Detalló en un panel realizado por Pichincha Universal con expertos ambientalistas que lo que ocurre en Brasil, también sucede en otros países.
En Ecuador, por ejemplo, hay una deforestación de 95 mil hectáreas por año y el 98 por ciento de la tala es para la producción agropecuaria, explicó.
Por su parte, Amanda Yépez, representante de Geografía Crítica, refirió que detrás de la agroindustria está la explotación de los trabajadores.
Mencionó la expansión del cultivo de palma africana en la zona de Esmeralda donde hay una sobrexplotación de los trabajadores por parte de las compañías que han adquirido terrenos propiedad de las comunidades afro-ecuatorianas.
Uno de los impactos más evidentes causados por las plantaciones de palma es la extensiva e intensiva deforestación de los bosques naturales, puntualizó.
Asimismo, el gerente de bosques Jorge Rivas, señaló en el panel que el incendio en la Amazonía tiene una posible relación entre la reducción de la fiscalización ambiental, el crecimiento de la deforestación y el incentivo de las políticas de expansión agrícola y ganadera.
Ese bosque es muy húmedo, por lo que la quema que sufren grandes extensiones del pulmón del planetes debió ser intencional, subrayó.
En la selva tropical más grande del mundo, solo en la parte brasileña, el número de incendios forestales creció en un 84 por ciento en solo un año hasta llegar a más de 75 mil focos entre enero a la fecha, según cifras del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales de Brasil.
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