Haití es dolor y además una enseñanza para la humanidad
Por: Rómulo Pardo Silva
Con o sin estado es esencial la organización de la base social para impulsar un sistema político propio y para gestionar las operaciones de supervivencia en las próximas crisis. El pueblo haitiano es víctima centenaria de los explotadores. El 10% más pobre recibe el 0,7% del ingreso mientras que el 10% más rico se lleva el 47,7%.
El costo de esa concentración se lo hacen pagar a los pobres abandonándolos. Casi el 75% de las casas no tienen saneamiento. Más del 60% de la población no tiene acceso al agua potable. No existe servicio de recolección de basura…
Las consecuencias durante y después del terremoto debían ser terribles.
Políticamente la burguesía interna/externa impuso la forma de vida en que cada uno con su familia trata de subsistir separado de los otros. Los intentos de unir y organizar al pueblo tienen como freno el asesinato, la intervención extranjera, las dictaduras con aval imperial.
En las condiciones normales del sistema dominante se supone que la seguridad y la coordinación en situaciones de emergencia las realiza el aparato del estado, que casi no existe en Haití. Pero el huracán Katrina en Nueva Orleans, Estados Unidos, costó la vida de cerca de dos mil personas y demostró que no basta con los organismos públicos en las grandes catástrofes. Hace falta una segunda forma de defensa. Se necesita la organización popular en el barrio. La unión estructurada y democrática de los vecinos que permita responder rápida, eficaz y solidariamente.
En Haití los alimentos llegados no han podido distribuirse porque no hay una red capaz de identificar a las personas necesitadas, su número, su lugar, su identificación.
En Cuba el año 2008 dos huracanes arrasaron gran parte del país, se evacuó a un millón doscientas mil personas y sólo hubo cuatro muertes. La ONU elogió esa respuesta comunitaria consciente y planificada al lado del gobierno.
La tragedia de Haití debe ser la indicación de un camino de respuesta de la humanidad. El estudio del calentamiento global adelanta, como sucede en Haití, que faltará agua, alimento, atención médica, seguridad; que habrá violencia, incapacidad del estado, muerte de millones de personas, huida de masas de población… y el ejemplo cubano prueba que el pueblo debe tener su organización cara a cara.
No se puede descansar sólo en el rol del estado, con absoluta seguridad no bastará en las crisis que están por llegar. Una organización propia del pueblo es primordial.
Al capitalismo no le interesan los pobres, Haití es una llaga hace dos siglos y no ha hecho nada. La organización de la base social debe ir también en dirección a la comprensión que el socialismo solidario y sustentable es el marco anterior o posterior para esa unión de los vecinos dejando en el pasado la soledad dentro de la multitud.
Contacto romulo.pardo@gmail.com
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