Revolucionarios de la Cuarta, traidores de la Quinta.
Por: Ricardo Abud
La realidad política de Venezuela es desconocida y ajena en algunos casos a propios y extraños, sin generalizar.
Venezuela en el año de 1998 decidió tomar un camino largo y democrático para subsanar las grandes diferencias entre el que mucho tenia y el que sólo sobrevivía, muchos “revolucionarios” se olvidaron de los principios de la dialéctica y se han quedado paralizados en un proceso estático de ideologización autómata que les dificulta visualizar la propuesta del socialismo del siglo XXI, así como el encontrarnos en el desarrollo de la nueva era política mundial. Compañeros que en la Cuarta República se paseaban por las calles de este maravilloso país pregonando las doctrinas marxistas-leninistas, e incluso, osaban hablar del comunismo científico sólo por haber leído uno que otro libro y entender, someramente, algunas entre líneas del “Capital” o del “Manifiesto Comunista”.
La frustración que le proporcionaban las calles era evidente, hoy hacen eco en un doble discurso de moralidad, que choca con los frutos de una vida que les es ajena, una vida en la cual los beneficios del lucro son mostrados a través de los collares visuales que derrochan su opulencia y su nueva forma de vivir.
¿Qué significa para ellos la Revolución Bolivariana? ¿Qué los diferencia de nuestros opositores?
La Revolución Bolivariana ha sido para ellos un mecanismo mediante el cual han cumplido sueños de opulencia trasnochada (hoy se asemejan al Adeco-Copeyano) recién obtienen un cargo de alguna trascendencia y su única motivación es acceder a lo que tanto anhelaron en su pasado. Ya no reconocen el sabor de una cerveza, o el claro sabor dulce de un buen trago de anís, hoy se contornean y mueven sus fieles piernas debajo de una mesa deleitando un buen escocés, algo que por extraño que les sea, les permite entender que hoy son otras personas, con un “status” que sólo se divisa por el monto de la cuenta a cancelar, quieren pasar desapercibidos, pero su brutalidad es tan grande como su ego, obviamente, todo a nombre del marxismo-leninismo ¡qué viva la Revolución!
Es necesario entender que cuando los beneficios son producto del trabajo, es perfectamente justo y esa es la tarea de nuestra Revolución, darnos la posibilidad de vivir mejor y acceder a bienes que siempre se nos negaron, pero cuando es producto de la corrupción (la mayoría de los casos) aparte de criticable, es cuestionable. No podemos determinar nuestra vida por el logro material, el objetivo de esta Revolución es alcanzar al hombre espiritual, el nuevo hombre, más humano, más solidario y completamente convencido de su razón de ser y el papel que ocupa dentro de la sociedad.
Los valores morales son hoy en día algo muy superficial y no son producto del análisis, nuestros revolucionarios estáticos de la Cuarta República ahogan sus frustraciones en lo material y mantienen un doble discurso al buen estilo fascistoide de sus compañeros de lucha cuartorepublicanos (adecos-copeyanos), han aprendido la lección, de hecho, se rodean de estos malhechores para aprender la mejor forma de cómo guisar al Estado y a todo aquel que pretenda trabajar con el Estado venezolano (no me referiré a los degenerados, que se aprovechan del poder para hacer estragos en el sexo opuesto con la promesa de un cargo) irrumpen sin destreza ni pericia y acceden al poder de manera taciturna hasta que los ruidos y fantasmas de su ignorancia los hacen presa y los destierran al letargo de todo aquello que antes combatieron ¡pobre de ellos!
Las “marcas” se hacen un patrón de vida, la opulencia los releva del barrio y la prepotente arrogancia los cobija en la más monstruosa perversión del poder, su omnipotencia está signada por la adulancia intrínseca del jalabolismo, su egolatría es más alta que su capacidad, son vulnerables dada su poca inteligencia espiritual, se hacen conscientes de la maldad y maltratan en cuerpo y alma a sus camaradas con retaliaciones propias al creerse mejor que los de a pié. Se llaman chavista, revolucionarios, se dirigen a tí como camaradas.
El tres de diciembre comienza un proceso estructurado de depuración de “revolucionarios” de la Cuarta, de traidores confesos e inconscientes que han manchado la dignidad del pueblo venezolano, de apátridas ignorantes que no han sabido entender, ni comprender el camino justo y necesario en el avance hacia un país más humano y solidario. El amanecer del 4 de diciembre será de fiesta y el preámbulo hacia una escalada de masificación de cambio en vísperas al umbral del socialismo del siglo XXI, proceso único y abanderado por nuestro presidente Chávez con el caudal de pureza de todo aquel que cree en un país distinto, de justicia y equidad social, con un 60% de venezolanos dispuestos a poner lo mejor de sí en procura de la reivindicación nacional y con la firmeza racional de influir en la unificación de todos, de aquellos que hoy nos confrontan, de masificar el amor que esta Revolución profesa por todos y limpiar el odio que han sembrado en nuestras almas. La lucha por la dignidad y la moral, por la fundación de un nuevo aparato administrativo y la creación del verdadero poder popular como sexto poder constitucional.
No volverán
chamosaurio@gmail.com
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