LA METAMORFOSIS DEL EXILIO

LA METAMORFOSIS DEL EXILIO
Por: Néstor García Iturbe


Si analizamos la historia de la humanidad, el exilio ha estado presente en muchos de sus más importantes acontecimientos, ha sido algo que naturalmente se ha manifestado en el movimiento migratorio del hombre sobre la faz de la tierra. En algún caso particular se le ha denominado destierro, sobre todo cuando se ha querido penalizar a alguna persona o grupo de personas por un hecho determinado.

El destierro era considerado uno de los castigos más ejemplarizantes en caso de traición o de haber realizado alguna acción que socavara los intereses del país, el patriotismo, o la integridad e intereses de la sociedad en que se vivía. Si lo comparamos con los castigos de la era moderna, donde se aplica la cadena perpetua e inclusive la pena de muerte, pudiera decirse que el destierro es un castigo mucho más humanizado.

Haciendo un breve recuento del exilio y el destierro en la historia de la humanidad y citando solamente algunos casos como ejemplo de estos fenómenos, considero adecuado referirme a la decisión egipcia de enviar al exilio al pueblo israelita lidereado por Moisés, narrada en la Historia Bíblica del Éxodo.

En tiempos más cercanos, podemos decir que la guerra de independencia de Estados Unidos provocó exilio. No todos los habitantes de las trece colonias querían liberarse de Inglaterra; al iniciarse el conflicto con la metrópoli éstos se dividieron en lo que se denominó Tories y Whigs.

Los Tories no deseaban la independencia, se contentaban con poder estar representados en la corte y poder dar criterio sobre las decisiones que se tomaran sobre las trece colonias, su lema era “no taxation without representation” (no a los impuestos sin representación). Los Whigs eran los revolucionarios que luchaban por la liberación y la emancipación, querían la independencia; su lema era “give me liberty or give me death” (denme la libertad o denme la muerte).

Se calcula que más de 50,000 Tories lucharon al lado de los ingleses contra los Whigs durante la guerra de independencia de Estados Unidos. Con el fin de la guerra y la victoria de los Whigs, más de 100,000 Tories emigraron a Canadá, donde fundaron una colonia de súbditos ingleses. Sus descendientes son denominados canadienses, nadie los llama “americanos–canadienses”

Concretamente, en cuanto a Cuba, puede decirse que Antonio Maceo, Calixto García, Flor Crombet y muchos otros patriotas que lucharon en la Guerra de los Diez Años salieron al exilio, donde continuaron sus actividades conspirativas y preparatorias para regresar a luchar por la libertad de nuestra patria. La mayoría de estos vivieron en países de Centro América, aunque algunos también lo hicieron en Estados Unidos. Ninguno de ellos dejó de llamarse cubano.

Nuestra guerra de independencia provocó que un buen número de cubanos emigraran a Estados Unidos, principalmente a Tampa, donde encontraban trabajo en las fábricas de tabaco allí existentes. Aquellos tabaqueros contribuyeron de variadas formas a la lucha contra España, principalmente con su aporte económico. Eran cubanos exilados en Estados Unidos.

A José Martí, al igual que a otros cubanos, le tocó el destierro. Así fue como España quiso penalizar a quien, con su pluma y verbo, se convirtió en un peligroso enemigo de la metrópoli. Después de su estancia en España, Martí viajó al continente americano y aunque residió en distintos países, fue precisamente en Estados Unidos donde vivió cerca de catorce años.

Nunca Martí dejó de llamarse cubano.

Sin hacer un recuento histórico pormenorizado de las distintas situaciones originadas en Cuba durante la seudo república, que de una forma u otra provocaron la emigración hacia otros países, pudiera señalarse que durante la década del 40 del pasado siglo, la grave situación económica en que se encontraba nuestro país y el alto desempleo existente, provocaron una ola migratoria hacia Estados Unidos. Aquellos que fueron a residir a Estados Unidos se denominaban cubanos.

