La riqueza petrolífera de la sureña provincia iraquí de Basora pudiera elevarla al mismo puesto de abundancia y desarrollo de Emiratos Árabes Unidos, aunque ese recurso soterrado contrasta con la pobreza que se ve en su superficie.
Hogar de los pozos de oro negro más ricos de Iraq, sus residentes se ven privados incluso de los servicios e infraestructura más básicos.
En al-Qibla, uno de los distritos de la ciudad capital provincial, los residentes viven entre montones de basura, carecen de agua potable, escuelas, clínicas e incluso carreteras pavimentadas.
Khalaf Jadir, de 70 años de edad, vive en esa barriada desde que nació y ahora retirado del Ejército, en el cual sirvió durante 26 años, lamenta la deplorable situación del lugar.
'Nadie viene a ver lo que ocurre aquí. Ni un solo funcionario del interior o del exterior de Basora comprueba nuestra miserable situación. No sabemos qué hacer', dijo Jadir al sitio digital iraquí Rudaw.
Mientras, Jasin Mawlood, que reside en el distrito de Misaq, confirmó que 'no hay servicio de ningún tipo, ni calles, ni instalaciones para residuales, ni agua potable'.
Las escuelas se inundan durante el invierno y hay una despreocupación total de las autoridades que nos abandonaron en 2004, apuntó, un año después que una coalición militar encabezada por el Pentágono invadió y ocupó el país para derrocar a Saddam Hussein.
Más de 46 por ciento de la población de Basora está por debajo del umbral de la pobreza, pese a que en 2019 su presupuesto superó los 500 millones de dólares.
La combinación de negligencia estatal y la corrupción aviva las protestas antigubernamentales que comenzaron el 1 de octubre último, sobre todo dentro del grupo etario de menores de 30 años.
'Alzamos nuestras voces y nos quejamos contra las autoridades, pero fue en vano', dijo Jadir, por el contrario, añadió, perdimos muchos jóvenes durante las protestas.
'Estamos en sublevación por la falta de empleo, servicios básicos y otras muchas otras cosas', acotó Akram Qebil, uno de los integrantes de las masivas concentraciones que abarcan varias ciudades sureñas y centrales del país árabe.
'Somos la provincia más rica de Iraq. Se supone que deberíamos poseer lo mejor en términos de prestaciones, pero si caminas por los pueblos, puedes ver el deterioro de calles, edificios y de la misma gente que contrasta con los ingresos de la provincia', puntualizó.
tgj/arc
En al-Qibla, uno de los distritos de la ciudad capital provincial, los residentes viven entre montones de basura, carecen de agua potable, escuelas, clínicas e incluso carreteras pavimentadas.
Khalaf Jadir, de 70 años de edad, vive en esa barriada desde que nació y ahora retirado del Ejército, en el cual sirvió durante 26 años, lamenta la deplorable situación del lugar.
'Nadie viene a ver lo que ocurre aquí. Ni un solo funcionario del interior o del exterior de Basora comprueba nuestra miserable situación. No sabemos qué hacer', dijo Jadir al sitio digital iraquí Rudaw.
Mientras, Jasin Mawlood, que reside en el distrito de Misaq, confirmó que 'no hay servicio de ningún tipo, ni calles, ni instalaciones para residuales, ni agua potable'.
Las escuelas se inundan durante el invierno y hay una despreocupación total de las autoridades que nos abandonaron en 2004, apuntó, un año después que una coalición militar encabezada por el Pentágono invadió y ocupó el país para derrocar a Saddam Hussein.
Más de 46 por ciento de la población de Basora está por debajo del umbral de la pobreza, pese a que en 2019 su presupuesto superó los 500 millones de dólares.
La combinación de negligencia estatal y la corrupción aviva las protestas antigubernamentales que comenzaron el 1 de octubre último, sobre todo dentro del grupo etario de menores de 30 años.
'Alzamos nuestras voces y nos quejamos contra las autoridades, pero fue en vano', dijo Jadir, por el contrario, añadió, perdimos muchos jóvenes durante las protestas.
'Estamos en sublevación por la falta de empleo, servicios básicos y otras muchas otras cosas', acotó Akram Qebil, uno de los integrantes de las masivas concentraciones que abarcan varias ciudades sureñas y centrales del país árabe.
'Somos la provincia más rica de Iraq. Se supone que deberíamos poseer lo mejor en términos de prestaciones, pero si caminas por los pueblos, puedes ver el deterioro de calles, edificios y de la misma gente que contrasta con los ingresos de la provincia', puntualizó.
tgj/arc
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