La verdad con testigos
Ing. Franco Munini.
Ing. Franco Munini.
Alvaro, chico, te luciste.
No por esa muela con que nos saliste ayer a gaguear sobre tu rollo con
Hugo. A ese verbo incoherente le caemos luego. Te luciste con la
creación de una nueva modalidad de la comunicación a la que mentaste
"la verdad con testigos".
Academias, próstrense ante la nueva verdad. Habló Álvaro, lúcido
prócer de la turbia guerra entre "los colombianos de bién" y "los
tipos", esos malucos paisanos tuyos a los que no les quieres reconocer
el carácter beligerante.
Claro, dirás, esos "tipos" mataron a papi. Les tienes una arrechera
personal. ¿No te parece que ese precedente te excluye de cualquier
juicio en este tema por el concepto de conflicto de intereses?
No, paisa, no me salgas con la excusa de que este es un rollo
colombiano. Déjale esas expresiones a Aznar, que dice que el problema
de Haití es una merienda de negros. Que es de consumo interno. Que
"esos se jodieron".
Echemos un vistazo al futuro hipotético que te esforzaste en impedir.
El intercambio de rehenes y presos era obviamente el primer peldaño en
la entrada formal de las FARC a la palestra política colombiana en un
escenario de menor conflictividad y por ende de mayor debate y
confrontación de IDEAS. Primer peligro para la derecha, en un
continente que está pariendo una visión socialista y anticolonialista
alineada con los ideales por los que murieron sus próceres.
Además, si las FARC empiezan a participar realmente en la política y
se procede a la pacificación, se te cae la excusa para mantener dentro
del país a la patota de bandoleros y mercenarios gringos que hoy
"cuidan" a Colombia.... y garantizan el tránsito fluido de cocaina y
heroina hacia las metrópolis USAmericanas en aeronaves oficiales
mientras se encargan de vigilar a paises díscolos como Ecuador,
Bolivia y Venezuela.
Ni hablar del ejército y los demás mecanismos paraestatales que
encuentran en el filón de la guerrilla una justificación para su
presupuesto y para controlar al país aterrorizando a la ciudadanía, y
que se lucran con empresas de protección que institucionalizan la
tristemente célebre "vacuna".
Ni hablar de las amenazas al tratado de libre comercio con los USA,
que debería confrontar la oposición de un país en el cual el
campesinado empezara a tener voz.
Fíjate que se perfilaba la posibilidad de saber realmente qué
persiguen las FARC. No nos sigas con el cuento que esos "tipos" sólo
hacen negocios con la sangre colombiana: déjanos oír a todos qué es lo
que ellos tienen que decir. Cincuenta años de guerra civil y de
resistencia deben tener una explicación más convincente.
No nos sigas diciendo que Chávez falló al no tratarlos como
terroristas: pídele primero a Bush que trate a Posada Carriles como lo
que es. O que medie él en la liberación de rehenes y presos.
Así que optaste por seguir haciendo lo que te imponen: convertir a
Colombia en otro Israel. Cueste la sangre que cueste. O en otro
Afganistán, que no es muy diferente: un seguro suministro de opio y un
pivote de control regional de los USA.
La verdad, Álvaro, es más verraca que esa perorata que nos lanzaste
ayer. Si pretendías lavar tu honor con ese discurso incoherente, te
cuento que no lo has logrado. Si pretendías enturbiar las relaciones
entre nuestros países, te cuento que NUNCA lograrás separar a los
pueblos, toda esta latinoamérica unida que no necesita de
intermediarios como tú para comunicarse y quererse. Si pretendías
hacerle un favor a la derecha venezolana en vísperas del referéndum
sobre la reforma constitucional, lograste lo contrario: no tenías
argumentos para distraer de su vista que este esfuerzo de Chávez era
bien recibido aún en la oposición.
Recuerda: si no le permites a las bases populares expresarse en la
palestra política, su única alternativa es la violencia. ¿Cómo ha de
sentirse la ciudadanía ahora que por tu capricho (corrijo: no es TU
capricho, sino el de los que mandan, es decir, la oligarquía y los
gorilas militares que la cuidan) se le cierra, OTRA VEZ, el camino
hacia la paz? ¿Cómo se sentirán los familiares de rehenes y presos?
Lo que pase en Colombia nos afecta a todos. A nosotros que somos
vecinos y hermanos; a los USAmericanos en South-Central Los Angeles y
otras barriadas metropolitanas marginalizadas por el tráfico y consumo
de estupefacientes; al mundo obligado a calarse diariamente la dosis
de violencia institucionalizada, venga de donde venga, que los medios
corporativos le suministran masivamente para asegurar la permanencia
del estado de paranoia colectiva con el que nubla sus decisiones
diarias para que les resulte aceptable la construcción de muros, tanto
los reales como los sicológicos, para mantenernos a nosotros "afuera".
Esa es la verdad con testículos, aquella en la que podías ser un
colombiano verraco de veras y no otro pelele más paseándose por
Nariño.
muninifranco@gmail.com
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