Este propio fenómeno que se manifestó en los años 50 tenía, además del fundamento económico, el político, pues una buena parte de los cubanos que abandonaban el país lo hacían por estar en peligro de ser asesinados por la dictadura de Batista. Muchos salieron hacia países de América Latina, principalmente México, otros hacia Estados Unidos y Europa. En todos los casos aquellas personas tenían como nacionalidad la de cubanos.

En los primeros días del triunfo de la revolución cubana se originó un intenso movimiento migratorio, pues los cubanos exilados no demoraron en regresar a la patria mientras que los batistianos y sus acólitos utilizaban cualquier vía y medio para marcharse. El destino de los que salían era en su mayoría Miami, aunque una pequeña parte se dirigió hacia Centro América y el Caribe para posteriormente la mayoría trasladarse a Europa o a Estados Unidos. Todos aquellos se llamaron cubanos, tanto los que entraban como los que salían.

A los pocos meses del triunfo revolucionario comenzó el éxodo de aquellos que sentían sus intereses afectados por las leyes revolucionarias, principalmente la Reforma Urbana, la Reforma Agraria y la nacionalización de Centrales Azucareros, fábricas, tiendas y otros negocios. También marcharon los politiqueros, alguno de los cuales le había hecho el juego a Batista en varias oportunidades. El grupo a que hago referencia se conoció popularmente como “siquitrillados”.

Los “siquitrillados" marchaban a Miami “de vacaciones”. Ellos confiaban que en menos de seis meses los “marines” llegarían a Cuba y podrían recuperar todo lo perdido. Algunos para evitarse la molestia de llevarse los objetos de valor y el dinero los escondieron tras paredes falsas.

Aquellos que marcharon de “vacaciones” se denominaban cubanos.

Los “suquitrillados”, después de estar varios meses “de vacaciones” en Miami, comenzaron a sentir la necesidad de que sus sirvientes los acompañaran. Cocinar, manejar el carro, lavar y planchar era algo que rechazaban por completo. Cocineras, nanas, chóferes, jardineros y otros recibieron el ofrecimiento de un trabajo con “la familia”, que fue aceptado por un número de ellos. Otros que tenían bien claro cual era su verdadera “familia” se quedaron en Cuba.

Junto con la servidumbre salió un nuevo tipo de “siquitrillado”.

El “siquitrillado mental”. El que no tenía, pero quería tener. El que había sido explotado por el dueño, pero cuya máxima aspiración era poder explotar el trabajo del prójimo y algún día llegar a ser el dueño. El que aspiraba a desarrollarse en la política tradicional, tener una o varias “botellas”, apropiarse de los dineros públicos, evadir los impuestos o vivir representando en Cuba a una firma “americana”.

Este último “siquitrillado” llegaba al “paraíso Miamense” en desventaja. Por lo regular no tenía recursos económicos que le permitieran vivir al menos decorosamente. La mayoría de ellos tenían un bajo nivel escolar, lo que los destinaba a los peores empleos, si es que encontraba alguno. No hablaba inglés y sus relaciones en la ciudad se veían limitados en ayudarlos, pues ellos también estaban padeciendo aquella extraña ciudad que ni conocían ni entendían.

Todos aquellos que habían viajado a Estados Unidos eran cubanos. En aquellos momentos sus intereses fundamentales estaban en regresar a la Cuba de antes, la de la propiedad privada, la de la politiquería, la del desalojo, la de la explotación. Muy pocos mostraban interés en mantenerse en Estados Unidos. De vacaciones era una cosa, pero vivir allí era otra.
Algunos, con una visión más clara de lo que estaba sucediendo, comenzaban a establecer pequeños negocios que les permitieran vivir y multiplicar el dinero que habían podido “salvar”. Un número de ellos, que habían adoptado la ciudadanía estadounidense, se iniciaba en la política del condado con el objetivo de proteger sus intereses y los de los otros compatriotas, pues seguían considerándose cubanos.

