Las relaciones con la CEI, prioridad de la presidencia de Putin

Las relaciones con la CEI, prioridad de la presidencia de Putin
Por: Innokenti Adiásov*,
RIA Novosti


Antes de que se hicieran públicos los resultados oficiales de las recientes elecciones presidenciales en Rusia, el presidente del Gobierno, Vladimir Putin, manifestó que la Comunidad de Estados Independientes (CEI) constituía la principal prioridad de la política exterior del país.


La presencia del ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguei Lavrov, ante la Duma de Estado, Cámara Baja del Parlamento ruso, celebrada el pasado 14 de marzo permite aseverar que se buscará conseguir dicho propósito durante todo el mandato del presidente Putin.

Sin embargo, ya está claro que Rusia intentará encontrar un nuevo mecanismo de cooperación con los países vecinos. ¿Cuáles son los problemas que habrá de afrontar en el espacio postsoviético el jefe del Estado ruso después de su inauguración fijada para el próximo 7 de mayo?

Parar la inmigración ilegal

En su campaña electoral el candidato a presidente Mijaíl Prójorov propuso introducir el régimen de visados con los países de Asia Central, principal foco de migrantes laborales. El objetivo de esta medida sería proteger el mercado de trabajo ruso de prácticas como el dumping, a la vez que crear barreras para el tráfico de drogas procedentes de la región.

Merece la pena señalar que la propuesta de introducir el régimen de visados con los países de Asia Central se ha formulado en ciertas ocasiones por parte de expertos y por representantes de los organismos competentes, tales como Servicio Federal de Control Antidroga.

En uno de los artículos publicados en vísperas de las elecciones, Vladimir Putin se pronunció en contra de la introducción de visados en el marco de la Comunidad de Estados Independientes. Señaló que “por conocidas razones políticas no introducimos régimen de visados con los países miembros de la CEI. Si llegamos a introducirlos, perderíamos irremediablemente a nuestros socios y es una situación difícil, diría que delicada”.

El presidente Putin tendrá que tener en cuenta que los procesos migratorios en su estado actual no harán sino incrementar las tensiones sociales y fomentar los ánimos xenófobos, hecho que suele plasmarse en actos de violencia dirigidos contra inmigrantes. Por otra parte, no están protegidos contra muestras de ultraje por parte de sus contratantes, lo que tampoco favorece la armonía social.

Entre los inmigrantes procedentes de Asia Central se está observando la popularización de ideas propias del fundamentalismo islámico. Según los datos que obran en poder de los organismos de mantenimiento del orden público, representantes de grupos radicales intentan obligar a sus compatriotas residentes en el territorio ruso a pagar una especie de impuestos para financiar con estos fondos la lucha contra los actuales regímenes de la región.

La cuota de inmigración permitida se fija anualmente por los correspondientes acuerdos intergubernamentales. No obstante, el problema consiste en que el principal flujo migratorio sigue siendo ilegal y aunque dirigentes de ciertos Estados centroasiáticos se han comprometido en algunas ocasiones a luchar contra este fenómeno, sus declaraciones nunca se han puesto en práctica.

Los regímenes de Asia Central obtienen beneficios de la emigración laboral de su población a Rusia por dos razones: por una parte, los presupuestos de Kirguizistán, Tayikistán y Uzbekistán dependen en gran medida de los envíos de dinero por sus emigrantes; y por otro lado suelen emigrar los habitantes más activos y por lo tanto más propensos a protestar.

Al mismo tiempo, la economía rusa, a pesar de los proyectos de modernización, seguirá necesitando durante mucho tiempo importantes volúmenes de mano de obra poco cualificada. La pregunta es si será posible imprimir a los procesos migratorios alguna forma civilizada.

El Servicio Federal de Inmigración y otros organismos competentes han formulado numerosas propuestas relativas a la creación de centros de formación profesional y de enseñanza de la lengua rusa a los migrantes. Pero todo parece indicar que solo son palabras.

Podría resultar productivo el traspaso al nivel regional de las funciones del control migratorio y de adaptación de los migrantes laborales, donde también podrían formularse solicitudes para un número determinado de trabajadores provenientes del exterior.

Al trazar la nueva política migratoria del país, Vladimir Putin coordinará la postura de Moscú con la de sus socios en la Unión Aduanera y la Unión Euroasiática que se encuentra en la etapa de formación, es decir, con Bielorrusia y Kazajstán. Antes de las elecciones Putin anunció que había llegado a una fórmula de compromiso con Minsk y Astaná sobre la creación de un organismo único encargado de los problemas de la inmigración.

Es de esperar que después de la inauguración el proceso se acelere.

Creando espacios de seguridad

En la reunión con los comandantes de brigadas y divisiones del Ejército Ruso celebrada en vísperas del 23 de febrero, Día del Defensor de la Patria, Vladimir Putin subrayó que Moscú ve a los miembros de la CEI como potenciales aliados militares. Sin embargo, Rusia tendrá que aplicar un considerable esfuerzo para mantener y posteriormente aumentar su presencia militar en el espacio post soviético.

