Matriz discursiva de los medios de comunicación
Freddy Mudarra y Cristina Michelena
Rebelión
Las observaciones constantes y permanentes, manifestaciones de la guerra de cuarta generación, que hemos podido tomar de la campaña mediática de estos días nos revelan:
· Un inusitado interés por la descentralización del estado venezolano. Planteamiento desarrollado como parte de una estrategia política económica durante la década de los años noventa, cuyo objetivo fundamental se dirigió al debilitamiento del Estado venezolano en una estrategia de privatización del bien público, desregulación del mercado financiero, debilitamiento del mercado laboral, aniquilación de la organización de base de la sociedad. Todo ello fue visto de manera fundamental en la ecuación Descentralización= Desconcentración + Transferencia = Regionalización
· El señalamiento en referencia a los beneplácitos de una concepción neoliberal de libre mercado frente a las expresiones del socialismo del siglo XXI expuestas desde el gobierno nacional. Ello se acompaña del llamado a la construcción de regiones separadas del estado venezolano donde será posible el logro de mejoras en los índices de vida. Todo lo expresado deja de lado la miseria espiritual y material desarrollada en la población desde la implantación de políticas característica de la democracia neoliberal en la Venezuela de la cuarta república.
Los antecedentes a ambos planteamientos se ubican en buena parte dentro de las expresiones de la llamada economía política neoliberal y conservadora: desde Irving Kristol (“Dos Hurras por el Capitalismo”), pasando por los señalamientos de Milton Friedman, Frederich Von Hayeck hasta los expuestos por lo que fue considerada como la nueva derecha internacional y sus productos más acabado el consenso de Washington y la democracia neoliberal representativa de partidos políticos.
Los planteamientos de descentralización del estado venezolano, necesidad de garantías económicas que no posibiliten la nacionalización y expropiación de sucursales de trasnacionales operantes en Venezuela, aunque se le cancele sus costos, y el antiestatismo, parten del supuesto referido a la presencia del intervencionismo del Estado necesario en la construcción de un Estado Socialista. Los señalamientos esbozados desde los medios de comunicación social constituyen puntales ideológicos de una estrategia política – electoral donde lo que está en juego es la organización de los sujetos ideológicos y actores políticos desarrollados desde una ideología con rasgos de dominación. Sus objetivos son: por una parte transformar los rasgos ideológicos de la sociedad venezolana referidos a la organización de base de la sociedad establecida en el enrejado desarrollado desde el estado venezolano en la organización del poder popular, la construcción de la democracia participativa y protagónica y el desarrollo de la base económica – industrial – tecnológica necesarios para el crecimiento de una sociedad socialista dirigida al reconocimiento de un humanismo político.
Los puntales establecido desde esta ideología quedan reseñados en el desconocimiento del resultado de las políticas públicas impulsadas desde el gobierno nacional y la construcción de una realidad mediática, cuya presencia es establecida mediante el “análisis” de una supuesta ausencia de democracia, intervención en las políticas internas de otros estados del continente, prepotencia hegemónica mediante el uso del recurso energético. Para ello vuelve a plantearse lo conocido en referencia a la crisis del Estado, a saber: crisis del Estado (Poulantza), crisis de legitimación (Habermas), crisis del estado benefactor (Ingrao), crisis de la democracia (Hungtinton), en nuestro caso negación del carácter participativo y protagónico.
Recordemos que los señalamientos de regionalización expresado en la década de los años noventa en Venezuela imponían la despolitación de la sociedad y en consecuencia su desorganización, además de la creación de centros políticos jurídicos – administrativos de toma de decisión en torno a la política pública, con lo cual las funciones asignadas al poder ejecutivo en la constitución de 1999 son negadas y reestablecidas en una ramificación dentro de la estructura regional. La planificación de políticas públicas, su implementación y la creación de los valores de la nacionalidad quedarán reducidas a su mínima expresión a cambio de esto pensaremos en Miami como la capital económica y financiera y en las políticas dictadas desde Washington e implementadas por toda su estructura militar – tecnológica como la salvación de la humanidad ante cualquier enemigo virtual creado desde el oligopolio comunicacional. Recordemos que Venezuela no limita con la República de Colombia sino con los paramilitares de Uribe y el narcotráfico.
Los otros elementos de interés mostrado desde los medios se refieren a:
· La descalificación del proceso eleccionario en el PSUV, lo cual ubica al requisito del 50% más uno como un camino al “dedo de Chávez” y con ello a una negación del perfil democrático de una personalidad, se trata de resaltar sin contexto una imagen dictatorial y disminuir la asistencia al acto de votación del primero de junio. El montaje mediático pasa por desconocer la diferencia entre elector y votante dentro del PSUV, el requisito del 50% más uno queda referido al número de votantes asistente al acto de votación, además se extrapola para magnificar el 50% más uno a la militancia inscrita del PSUV con la data del CNE
· Las amenazas de desabastecimiento de productos de la cesta básica. Continúan dirigiendo sus productos hacia la frontera con Colombia y las urbanizaciones de clase A – B en las grandes ciudades. De nuevo la leche, el aceite y la carne y sus derivados están en los medios de comunicación del imperio como la base de creación de terror. Se continúa extrapolando la dependencia de Vzla del comercio internacional en especial de los productos de frontera de Colombia, todo ello visto como muestra de los fracasos de las políticas del gobierno nacional
· Se niega la amenaza permanente de la parapolítica imperial de Uribe contra Venezuela y Ecuador con miras a la creación de conflictos armados que desestabilicen la América Latina y se resaltan los logros económicos y de política militar del gobierno Uribe en Colombia
· El descrédito personal a funcionarios del gobierno nacional y presidentes del bloque progresista de Latino América
· INTERPOL y las computadoras de Raúl Reyes. Dentro de un supuesto mediático de la existencia de computadoras en el campamento de las FARC destruido en Ecuador el primero de Mayo del año en curso, se asume en la legitimidad dada por la presencia del otro centro de intervención imperial para 186 países como lo es la INTERPOL que los contenidos de disco duro señalan la presencia de los gobiernos de Venezuela y Ecuador en la base de respaldo a las FARC. Lo cual ubica a estos dos gobiernos como centros operativos de “una organización terrorista, lo que facilitará una intervención militar de Colombia o los EEUU o conjunta a los territorios de cualquiera de esos dos países. Recordemos que INTERPOL solo ha servido para capturar y en muchos casos asesinar a líderes políticos o de movimientos sociales cuya postura marca una línea de confrontación política con los gobiernos imperiales. Se trata de dar legitimidad a la estrategia del imperio de aislar a los gobiernos de Venezuela y Ecuador de un contexto latinoamericano y caribeño que permita volver a desintegrar la región a la par de justificar todo la masacre Uribush desarrollada dentro y fuera de Colombia y de fácil acceso a las fuentes de agua y energía presentes en el subcontinente.
Todos estos elementos pensamos que constituyen la base de los inicios de una campaña electoral dirigido a fortalecer a los sujetos ideológicos (estructura comunicacional, iglesia católica, exmilitares miembros del frente Ibáñez Mato, organizaciones de la sociedad civil neoliberal), actores políticos (partidos políticos, ONG, candidatos electorales exponentes de las concepciones del neoliberalismo, la desestabilización del gobierno nacional y desintegración de la República Bolivariana de Venezuela. Además pensemos en el montaje de actos de guerra hostiles hacia Venezuela o Ecuador de la parapolítica de la oligarquía colombiana y el gobierno imperial de los EEUU
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