto a Paraguay podrían ser los más afectados y en la cual tendrán que tomar partido.
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