Por Maylín Vidal
¿Quién dijo que todo está perdido?, Alberto y Cristina Fernández vienen a ofrecer su corazón a Argentina para ponerla de pie, con la fe de recorrer otra vez el sendero por la unidad de la Patria Grande.
Parafraseando a ese gran roquero que parió esta tierra austral (Fito Páez), los Fernández, como son llamados por la población, conducirán los destinos de Argentina desde el 10 de diciembre con el compromiso político, ético y moral, de poner de pie al país para que 'nunca más retorne el neoliberalismo'.
'Decían que no volveríamos, una noche volvimos y vamos a hacer mejores', resaltó un eufórico Alberto Fernández la víspera, en su primer discurso tras el triunfo del Frente de Todos, que dejó un mapa azul, que representa a su fuerza política, en una parte de la geografía nacional en las elecciones generales, que transcurrieron en paz y con gran cantidad de votantes. Faltan 44 días y el camino es azaroso, pero lo vivido ayer para los seguidores de esa fuerza impulsada por Néstor Kirchner en 2003, continuada por Cristina Fernández y ahora, seguida bajo su rol de vicepresidenta al lado del nuevo presidente, devino un homenaje al fallecido exmandatario.
Quiso el destino que las elecciones se disputaran un 27 de octubre, nueve años después de la muerte de Néstor, por eso las emociones fueron aún más desbordada desde ambos lados de la tribuna que congregó a cientos de argentinos la víspera.
Una fiesta popular para los que hoy ven en Alberto y Cristina la alternativa posible de rescatar al país de la crisis en la que fue sumergido hace meses, con un alto índice de desempleo, de inflación, de pobreza, de indigentes y una deuda de 57 mil millones de dólares contraída con el Fondo Monetario Internacional.
Fue el grito de esperanza para muchos desde el sur más sur, como una bocanada de aire para esas luchas que dan hoy países hermanos, un grito por la libertad del expresidente brasileño Luis Inacio Lula Da Silva, como demandó el recién electo presidente de los argentinos casi al final de su discurso de anoche.
También, el abrazo y felicitaciones a Evo Morales por su victoria en Bolivia, a la que se refirió ayer en su discurso la ahora vicepresidenta Cristina Fernández, quien subrayó que el momento que vive la convulsa Suramérica 'nos tiene que abrir la cabeza no solo a los dirigentes políticos y empresarios sino a todos'.
Porque para la expresidenta, la respuesta en las urnas en Argentina y lo que pasa en la región es la muestra más clara de la necesidad de democracias donde la economía sean democratizadas y 'demuestran la inviabilidad de modelos económicos basados en el ajuste permanente'.
Con el sueño y el compromiso a partir de ahora de 'volver a construir la Argentina igualitaria y solidaria que todos soñamos', Alberto Fernández resaltó en su primer discurso tras la victoria que están conscientes de la confianza que los argentinos les depositaron y haremos todo lo que haga falta para que las persianas de las fábricas vuelvan a levantarse, para que cada despedido vuelvan a trabajar, para que las universidades del interior se sigan abriendo, remarcó.
'Vamos a hacer la Argentina que nos merecemos, entrar al mundo dignamente y volver a construir el país que soñamos los mejores hombres y mujeres. No lo haremos Cristina y Alberto, lo haremos entre todos', enfatizó.
tgj/may
¿Quién dijo que todo está perdido?, Alberto y Cristina Fernández vienen a ofrecer su corazón a Argentina para ponerla de pie, con la fe de recorrer otra vez el sendero por la unidad de la Patria Grande.
Parafraseando a ese gran roquero que parió esta tierra austral (Fito Páez), los Fernández, como son llamados por la población, conducirán los destinos de Argentina desde el 10 de diciembre con el compromiso político, ético y moral, de poner de pie al país para que 'nunca más retorne el neoliberalismo'.
'Decían que no volveríamos, una noche volvimos y vamos a hacer mejores', resaltó un eufórico Alberto Fernández la víspera, en su primer discurso tras el triunfo del Frente de Todos, que dejó un mapa azul, que representa a su fuerza política, en una parte de la geografía nacional en las elecciones generales, que transcurrieron en paz y con gran cantidad de votantes. Faltan 44 días y el camino es azaroso, pero lo vivido ayer para los seguidores de esa fuerza impulsada por Néstor Kirchner en 2003, continuada por Cristina Fernández y ahora, seguida bajo su rol de vicepresidenta al lado del nuevo presidente, devino un homenaje al fallecido exmandatario.
Quiso el destino que las elecciones se disputaran un 27 de octubre, nueve años después de la muerte de Néstor, por eso las emociones fueron aún más desbordada desde ambos lados de la tribuna que congregó a cientos de argentinos la víspera.
Una fiesta popular para los que hoy ven en Alberto y Cristina la alternativa posible de rescatar al país de la crisis en la que fue sumergido hace meses, con un alto índice de desempleo, de inflación, de pobreza, de indigentes y una deuda de 57 mil millones de dólares contraída con el Fondo Monetario Internacional.
Fue el grito de esperanza para muchos desde el sur más sur, como una bocanada de aire para esas luchas que dan hoy países hermanos, un grito por la libertad del expresidente brasileño Luis Inacio Lula Da Silva, como demandó el recién electo presidente de los argentinos casi al final de su discurso de anoche.
También, el abrazo y felicitaciones a Evo Morales por su victoria en Bolivia, a la que se refirió ayer en su discurso la ahora vicepresidenta Cristina Fernández, quien subrayó que el momento que vive la convulsa Suramérica 'nos tiene que abrir la cabeza no solo a los dirigentes políticos y empresarios sino a todos'.
Porque para la expresidenta, la respuesta en las urnas en Argentina y lo que pasa en la región es la muestra más clara de la necesidad de democracias donde la economía sean democratizadas y 'demuestran la inviabilidad de modelos económicos basados en el ajuste permanente'.
Con el sueño y el compromiso a partir de ahora de 'volver a construir la Argentina igualitaria y solidaria que todos soñamos', Alberto Fernández resaltó en su primer discurso tras la victoria que están conscientes de la confianza que los argentinos les depositaron y haremos todo lo que haga falta para que las persianas de las fábricas vuelvan a levantarse, para que cada despedido vuelvan a trabajar, para que las universidades del interior se sigan abriendo, remarcó.
'Vamos a hacer la Argentina que nos merecemos, entrar al mundo dignamente y volver a construir el país que soñamos los mejores hombres y mujeres. No lo haremos Cristina y Alberto, lo haremos entre todos', enfatizó.
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