¿Hubo ganador en el segundo debate presidencial en Argentina?

Por: Francisco Lucotti

El segundo debate entre los candidatos presidenciales que competirán este 27 de octubre tuvo más condimentos picantes y de confrontación entre los principales postulantes, el actual presidente argentino, Mauricio Macri, de Juntos por el Cambio, y el contendiente Alberto Fernández por el peronista Frente de Todos.

Una semana antes de las elecciones generales del 27 de octubre, los seis postulantes a acceder a la Presidencia de Argentina demostraron un mejor desempeño en la fluidez de sus intervenciones en el segundo debate, el 20 de octubre, en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Especialmente en comparación con las debilidades que habían mostrado en el primer encuentro televisado, el 13 de octubre en la ciudad de Santa Fe.

Sin embargo, a pesar de que destacaron la solidez, la desenvoltura y la capacidad de transmitir plataformas innovadoras de parte de algunos de los candidatos con menor intención de voto, las actuaciones de quien busca la reelección y su principal contrincante resonaron más por la agresividad y la soberbia que por sus propuestas.


La tensión y las provocaciones entre el actual presidente argentino y candidato a la reelección, Mauricio Macri, y su principal opositor, el kirchnerista Alberto Fernández, aparecieron desde el primer momento. Se trata de un cambio en la dinámica frente a lo que pasó en el encuentro anterior, cuando el mandatario había comenzado más pegado al libreto y el opositor atacó de entrada.

Con bloques dedicados al rol del Estado y la calidez institucional así como a la generación de empleo y la producción, ambos se increparon mutuamente y se tildaron de mentirosos y cómplices de la corrupción y el desfalco.

Macri acusó a Fernández, ex jefe de Gabinete durante los primeros años del Gobierno del matrimonio Kirchner (2004-2015), de hacer oídos sordos a las causas activas por desvío de fondos de la obra pública en la que está involucrada parte de la cúpula de la administración anterior, así como de ser parte de un Gobierno pasivo ante el narcotráfico y las mafias.
​Por su parte, Fernández responsabilizó a Macri de hacer negocios a través del Estado con sus allegados, perdonar deudas millonarias de la empresa familiar y avalar el blanqueo de capitales de su hermano. El punto de quiebre fue cuando el candidato del Frente de Todos incluyó a la figura del empresario Franco Macri, padre del presidente y fallecido este año, vinculado a casos penales por dádivas.
​"Solamente alguien con un dogma muy exacerbado puede pensar que Mauricio Macri y Alberto Fernández pueden tener algo que ver. Macri es quien nos está dejando un país con 40% de pobres y que produce alimentos con hambre. Alberto demostró su capacidad como estadista al hablar del cambio climático, de la pobreza, de la seguridad y desenmascarar las mentiras del presidente", opinó Victoria Donda, diputada por el Frente de Todos, en diálogo con Sputnik.

El debate como plataforma democrática

Si bien la contienda está probablemente definida y difícilmente pueda mover la aguja en el grueso de los votos, el debate demostró ser una plataforma efectiva para la puesta en común y de forma horizontal (a diferencia de los spots publicitarios) para las fuerzas minoritarias.

Con excepción de algunos errores no forzados y de ciertas complicaciones a la hora de limitarse a los formatos y tiempos, los cuatro candidatos de los partidos que pelean más por visibilidad y escaños parlamentarios que por la presidencia demostraron la potencialidad para impulsar consignas que apelaran a los votantes más decepcionados de la política tradicional y los partidos más poderosos.
"Roberto Lavagna ha sido uno de los articuladores de propuestas concretas a lo largo de la campaña; marcó la agenda pidiendo la reducción del IVA a los alimentos, pidió la sanción de la ley de Emergencia Alimentaria, pidió que se suspenda la campaña [luego de la devaluación posterior a las primarias], pidió la renegociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI) en mayo", enumeró a Sputnik Matías Tombolini, candidato a jefe de Gobierno porteño por Consenso Federal.
​"Fue muy positiva la intervención de Nicolás del Caño [candidato del Frente de Izquierda]: la denuncia del pacto que hay entre las dos fuerzas principales, que comparten con el resto de los candidatos, sobre el negocio de la megaminería a cielo abierto, el modelo del agronegocio y el fracking en [el yacimiento de] Vaca Muerta", dijo a Sputnik Christian Castillo, referente del socialismo argentino.
​La izquierda fue la fuerza política con propuestas menos convencionales en comparación al resto de los candidatos, entre las que destacaron la nacionalización de la banca, la legalización de la marihuana y del aborto, la democratización del Poder Judicial y convocar una Asamblea Constituyente de representación popular para elegir cómo salir de la crisis.
​En el extremo opuesto desde lo ideológico se encontraron los candidatos de derecha, quienes rechazaron el estatismo, el sindicalismo y las protestas callejeras. José Luis Espert, economista libertario, enfatizó su contraste con las dos fuerzas principales, a quienes pidió sarcásticamente que se abrazaran para evidenciar similitudes. El exmilitar Juan José Gómez Centurión centró su discurso en el fortalecimiento de los servicios de inteligencia y en promover "premios y castigos" en lugar de asistencialismo.
​De todas formas, el equipo de Macri se mantiene optimista: "Vimos a un presidente con mucha energía, planteando con claridad la discusión que hay de acá hasta el 27 de octubre, que es en qué tipo de país queremos vivir", evaluó el jefe de Gabinete, Marcos Peña, al terminar el debate presidencial.
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