Las presiones de Estados Unidos contra nuestra patria y en especial el recrudecimiento del bloqueo continuaron provocando que un número de cubanos consideraran como mejor alternativa para sus vidas el residir en las tierras de “el Norte”. En este caso la mayoría de las personas que integraban el grupo se caracterizaban por estar separados de la actividad revolucionaria y un desenfrenado interés por vivir y actuar como estadounidenses.

En aquellos días llegó a nuestra patria un grupo organizado, financiado, armado y dirigido por Estados Unidos. Venían con la ilusión de que podían vencer a nuestras Fuerzas Armadas y el pueblo se les uniría. El objetivo de aquella invasión era destruir la revolución cubana. En menos de setenta y dos horas pudieron confrontar la realidad: aquellos mercenarios mordieron el polvo de la derrota. Venían vestidos con uniformes de camuflaje y el pueblo no tardó en darles la denominación de “gusanos”, la que después se hizo extensiva a otros que dentro de Cuba tenían sus mismos propósitos.

Quizás, recordando lo escrito por Martí en el artículo Nuestra América, alguien decidió denominar aquellas gentes como “gusanos”. El artículo expresa: “Pues ¿quién es el hombre? ¿El que se queda con la madre, a curarle la enfermedad, o el que la pone a trabajar donde no la vean, y vive de su sustento en las tierras podridas, con el gusano de corbata, maldiciendo el seno que lo cargó, paseando el letrero de traidor en la espalda de la casaca de papel?.....estos desertores que piden fusil en los ejércitos de la América del Norte, que ahogan en sangre a sus indios….” Una vez más el pensamiento martiano resultó totalmente vigente para juzgar a los “gusanos”.

Muchos de aquellos “gusanos” se convirtieron en “camarioqueros”, pues esa fue la vía que utilizaron para salir del país cuando, durante la administración Jonson, se planteó por la revolución que todo al que vinieran a buscar para viajar a Estados Unidos podía hacerlo por el puerto de Camarioca, en Matanzas. Los “camarioqueros” que llegaban a la Florida eran denominados cubanos. Puede decirse que el próximo grupo bien definido se formó en los momentos de los sucesos de la Embajada de Perú. Aquellos que se introdujeron en dicha embajada con el propósito de salir del país fueron denominados popularmente como “escoria”.

La denominación de “escoria” pudiera tomarse como temporal, pues nuevamente una administración estadounidense, en este caso la de Carter, planteó tener los brazos abiertos para recibir a todo aquel que llegara de Cuba. La habilitación del puerto del Mariel para esos fines originó un intenso tráfico marítimo entre dicho puerto y varios de Estados Unidos.
Los que viajaron como resultado de esa medida fueron conocidos como
“marielitos” y aún algunos de ellos mantiene ese sobrenombre en Estados Unidos. Los “marielitos” son identificados como cubanos.

Paralelamente a estos acontecimientos, en Estados Unidos una mayor cantidad de cubanos anualmente adoptan la ciudadanía norteamericana, se convierten en un ciudadano más del país al igual que lo han hecho los griegos, chinos, italianos, japoneses y otros. Desde el punto de vista de la economía estadounidense y en especial la de la Florida comienzan a tener el peso suficiente para que sus intereses sean defendidos y representados, de ahí que algunos ocupan cargos representativos en el gobierno estatal y federal, en especial en el Congreso. Ya aquí se establece la división entre los cubanos y los estadounidenses, algunos por adoptar dicha ciudadanía y otros por haber nacido en Estados Unidos.

Las actividades subversivas contra Cuba y el recrudecimiento del bloque económico se orientan por parte de Estados Unidos con el fin de mantener un clima propicio a sus intereses. Esto trae como consecuencia que se sigan efectuando salidas ilegales, en especial con el aliciente creado por las autoridades estadounidenses debido a la llamada Ley de Pies secos y Pies mojados.

