Actualmente el Gobierno estadounidense utiliza el dominio mundial del dólar para ampliar el alcance extraterritorial de su ley y de sus políticas.
Sin embargo, sus métodos financieros amenazan con dañar la imagen de su moneda, opina el periodista Jeffrey Frankel.
Las sanciones económicas impuestas contra Irán para aislar al país persa del sistema bancario internacional son el ejemplo tal vez más ilustrativo de la presión ejercida por Washington sobre otros Estados.
"La imposición de sanciones estadounidenses por medio del SWIFT —una red internacional de comunicaciones financieras interbancarias— es un abuso real del privilegio exorbitante de EEUU. Eso ya no puede justificarse alegando que se aplican por el bien del mundo", escribe el periodista en su artículo para el periódico británico The Guardian.
A su vez, Rusia —que también se ha visto afectada por las sanciones estadounidenses— decidió retirar sus reservas de dolares en 2018 y pasó a vender petróleo utilizando otras monedas. Mientras tanto, la UE y China pueden desarrollar mecanismos de pago alternativos que permitirán a Irán venderles su crudo a pesar de las restricciones de EEUU. A largo plazo, estos pasos son capaces de socavar el dominio del billete verde en el sistema financiero mundial, opina Frankel.
¿Por qué se avecina un apocalipsis?
Incluso Londres, inesperadamente, pasó a criticar el sistema financiero mundial y propuso reformarlo en el futuro. El exgobernador del Banco de Inglaterra, Mervyn King, declaró que EEUU sufrirá otro "apocalipsis financiero" si su banco central no encuentra la fuerza necesaria para luchar contra otro episodio, parecido a la masiva oferta de créditos hipotecarios que tuvo lugar antes de la crisis del 2008.
"Otra crisis económica y financiera será devastadora para la legitimidad del sistema democrático del mercado. Al atenerse a la nueva política monetaria y pensando en que hemos creado un sistema bancario seguro, nos dirigimos como unos sonámbulos a esta crisis", aseveró Mervyn King en un discurso pronunciado durante una reunión del Fondo Monetario Internacional.
La postura del actual gobernador del Banco de Inglaterra, Mark Carney, no difiere demasiado de la de su antecesor.
"Nadie puede dudar de que otra vez vivimos un periodo de inestabilidad política. Pero todavía no se están cuestionando las ideas básicas que sustentan la política económica. Esto tiene que cambiar", aseveró Carney.
El columnista ruso Iván Danílov recalca en su artículo para la versión rusa de Sputnik que Londres podría haber cambiado su postura respecto al sistema financiero global por dos causas:
tras ocupar su puesto, Carney tuvo acceso a la información que evidenciaba el problema;
su cargo le dio el derecho y la visibilidad que necesitaba para empezar a hablar sobre la desagradable verdad.
Carney también declaró una vez que el dominio del dólar aumenta el riesgo de que el mundo caiga en una trampa de liquidez creada por las tasas de interés extremadamente bajas. El financista advirtió que las tasas de interés muy bajas coincidieron en el pasado con guerras, crisis financieras y cambios abruptos en el sistema bancario. Para protegerse contra estos riesgos los bancos centrales necesitan unir sus esfuerzos para crear su propia alternativa al dólar como moneda de reserva.
La consultoría estadounidense McKinsey & Co. descubrió que la mayor parte de bancos del mundo no será económicamente viable en las futuras turbulencias económicas porque el rendimiento de su capital no va al mismo compás que sus gastos.
"Casi el 35% de los bancos en todo el mundo son pequeños y sufren daños por realizar operaciones en mercados desfavorables", dice su estudio.
Actualmente el mercado de créditos para las empresas con deudas —que superó 1,2 billones de dólares— representa la principal preocupación para los economistas.
En estas circunstancias, Danílov considera que la historia del 2008 volverá a repetirse pero de forma diferente. Hace más de una década los bancos otorgaban sus créditos a las personas físicas que no tenían posibilidad alguna de pagarlos, mientras que, "ahora, los créditos se otorgan a los desesperados prestatarios corporativos", concluye.