Al mismo tiempo, las iniciativas de Moscú en el campo militar habrán de presentar interés para los países de la CEI, pues solo en este caso se podrá hablar de relaciones de verdadera cooperación. A Rusia le tocará vertebrar una cooperación militar de varios niveles, dado que cinco países de la CEI, sin contar a Rusia, forman parte de la Organización del Tratado de la Seguridad Colectiva, manteniéndose el resto al margen de dicho organismo. No obstante, Rusia buscará en la esfera militar un objetivo único, crear un espacio de seguridad común.

No es ningún secreto que a causa de sus problemas financieros los países de la CEI se ven incapaces de asignar fondos suficientes para la defensa nacional, lo que los hace potencialmente vulnerables en el aspecto militar.

Sería prematuro plantearse el funcionamiento de unas fuerzas de seguridad colectivas de toda la CEI, pero habría que empezar a avanzar en este sentido. El sistema común de defensa aérea de la CEI podría servir de modelo, a pesar de que Ucrania y Uzbekistán limitaran su participación a acuerdos bilaterales con Rusia.

Para reforzar su influencia política y militar, Rusia podría ofrecer a los países de la CEI préstamos a largo plazo y bajo condiciones preferentes destinadas a la adquisición de armamento ruso, posibilidades de las que gozan en la actualidad los miembros de la Organización del Tratado de la Seguridad Colectiva. Estos suministros de armas de fabricación rusa permiten mantener un estándar único en todo el espacio de la Comunidad.

Merece la pena recordar que Estados Unidos promovió una reforma radical de las Fuerzas Armadas de Georgia para adaptarlas a los estándares de la OTAN existentes en la esfera de armamento. Podría ser de utilidad la propuesta de elevar drásticamente el número de cadetes oriundos de los países de la CEI en las Academias y Escuelas militares rusas, porque de esta forma se sentarían las bases de una fructífera cooperación militar a medio plazo.

No se debería descartar que tras la inauguración Vladimir Putin tenga que elaborar en cooperación con los líderes de la CEI una postura común respecto a la operación militar de Estados Unidos contra Irán. En el peor de los casos las acciones bélicas se llevarán a cabo en las proximidades de las fronteras de la CEI y con un posible uso de instalaciones de EEUU y de la OTAN situadas en el territorio de la Comunidad de Estados Independientes, hecho que no tardará en provocar la reacción de Teherán.

De modo que una postura consolidada de la CEI respecto a una posible operación militar contra Irán podría ser el argumento que permitiera evitar el inicio de las acciones bélicas de verdad.


Recuperando la influencia de Rusia


En sus artículos durante la campaña electoral Vladimir Putin dio a entender de manera inequívoca que prestará especial atención a la aplicación en el espacio de la CEI de los métodos de la “fuerza suave”, también llamado “poder blando”. Según señaló el recién elegido presidente, “la exportación de la educación y de la cultura ayudarán a crear condiciones propicias para la aceptación de los productos, servicios e ideas rusas”.

Desgraciadamente, las actividades de las instituciones relacionadas con el poder blando distan de dar éxitos aparentes: a menudo la minuciosa labor diaria del fomento de la presencia cultural rusa en los países vecinos es reemplazada por la organización de eventos pomposos, vacíos por su naturaleza.

Un cierto optimismo al respecto lo infunde el nombramiento para el puesto de director de la Agencia Federal para los Asuntos de la CEI de Konstantín Kosachov, quien anunció la necesidad de buscar nuevos formatos de la llamada “fuerza suave” y elevar la eficiencia del uso de los fondos presupuestarios. En la actualidad en cierta manera se encargan de los asuntos de la presencia rusa en los países de la CEI el Ministerio de Asuntos Exteriores, el Ministerio de Educación y Ciencia, el Ministerio de Desarrollo Económico y el Servicio Federal de Inmigración.

Semejante dispersión de competencias no puede menos de afectar a la calidad de las decisiones que se toman, dado que cada entidad tiene su propia visión de las prioridades. En otras palabras, es absolutamente imprescindible dar solución al problema de la coordinación de las actividades de los organismos competentes.

Con suma urgencia ha de tratarse por vía de la “fuerza suave” la recuperación del estatus de la lengua rusa entre las generaciones posteriores a la desintegración de la Unión Soviética. Mantener la comunicación con los jóvenes de las antiguas República Soviéticas es una tarea cada vez más complicada. Muchos, al haber sido educados de acuerdo con normas nuevas, ni siquiera dominan el ruso ni tienen nociones de la cultura de Rusia. Por eso asimilan con facilidad los modelos de comportamiento importados de Occidente, cayendo bajo la influencia del poder blando de Estados Unidos.

Precisamente por esta razón es muy importante emprender esfuerzos concretos para reforzar la presencia rusa en la CEI, porque de lo contrario este nicho acabará irremediablemente ocupado por los rivales políticos de Moscú.

* Innokenti Adiásov es miembro del Consejo de Análisis dependiente del Comité para los Asuntos de la CEI de la Duma del Estado (Cámara Baja del Parlamento ruso)
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About Ricardo Abud (Chamosaurio)

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