Por Odalys Troya
(Prensa Latina) Bolivia vive hoy un escenario marcado por la represión militar y policial, persecución política y la censura de medios entremezclados con la desideologización y desarticulación del Estado Plurinacional.
En ese contexto el líder indígena y presidente depuesto Evo Morales aseguró que seguirá la lucha y su actividad política mientras tenga vida.
El 10 de noviembre, hace exactamente un mes, altos mandos militares y de la policía obligaron a Evo Morales a renunciar al cargo, en un ambiente de denuncias de fraude electoral, un motín policial y manifestaciones convocadas por los cívicos.
Desde antes de las elecciones del 20 de octubre y en las que resultó ganador Evo Morales con una ventaja de 10 puntos porcentuales sobre Carlos Mesa, su rival más cercano, los sectores radicales de la derecha advertían que no reconocerían su victoria y ya cantaban un supuesto fraude.
El gobierno de Evo invitó a la Organización de Estados Americanos (OEA) a revisar el proceso electoral, sin embargo el llamado Ministerio de colonias de Estados Unidos, sin un análisis profundo emitió un informe donde hablaba de irregularidades, pero no de fraude e incendió la chispa que faltaba para el golpe.
Ante esa ruptura del hilo institucional, Evo primero convocó a nuevas elecciones, pero ante las amenazas de sectores extremistas, se vio obligado a renunciar para evitar un baño de sangre.
'Lamento mucho este golpe cívico con una parte de la Policía para plegarse y atentar contra la democracia, contra la paz social, con violencia, con amedrentamiento para intimidar al pueblo boliviano', aseguró en una intervención realizada desde Chimoré, Cochabamba, bastión del proceso de cambio que lideró.
Durante la intervención en la que también estuvo presente la exministra de Salud Gabriela Montaño, indicó que la lucha no terminaba en ese momento.
Aseguró que los más humildes, los pobres, los sectores sociales, los buenos patriotas continuarían con esta lucha por la igualdad, por la paz.
Sin embargo, el baño de sangre ocurrió a pesar de todo tras las protestas de miles de personas que rechazaban la asonada en distintos puntos del país. Los golpistas sacaron a las calles a los militares y policías fuertemente armados.
El día 12 de noviembre, la senadora de oposición Jeanine Añez Chávez, en una sesión extraordinaria que no contó con el quórum requerido por la Cámara Alta, dada la ausencia de los legisladores del Movimiento al Socialismo (MAS), Chávez se declaró presidenta interina de Bolivia.
'Con su autoproclamación se consumó a sobre la sangre de hermanos asesinados por fuerzas policiales y militares usadas para el golpe', escribió Evo en su cuenta @evoespueblo, desde México, a donde llegó en condición de asilado político.
Después, se trasladó junto a todos los legisladores de oposición al viejo Palacio Quemado, donde con la Biblia en la mano llamó a la unidad y agradeció a la Policía y a las Fuerzas Armadas por su acompañamiento. A su lado se encontraba el máximo representante del Comité Pro Santa Cruz, protagonista del golpe de Estado, Luis Fernando Camacho, quien anunció que a la medianoche de ese día se levantará el paro por tiempo indefinido al que había convocado.
Sectores sociales desde la ciudad de El Alto y otras zonas paceñas protestaban a unas cuadras, cuestionaban y rechazaban el irrespeto y agravio a la wiphala (bandera indígena), y la autoproclamación, y fueron contenidos por gases lacrimógenos lanzados por militares.
Una treintena de muertos, decenas de heridos, cambios en las relaciones internacionales, nombramiento a la carrera de nuevos ministros, amenazas a periodistas, persecución a seguidores de Evo y funcionarios de su gobierno, ha sido la tónica de estos días calificados de pesadilla por muchos bolivianos.
El domingo 22 de noviembre, Áñez promulgó la Ley Régimen Excepcional y Transitorio para la realización de Elecciones Generales, la cual desconoce los comicios del pasado 20 de octubre.
Tras su aprobación por la cámara de senadores, la autoproclamada presidenta firmó la normativa que no permitirá la postulación del líder Evo Morales, ganador con el 47 por ciento de los votos en dichos comicios.
A un mes de perpetrado el golpe una derecha dividida y un Movimiento Al Socialismo que mostró su unidad el pasado sábado en una reunión ampliada es el panorama con miras a las nuevas elecciones en Bolivia.
El MAS decidió el sábado último en un Consejo Ampliado Extraordinario profundizar la unidad de todos los sectores sociales y políticos con Evo Morales como jefe de campaña.
La sesión del MAS se realizó en el Coliseo La Coronilla de Cochabamba, repleto de partidarios de 20 organizaciones, entre direcciones departamentales, autoridades originarias y otros.
Acordaron exigir a la Asamblea Plurinacional la instalación de un juicio de responsabilidades contra Jeanine Áñez, y conformar una comisión de Derechos Humanos que se encargue de hacer seguimiento a los casos de dirigentes del MAS perseguidos y apresados por las autoridades de facto.
Más allá de buscar un binomio electoral se priorizó la unidad frente al actuar del Gobierno golpista y quedaron en realizar un próximo encuentro ampliado en El Alto.
Para hoy, cuando el golpe cumple un mes, un llamado en las redes sociales convoca a rechazarlo con las etiquetas #GolpeDeEstadoEnBolivia, #SigueLaWiphala e invitan a poner esa bandera multicolor en el perfil.
tgj/otf/cvl
(Prensa Latina) Bolivia vive hoy un escenario marcado por la represión militar y policial, persecución política y la censura de medios entremezclados con la desideologización y desarticulación del Estado Plurinacional.
