El debate entre los principales candidatos a las elecciones generales del próximo domingo en España fue incapaz de despejar la gran incógnita: si finalmente habrá un Gobierno después de los cuartos comicios en otros tantos años.
Los participantes en el debate televisivo fueron el líder del Partido Socialista (PSOE) y presidente en funciones del Ejecutivo español, Pedro Sánchez, el conservador Pablo Casado (PP), el liberal Albert Rivera (Ciudadanos), y el izquierdista Pablo Iglesias (UP).
A estos cuatro partidos se sumó, por primera vez, el líder de la formación de extrema derecha Vox, Santiago Abascal, quien en las legislativas del pasado 28 de abril irrumpió con fuerza en el Parlamento con 24 diputados.
Única de esta atípica y corta campaña electoral, la confrontación dialéctica, que se extendió hasta la madrugada de este martes, tuvo como principal tema de discusión la crisis territorial en Cataluña, que generó enconados choques entre los aspirantes.
Aunque se tocaron temas económicos, sociales e internacionales, el conflicto en la rica región nororiental, recrudecido en octubre tras las elevadas penas de prisión contra varios dirigentes independentistas, fue recurrente en las casi tres horas que duró el debate.
Bajo fuerte presión de la derecha en asunto que puede favorecer a los partidos Popular (PP), Ciudadanos y Vox, Sánchez endureció su discurso frente al problema catalán.
En esa línea propuso reformar el Código Penal para prohibir 'de una vez por todas la realización de referéndums (de autodeterminación) ilegales, como el realizado en Cataluña en octubre de 2017.
Además, prometió que si se mantiene en el poder después de las elecciones del 10 de noviembre modificará la ley para poner fin al 'uso sectario' de la televisión pública catalana por parte del gobierno regional separatista.
Ante la dureza de sus propuestas, el candidato de Unidas Podemos pidió a su par del PSOE la suficiente altura para dejar atrás complejos y apostar por la reconciliación con las autoridades de la próspera autonomía de 7,5 millones de habitantes.
Iglesias instó al socialdemócrata a no abandonar el bloque de izquierda, a no buscar a la derecha 'ignorante y agresiva' y asumir que el problema catalán solo se resolverá con diálogo.
'A la vista de que es imposible encontrar en esta derecha responsabilidad de Estado para afrontar un conflicto que es serio y que es grave, usted y yo deberíamos tener la suficiente altura para dejar atrás complejos y apostar por un acuerdo de país', sugirió.
Más allá de esta cuestión, uno de los temas centrales del debate fue la política de pactos.
Precisamente, los comicios del venidero domingo fueron convocados después de que los partidos políticos no lograran ponerse de acuerdo para investir a un presidente del Gobierno tras las legislativas del 28 de abril.
En aquella cita con las urnas, Sánchez fue el candidato más votado, aunque no logró la mayoría suficiente para gobernar en solitario, como era su deseo.
Iglesias le propuso entonces compartir el poder con UP, pero el secretario general de los socialistas rechazó la oferta y prefirió ir de nuevo a otras elecciones con la esperanza de superar los 123 escaños conseguidos en abril.
Según todos los sondeos, el PSOE volverá a ser la fuerza más votada el domingo, aunque seguiría lejos de la mayoría absoluta en el Congreso de los Diputados, fijada en 176 de sus 350 bancas.
Durante el debate, el secretario general de UP reiteró su disposición a conformar una coalición de gobierno con el PSOE, una propuesta que Sánchez desdeñó por enésima vez.
lb/edu
Los participantes en el debate televisivo fueron el líder del Partido Socialista (PSOE) y presidente en funciones del Ejecutivo español, Pedro Sánchez, el conservador Pablo Casado (PP), el liberal Albert Rivera (Ciudadanos), y el izquierdista Pablo Iglesias (UP).
A estos cuatro partidos se sumó, por primera vez, el líder de la formación de extrema derecha Vox, Santiago Abascal, quien en las legislativas del pasado 28 de abril irrumpió con fuerza en el Parlamento con 24 diputados.
Única de esta atípica y corta campaña electoral, la confrontación dialéctica, que se extendió hasta la madrugada de este martes, tuvo como principal tema de discusión la crisis territorial en Cataluña, que generó enconados choques entre los aspirantes.
Aunque se tocaron temas económicos, sociales e internacionales, el conflicto en la rica región nororiental, recrudecido en octubre tras las elevadas penas de prisión contra varios dirigentes independentistas, fue recurrente en las casi tres horas que duró el debate.
Bajo fuerte presión de la derecha en asunto que puede favorecer a los partidos Popular (PP), Ciudadanos y Vox, Sánchez endureció su discurso frente al problema catalán.
En esa línea propuso reformar el Código Penal para prohibir 'de una vez por todas la realización de referéndums (de autodeterminación) ilegales, como el realizado en Cataluña en octubre de 2017.
Además, prometió que si se mantiene en el poder después de las elecciones del 10 de noviembre modificará la ley para poner fin al 'uso sectario' de la televisión pública catalana por parte del gobierno regional separatista.
Ante la dureza de sus propuestas, el candidato de Unidas Podemos pidió a su par del PSOE la suficiente altura para dejar atrás complejos y apostar por la reconciliación con las autoridades de la próspera autonomía de 7,5 millones de habitantes.
Iglesias instó al socialdemócrata a no abandonar el bloque de izquierda, a no buscar a la derecha 'ignorante y agresiva' y asumir que el problema catalán solo se resolverá con diálogo.
'A la vista de que es imposible encontrar en esta derecha responsabilidad de Estado para afrontar un conflicto que es serio y que es grave, usted y yo deberíamos tener la suficiente altura para dejar atrás complejos y apostar por un acuerdo de país', sugirió.
Más allá de esta cuestión, uno de los temas centrales del debate fue la política de pactos.
Precisamente, los comicios del venidero domingo fueron convocados después de que los partidos políticos no lograran ponerse de acuerdo para investir a un presidente del Gobierno tras las legislativas del 28 de abril.
En aquella cita con las urnas, Sánchez fue el candidato más votado, aunque no logró la mayoría suficiente para gobernar en solitario, como era su deseo.
Iglesias le propuso entonces compartir el poder con UP, pero el secretario general de los socialistas rechazó la oferta y prefirió ir de nuevo a otras elecciones con la esperanza de superar los 123 escaños conseguidos en abril.
Según todos los sondeos, el PSOE volverá a ser la fuerza más votada el domingo, aunque seguiría lejos de la mayoría absoluta en el Congreso de los Diputados, fijada en 176 de sus 350 bancas.
Durante el debate, el secretario general de UP reiteró su disposición a conformar una coalición de gobierno con el PSOE, una propuesta que Sánchez desdeñó por enésima vez.
lb/edu
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