China exigió hoy a Estados Unidos detener de inmediato la venta de cazas F-16 a Taiwán y advirtió que el plan deteriorará las relaciones bilaterales, ya ensombrecidas por fuertes fricciones económicas y comerciales.
Ma Xiaoguang, vocero de la oficina del Consejo de Estado para asuntos de la isla, dijo a periodistas que Washington pone en riesgo la paz y estabilidad en la zona si hace efectiva una decisión considerada una injerencia en cuestiones internas del país.
También demandó parar el apoyo a las fuerzas separatistas de Taiwán y alertó a las autoridades del territorio sureño que la 'historia los castigará por ignorar el bienestar e intereses del pueblo' al buscar amparo norteamericano.
Finalmente, Ma recalcó que la operación también infringe seriamente las normas básicas sobre las relaciones entre los distintos países del mundo, el principio de Una sola China y lo estipulado al respecto en nuestros tres comunicados firmados por Beijing y Washington.
Ayer el Departamento norteamericano de Defensa informó al Congreso sobre su decisión de proveer los F-16 y otros artefactos bélicos a Taiwán por un valor de ocho mil millones de dólares, en lo que podría ser la transacción más grande de su tipo entre ese territorio chino y Estados Unidos.
De inmediato, el Ministerio chino de Relaciones Exteriores rechazó el movimiento, dijo que su Gobierno tomará las medidas necesarias para proteger la soberanía y anunció la imposición de sanciones a las empresas norteamericanas que envíen las naves de guerra a la isla.
El mes pasado también se conoció sobre la venta de tanques, sistemas antimisiles y aviones de guerra por más de dos mil millones de dólares.
El tema Taiwán es considerado como uno de los más sensibles en las relaciones de China con Estados Unidos.
La comunidad internacional aprobó con 170 votos una resolución en 1971 que considera a la República Popular China el único representante legítimo ante las Naciones Unidas y reconoce a la isla de Taiwán como parte inalienable de esa nación asiática.
Para avanzar hacia la completa reunificación del territorio nacional, Beijing defiende también la política de Un país, dos sistemas, aplicado en las regiones administrativas de Hong Kong y Macao.
Sin embargo, los dirigentes taiwaneses se niegan a aceptar ese estatuto.
mem/ymr
Ma Xiaoguang, vocero de la oficina del Consejo de Estado para asuntos de la isla, dijo a periodistas que Washington pone en riesgo la paz y estabilidad en la zona si hace efectiva una decisión considerada una injerencia en cuestiones internas del país.
También demandó parar el apoyo a las fuerzas separatistas de Taiwán y alertó a las autoridades del territorio sureño que la 'historia los castigará por ignorar el bienestar e intereses del pueblo' al buscar amparo norteamericano.
Finalmente, Ma recalcó que la operación también infringe seriamente las normas básicas sobre las relaciones entre los distintos países del mundo, el principio de Una sola China y lo estipulado al respecto en nuestros tres comunicados firmados por Beijing y Washington.
Ayer el Departamento norteamericano de Defensa informó al Congreso sobre su decisión de proveer los F-16 y otros artefactos bélicos a Taiwán por un valor de ocho mil millones de dólares, en lo que podría ser la transacción más grande de su tipo entre ese territorio chino y Estados Unidos.
De inmediato, el Ministerio chino de Relaciones Exteriores rechazó el movimiento, dijo que su Gobierno tomará las medidas necesarias para proteger la soberanía y anunció la imposición de sanciones a las empresas norteamericanas que envíen las naves de guerra a la isla.
El mes pasado también se conoció sobre la venta de tanques, sistemas antimisiles y aviones de guerra por más de dos mil millones de dólares.
El tema Taiwán es considerado como uno de los más sensibles en las relaciones de China con Estados Unidos.
La comunidad internacional aprobó con 170 votos una resolución en 1971 que considera a la República Popular China el único representante legítimo ante las Naciones Unidas y reconoce a la isla de Taiwán como parte inalienable de esa nación asiática.
Para avanzar hacia la completa reunificación del territorio nacional, Beijing defiende también la política de Un país, dos sistemas, aplicado en las regiones administrativas de Hong Kong y Macao.
Sin embargo, los dirigentes taiwaneses se niegan a aceptar ese estatuto.
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