Nuevamente un presidente estadounidense, en este caso Clinton, realiza declaraciones donde se quiere culpar a Cuba de la situación que ellos mismos han creado y que provoca secuestros de naves de todo tipo, lo que eventualmente lleva aparejado la pérdida de vidas humanas. La revolución cubana demuestra la posibilidad que tienen sus ciudadanos de viajar a otros países y toma la medida de no interferir con aquellos que deseen abandonar la isla. Los que abandonaron Cuba de esta forma son conocidos como “balseros”, pero en Estados Unidos se les denomina cubanos.

Podemos decir que también se denominan cubanos a un grupo de personas que han emigrado a Estados Unidos de forma legal, como parte de la reunificación familiar y otros motivos personales, que no mantienen una actitud hostil hacia Cuba. También lo son aquellos que cuentan con un permiso de residencia en el exterior, ya sea por motivos de trabajo u otros.

Mediante el estudio de varios documentos oficiales del gobierno de Estados Unidos y algunos informes de tanques pensantes estadounidenses que han trabajado la situación entre Cuba y Estados Unidos, encontramos que la categoría “cubano-americano” es mencionada desde el año 1993, aunque quizás desde antes se hizo mención a la misma.

Los objetivos a lograr con estas personas han variado, pues inicialmente sus aspiraciones eran poder visitar a sus familiares en Cuba y trasladarles ayuda económica. En los documentos analizados se planteaba que la “solución al problema cubano” debía buscarse por los propios cubanos residentes en la isla.

Sin embargo, después del llamado Plan Bush, publicado en el año 2006, se plantea que serán los “cubano-americanos” lo que tendrán un papel preponderante en los cambios que se efectúen en Cuba, principalmente por la llamada “Transición” que se promueve con el fin de oponerse a lo que ellos llaman “Sucesión”.

De acuerdo con el Plan, serán los encargados de ayudarnos a solucionar los problemas de educación, sociales y humanitarios. Garantizarán que se efectúen elecciones libres. Que se establezca nuevamente la economía de mercado y que se garantice el derecho de propiedad que fue usurpado por la revolución. Otra tarea de ellos será la libertad de los llamados “presos políticos” En fin los llamados “cubano-americanos” serán los testaferros encargados de imponer en Cuba el deseo de Estados Unidos.

Más recientemente, el señor Obama ha dicho que los “cubano-americanos” serán los mejores embajadores de Estados Unidos para llevar a Cuba la democracia, la libertad y la economía de la libre empresa. Entre otras cosas, también Obama hizo referencia a los llamados “presos políticos”. Lo único que le faltó a Obama es hacer referencia a que todo eso estaba contemplado en el Plan Bush contra Cuba.

La metamorfosis está concluida. En un proceso de constante evolución, como lo hubiera soñado Darwin, los batistianos y sus acólitos fueron integrándose con los siquitrillados de todo tipo, los gusanos, la escoria, los marielitos y después los balseros fueron haciendo su aporte y a la vez sufriendo modificaciones hasta llegar a lo que es hoy el llamado “cubano americano” al que Obama le ha concedido cualidades de embajador.

El concepto cubano-norteamericano o cubano-estadounidense es totalmente incierto, e inadmisible en relación con la situación jurídica de estos ciudadanos. Las constituciones de los Estados Unidos de América y la de la República de Cuba, admiten solamente una nacionalidad, no la doble nacionalidad.

Como mencionamos en otro artículo en que se hablaba de este concepto, es ambivalente e inexistente, no reconocido por Cuba en su legislación y el tratamiento que se les da a esas personas es el de cubanos residentes en el exterior, con sus deberes y derechos específicos por ser cubanos. El que es ciudadano estadounidense ya seleccionó el país donde puede ejercer sus derechos.

No debemos dejar llevarnos por ese nuevo engendro, fabricado para dar derechos a los que no los tienen. El “cubano-americano” no existe.

Néstor García Iturbe, Dr. en Ciencias Históricas, Profesor Titular del Instituto Superior de Relaciones Internacionales “Raúl Roa García”, MINREX; Investigador Titular del Instituto de Historia de Cuba; Escritor y Experto en Estados Unidos

Boletín Informativo El Heraldo11 de mayo del 2010. EDITOR Néstor García Tuero
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