A pesar de la notable reducción de la violencia durante el periodo de la tregua, la Unsmil recibió diversas informaciones de violaciones del acuerdo, señala un comunicado.
El 9 de agosto, el Gobierno del Acuerdo Nacional respondió rápidamente a la solicitud y anunció un cese unilateral de las hostilidades en las zonas de conflicto, a condición de que el opositor Ejército Nacional Libio finalizara sus operaciones terrestres y aéreas.
Un día después, el Ejército Nacional Libio anunció la interrupción de las operaciones militares únicamente en los suburbios de Trípoli por un periodo de 48 horas.
El pasado sábado, el secretario general de la ONU, António Guterres, condenó en los términos más enérgicos el ataque con coche bomba en Benghazi, Libia, en el cual murieron tres trabajadores de Naciones Unidas.
Además, otros tres miembros del organismo multilateral resultaron heridos.
Guterres pidió a las autoridades libias que no escatimen esfuerzos para identificar y llevar rápidamente ante la justicia a los autores de ese ataque.
El secretario general hizo un llamado a todas las partes a respetar la tregua humanitaria durante el Eid Al-Adha y pidió que regresaran a la mesa de negociaciones para perseguir el futuro pacífico que merece el pueblo de Libia.
También el Consejo de Seguridad de la ONU condenó los hechos en una reunión de emergencia convocada el sábado por Polonia y Francia, tras conocer el hecho.
Luego del trágico suceso, las fuerzas del Ejército nacional libio, bajo el mando del general Haftar, y el primer ministro, Fayez al Serraj, acordaron junto al representante especial de la ONU en el país una tregua de cara al período festivo. El 11 de agosto comenzó oficialmente el Eid Al-Adha, que concluye este jueves 15 de agosto.
La festividad -marcada por la matanza de animales- coincide con la peregrinación anual del Hajj a La Meca y rinde honor a la disposición del profeta Abraham de sacrificar a su propio hijo como un acto de obediencia a Dios (Allah).
El caos y la violencia predominan en Libia desde 2011, cuando una intervención militar de la OTAN propició el derrocamiento y asesinato de Muamar Gadafi.
Hasta la fecha, en la nación petrolera del norte de África continúan las pugnas por el poder y el accionar de milicias y agrupaciones terroristas, mientras aumenta la criminalidad y el tráfico de personas y armas.
La ONU enfatiza que la paz y la estabilidad duraderas en Libia, incluido el fin de la crisis humanitaria, solo se lograrán a través de una solución política y las partes deben entablar un diálogo sin demora.
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