Los conflictos latinoamericanos benefician al Norte

El futuro de la región pudiera depender de UNASUR
Por: Luis Alberto Matos


“Se quiere imitar a los Estados Unidos sin considerar la diferencia de elementos, de hombres y de cosas… Nosotros no podemos vivir sino de la unión.”
Simón Bolívar, 16 de enero de 1827

“Divide et impera” aconsejó Julio César. Desde Alejandro Magno en el campo de batalla, hasta maestros de ajedrez, cuando introducen una pieza que obstaculiza el movimiento del rival, junto a matemáticos, lógicos y programadores al construir el algoritmo requerido, pensadores y ejecutores recurren a la máxima romana para sus propios fines. Algunos políticos los imitan. Hoy se la aplican, nuevamente, a Latinoamérica.
Los medios opositores aprovechan la reunión de UNASUR para difundir la decisión de Colombia de no asistir, “basados en las diferencias con Ecuador y Venezuela”.
En opinión de quienes así escriben: la noticia no es que once países independientes, que comparten más de 16 millones de kilómetros cuadrados continuos, se reunieron para “construir, de manera participativa y consensuada, un espacio de integración y unión en lo cultural, social, económico y político entre sus integrantes” (como reza el objetivo de UNASUR), sino que la otra nación, que completa la docena, no vá porque tiene diferencias con sus vecinos inmediatos. ¿A quién conviene tal división?. ¿Quién gana con esa separación?. ¿Quienes pagan tales comentarios?. ¿Cómo recuperarán esa inversión sus patrocinantes?.
¡Las razones para desunirnos son económicas!. Les urge dominar nuestras reservas, energéticas y alimentarias, que hoy necesitan más que nunca antes en su historia. Las de ellos se agotan; su población pudiera empezar a dudar. Sus “naturales” no tienen, en promedio, el nivel de vida que juzgaron merecido y vitalicio.
Botín codiciadoTambién necesitan esa mano de obra barata, casi desechable, que se ocupa allá de las labores que más nadie haría, especialmente después que ampliaron el mercado televisivo y deportivo a los descendientes de los trabajadores más rendidores y de menor costo en la historia de la humanidad.
Y desde Venezuela: nuestras reservas energéticas, las mayores del planeta. Abiertas más aún las agallotas con la noticia del “megapozo”, referida al Lote 7, del Campo Junín en la Faja Petrolífera del Orinoco: 31.000 millones de barriles de petróleo. ¡Más que en todo el territorio continental de los Estados Unidos de Norteamérica!.
La prensa dedica espacios y titulares al proceso de nacionalización de la industria del cemento, porque dos empresas europeas “no aceptan el pago propuesto por Venezuela”. Y la noticia apropiada: “venderán sus activos en Panamá y diversos países del Caribe a la empresa colombiana Argos”, citado en el sitio exacto: las páginas adyacentes a la situación política en nuestra frontera.
¿Por qué tanto espacio y defensa a un proceso ya pasado? Es importante, ciertamente, la industria del cemento, pero… ¿hay algo más?. ¿Será acaso que la industria del cemento es vital para nuestra exploración petrolera por las cantidades necesarias en la cementación de los pozos que deberemos construir para la explotación de la Faja del Orinoco?.
Agreguemos, al botín energético, los alimentos vegetales y animales, cultivados y criados en su “patio trasero”, que hoy parece despertar al clarín del Socialismo del Siglo XXI, entonado con firmeza desde la tierra de El Libertador.
Táctica enemigaFijado su objetivo y trazada su estrategia, comienzan sus lances tácticos: citan declaraciones de comerciantes e industriales quienes aseguran que “la empresa privada es la generadora de empleo” y que “este gobierno impide sus labores con graves consecuencias para los trabajadores”.
Aseguran que “PDVSA tiene una plantilla demasiada alta”, aunque se contradigan al afirmar que “Veinte mil petroleros quedaron fuera de la industria” y “generan desempleo en la zona”. O sea: el gobierno tiene un gentío trabajando, pero el gobierno no genera empleo.
En el momento exacto, un editorial del Washington Post, reproducido localmente por la prensa opositora, solicita "incluir a Venezuela en la lista de apoyos a terroristas”.
Y surge la acusación que faltaba: “Human Rights Watch advierte que Venezuela es el único país de América que está retrocediendo sistemáticamente en materia de libertades”.
Estrategia integracionistaDe allí que la reunión de UNASUR sea clave en estos momentos. Un fracaso aunque fuese parcial, una duda no importa cuan leve, nos podría retrasar. Y el tiempo es lo único que jamás se recupera.
Pero no es sólo UNASUR, sin disminuir su gran importancia. Es el ALBA que trae otros vecinos; es Petrocaribe que motoriza la región.
Y allende los mares es la OPEP, que posibilita la regulación de ese mercado neoliberal que cree poder regir pueblos y riquezas a nivel mundial.
Presente y futuroNo tenemos otra solución. Es necesario integrarse, pero sin que para ello haya que ceder espacios ante gobiernos que nó representan los ideales latinoamericanos.
Nuestros pueblos tienen un destino común trazado por nuestra historia desde mucho antes de la llegada de los primeros conquistadores. Ya no hay tantas diferencias ni desventajas como cuando las naves europeas avistaron “las indias”. Tampoco es tanta en conocimientos como cuando vieron surgir el reventón del Barroso en 1922.
Sólo nos queda estudiar y trabajar juntos en toda esta Patria Grande. El futuro nos pertenece, pero no viene por sí sólo. Requiere nuestro esfuerzo.
jaquematos@cantv.net


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About Ricardo Abud (Chamosaurio)

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