En ese contexto el líder indígena y presidente depuesto Evo Morales aseguró que seguirá la lucha y su actividad política mientras tenga vida.
El 10 de noviembre, hace exactamente un mes, altos mandos militares y de la policía obligaron a Evo Morales a renunciar al cargo, en un ambiente de denuncias de fraude electoral, un motín policial y manifestaciones convocadas por los cívicos.
Desde antes de las elecciones del 20 de octubre y en las que resultó ganador Evo Morales con una ventaja de 10 puntos porcentuales sobre Carlos Mesa, su rival más cercano, los sectores radicales de la derecha advertían que no reconocerían su victoria y ya cantaban un supuesto fraude.
El gobierno de Evo invitó a la Organización de Estados Americanos (OEA) a revisar el proceso electoral, sin embargo el llamado Ministerio de colonias de Estados Unidos, sin un análisis profundo emitió un informe donde hablaba de irregularidades, pero no de fraude e incendió la chispa que faltaba para el golpe.
Ante esa ruptura del hilo institucional, Evo primero convocó a nuevas elecciones, pero ante las amenazas de sectores extremistas, se vio obligado a renunciar para evitar un baño de sangre.
'Lamento mucho este golpe cívico con una parte de la Policía para plegarse y atentar contra la democracia, contra la paz social, con violencia, con amedrentamiento para intimidar al pueblo boliviano', aseguró en una intervención realizada desde Chimoré, Cochabamba, bastión del proceso de cambio que lideró.
Durante la intervención en la que también estuvo presente la exministra de Salud Gabriela Montaño, indicó que la lucha no terminaba en ese momento.
Aseguró que los más humildes, los pobres, los sectores sociales, los buenos patriotas continuarían con esta lucha por la igualdad, por la paz.
Sin embargo, el baño de sangre ocurrió a pesar de todo tras las protestas de miles de personas que rechazaban la asonada en distintos puntos del país. Los golpistas sacaron a las calles a los militares y policías fuertemente armados.
El día 12 de noviembre, la senadora de oposición Jeanine Añez Chávez, en una sesión extraordinaria que no contó con el quórum requerido por la Cámara Alta, dada la ausencia de los legisladores del Movimiento al Socialismo (MAS), Chávez se declaró presidenta interina de Bolivia.
'Con su autoproclamación se consumó a sobre la sangre de hermanos asesinados por fuerzas policiales y militares usadas para el golpe', escribió Evo en su cuenta @evoespueblo, desde México, a donde llegó en condición de asilado político.
Después, se trasladó junto a todos los legisladores de oposición al viejo Palacio Quemado, donde con la Biblia en la mano llamó a la unidad y agradeció a la Policía y a las Fuerzas Armadas por su acompañamiento. A su lado se encontraba el máximo representante del Comité Pro Santa Cruz, protagonista del golpe de Estado, Luis Fernando Camacho, quien anunció que a la medianoche de ese día se levantará el paro por tiempo indefinido al que había convocado.
Sectores sociales desde la ciudad de El Alto y otras zonas paceñas protestaban a unas cuadras, cuestionaban y rechazaban el irrespeto y agravio a la wiphala (bandera indígena), y la autoproclamación, y fueron contenidos por gases lacrimógenos lanzados por militares.
Una treintena de muertos, decenas de heridos, cambios en las relaciones internacionales, nombramiento a la carrera de nuevos ministros, amenazas a periodistas, persecución a seguidores de Evo y funcionarios de su gobierno, ha sido la tónica de estos días calificados de pesadilla por muchos bolivianos.
El domingo 22 de noviembre, Áñez promulgó la Ley Régimen Excepcional y Transitorio para la realización de Elecciones Generales, la cual desconoce los comicios del pasado 20 de octubre.
Tras su aprobación por la cámara de senadores, la autoproclamada presidenta firmó la normativa que no permitirá la postulación del líder Evo Morales, ganador con el 47 por ciento de los votos en dichos comicios.
A un mes de perpetrado el golpe una derecha dividida y un Movimiento Al Socialismo que mostró su unidad el pasado sábado en una reunión ampliada es el panorama con miras a las nuevas elecciones en Bolivia.
El MAS decidió el sábado último en un Consejo Ampliado Extraordinario profundizar la unidad de todos los sectores sociales y políticos con Evo Morales como jefe de campaña.
La sesión del MAS se realizó en el Coliseo La Coronilla de Cochabamba, repleto de partidarios de 20 organizaciones, entre direcciones departamentales, autoridades originarias y otros.
Acordaron exigir a la Asamblea Plurinacional la instalación de un juicio de responsabilidades contra Jeanine Áñez, y conformar una comisión de Derechos Humanos que se encargue de hacer seguimiento a los casos de dirigentes del MAS perseguidos y apresados por las autoridades de facto.
Más allá de buscar un binomio electoral se priorizó la unidad frente al actuar del Gobierno golpista y quedaron en realizar un próximo encuentro ampliado en El Alto.
Para hoy, cuando el golpe cumple un mes, un llamado en las redes sociales convoca a rechazarlo con las etiquetas #GolpeDeEstadoEnBolivia, #SigueLaWiphala e invitan a poner esa bandera multicolor en el perfil.
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