Puerto Príncipe, una ciudad entre escombros

Puerto Príncipe, una ciudad entre escombros
Por: Héctor Miranda


Puerto Príncipe, 4 jun (PL) Limpiar la ciudad de escombros constituye hoy uno de los mayores retos para los habitantes de esta capital, para el gobierno haitiano y hasta para las organizaciones de ayuda humanitaria.
Casi cinco meses después del poderoso sismo del 12 de enero, las ruinas permanecen en sus sitios y aunque es normal observar camiones cargados de trozos de bloque o piedras, las labores de escombreo pueden durar años.

En Haití las cifras casi nunca son fieles y mientras algunos aseguran que unos siete millones de toneladas de residuos del desastre permanecen dentro de la ciudad, otros advierten que podría superar los 18.

Equipos de escombreo trabajan de la mañana a la noche, pero los atascos del tránsito alargan considerablemente las labores y, en el mejor de los casos, los camiones encargados de evacuar los desperdicios apenas pueden dar dos viajes al día.

La ubicación de Puerto Príncipe entre montañas, con apenas una salida hacia el norte y otra hacia el sur, impide la circulación de los vehículos, entre ellos los camiones con escombros. Poco más adelante de Carrefour, en la carretera hacia la vecina ciudad de Leoganne, las vías aparecen atestadas de restos de edificaciones porque muchos camioneros los dejan caer ahí mismo, sin considerar las molestias que pueden ocasionar.


Las dificultades para sacar los derribos de los sitios donde cayeron las viviendas impide también iniciar las reconstrucciones, aunque no es la causa fundamental por la cual cientos de miles de personas viven aún en campamentos, protegidos solo por tiendas de campaña de lona o nylon.

Y aunque las recogidas se hacen muchas veces con equipos destinados a esos fines, en otras tienen los hombres el peso fundamental y pala en mano, o piedra a piedra, llenan camiones en cualquier parte de la ciudad.

En muchos lugares, el trabajo está bastante adelantado gracias a que brigadas de demolición, casi siempre por cuenta propia, se encargan de extraer el acero del concreto para venderlo más adelante.

Los buscadores de acero solo disponen de una mandarria enorme y con ella destruyen columnas y cubiertas para extraer sus cabillas, pero el resto de los materiales queda ahí.

Para Josué Limendux, un especialista cubano en construcción que trabaja en esta capital, a la capital haitiana bien puede tomarle un lustro despejar sus calles de ruinas, y no solo por el volumen, sino por las dificultades que entraña la tarea.

Sin embargo, Niels Bookman, un canadiense que labora en Puerto Príncipe desde el sismo, opina que todo será cuestión de un año a lo sumo.

Lo cierto es que la capital haitiana no solo necesita expulsar esas montañas de residuos de sus calles, sino terminar de derribar los edificios dañados por el terremoto y aún en pie.

Estos no son tan pocos como para pensar que en los siguientes 12 meses la urbe quedará limpia, porque hasta ahora transcurrió poco menos de medio año y lo hecho parece insignificante.

asg/hm
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