Sputnik
Sin embargo, sus métodos financieros amenazan con dañar la imagen de su moneda, opina el periodista Jeffrey Frankel.
Las sanciones económicas impuestas contra Irán para aislar al país persa del sistema bancario internacional son el ejemplo tal vez más ilustrativo de la presión ejercida por Washington sobre otros Estados.
"La imposición de sanciones estadounidenses por medio del SWIFT —una red internacional de comunicaciones financieras interbancarias— es un abuso real del privilegio exorbitante de EEUU. Eso ya no puede justificarse alegando que se aplican por el bien del mundo", escribe el periodista en su artículo para el periódico británico The Guardian.
A su vez, Rusia —que también se ha visto afectada por las sanciones estadounidenses— decidió retirar sus reservas de dolares en 2018 y pasó a vender petróleo utilizando otras monedas. Mientras tanto, la UE y China pueden desarrollar mecanismos de pago alternativos que permitirán a Irán venderles su crudo a pesar de las restricciones de EEUU. A largo plazo, estos pasos son capaces de socavar el dominio del billete verde en el sistema financiero mundial, opina Frankel.
¿Por qué se avecina un apocalipsis?
Incluso Londres, inesperadamente, pasó a criticar el sistema financiero mundial y propuso reformarlo en el futuro. El exgobernador del Banco de Inglaterra, Mervyn King, declaró que EEUU sufrirá otro "apocalipsis financiero" si su banco central no encuentra la fuerza necesaria para luchar contra otro episodio, parecido a la masiva oferta de créditos hipotecarios que tuvo lugar antes de la crisis del 2008.
"Otra crisis económica y financiera será devastadora para la legitimidad del sistema democrático del mercado. Al atenerse a la nueva política monetaria y pensando en que hemos creado un sistema bancario seguro, nos dirigimos como unos sonámbulos a esta crisis", aseveró Mervyn King en un discurso pronunciado durante una reunión del Fondo Monetario Internacional.
La postura del actual gobernador del Banco de Inglaterra, Mark Carney, no difiere demasiado de la de su antecesor.
"Nadie puede dudar de que otra vez vivimos un periodo de inestabilidad política. Pero todavía no se están cuestionando las ideas básicas que sustentan la política económica. Esto tiene que cambiar", aseveró Carney.
El columnista ruso Iván Danílov recalca en su artículo para la versión rusa de Sputnik que Londres podría haber cambiado su postura respecto al sistema financiero global por dos causas:
tras ocupar su puesto, Carney tuvo acceso a la información que evidenciaba el problema;
su cargo le dio el derecho y la visibilidad que necesitaba para empezar a hablar sobre la desagradable verdad.
Carney también declaró una vez que el dominio del dólar aumenta el riesgo de que el mundo caiga en una trampa de liquidez creada por las tasas de interés extremadamente bajas. El financista advirtió que las tasas de interés muy bajas coincidieron en el pasado con guerras, crisis financieras y cambios abruptos en el sistema bancario. Para protegerse contra estos riesgos los bancos centrales necesitan unir sus esfuerzos para crear su propia alternativa al dólar como moneda de reserva.
La consultoría estadounidense McKinsey & Co. descubrió que la mayor parte de bancos del mundo no será económicamente viable en las futuras turbulencias económicas porque el rendimiento de su capital no va al mismo compás que sus gastos.
"Casi el 35% de los bancos en todo el mundo son pequeños y sufren daños por realizar operaciones en mercados desfavorables", dice su estudio.
Actualmente el mercado de créditos para las empresas con deudas —que superó 1,2 billones de dólares— representa la principal preocupación para los economistas.
En estas circunstancias, Danílov considera que la historia del 2008 volverá a repetirse pero de forma diferente. Hace más de una década los bancos otorgaban sus créditos a las personas físicas que no tenían posibilidad alguna de pagarlos, mientras que, "ahora, los créditos se otorgan a los desesperados prestatarios corporativos", concluye.
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