Los presidentes de Alemania, Frank-Walter Steinmeier, e Israel, Reuven Rivlin, inauguraron hoy un sitial para el recuerdo de los 11 deportistas israelíes y el policía alemán asesinados durante los Juegos Olímpicos de Múnich-1972.
A la ceremonia organizada en la capital de Baviera asistieron familiares de las víctimas y el presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), Thomas Bach.
El que no hayamos podido proteger a los israelíes es algo que todavía nos avergüenza, afirmó el ministro de Educación de Baviera, Ludwig Spaenle.
Por su parte, Steinmeier admitió que tardaron demasiado tiempo en la creación del centro conmemorativo en memoria de las víctimas del atentado terrorista perpetrado por un comando palestino.
Asimismo, Rivlin se quejó de que el COI durante muchos años no hubiera querido rendir homenaje a los atletas muertos y agradeció a Bach haber subsanado ese fallo.
Los muertos no sólo eran hijos de Israel sino hijos de la familia olímpica y durante mucho tiempo la familia olímpica no los recordó dignamente, declaró Rivlin.
La idea de los Juegos abiertos y alegres en contraste con los de Berlín-1936, organizados e instrumentalizados por los nazis, hizo que las medidas de seguridad se relajasen, y en la villa olímpica los policías no portaban armas.
Esto contribuyó a que en el undécimo día de los Juegos, en la madrugada del 5 de septiembre, un comando de la organización Septiembre Negro irrumpió donde se alojaba la delegación israelí.
Los terroristas asesinaron al levantador de pesas Yossef Romano y al luchador Mosche Weinberg, y tomaron a otros nueve deportistas como rehenes, algunos de ellos, hijos de supervivientes del Holocausto.
Con posterioridad murieron los nueve rehenes, los asaltantes y un policía alemán en un fallido intento de rescate.
Alemania no estaba preparada para un atentado así, aunque está claro que el 5 de septiembre de 1972 no fue la hora del nacimiento del terrorismo internacional, reconoció hoy Steinmeier.
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