Los argelinos despertaron hoy ansiosos de noticias que ayuden a dilucidar la suerte de su país tras la dimisión del presidente Abdelaziz Bouteflika, unos favorables a procedimientos constitucionales y otros, probablemente los más, a un cambio radical.
Tras la notificación anoche de Buteflika al presidente del Consejo Constitucional, Tayez Belaiz, de que decidió 'poner fin a su mandato como presidente de la República', se abre un período de transición que debe conceder las riendas de la nación a Abdelkader Bensalah.
Según la carta de Bouteflika difundida por la agencia estatal APS, su decisión de abandonar el puesto 'está destinada a contribuir al apaciguamiento de los ánimos de mis compatriotas, para permitirles proyectar juntos a Argelia hacia un futuro mejor'.
Minutos después, la televisión pública argelina trasmitía imágenes del dimitente mandatario sentado en una silla de ruedas y entregando la misiva a Belaiz para que le diera curso legal.
Abdelkader Bensalah, visto por la mayoría de quienes se manifestaron en las calles desde el 22 de febrero como un hombre comprometido con el Gobierno y el propio Bouteflika, es el presidente del Consejo de la Nación, la Cámara Alta del Parlamento de Argelia.
Tras la notificación anoche de Buteflika al presidente del Consejo Constitucional, Tayez Belaiz, de que decidió 'poner fin a su mandato como presidente de la República', se abre un período de transición que debe conceder las riendas de la nación a Abdelkader Bensalah.
Según la carta de Bouteflika difundida por la agencia estatal APS, su decisión de abandonar el puesto 'está destinada a contribuir al apaciguamiento de los ánimos de mis compatriotas, para permitirles proyectar juntos a Argelia hacia un futuro mejor'.
Minutos después, la televisión pública argelina trasmitía imágenes del dimitente mandatario sentado en una silla de ruedas y entregando la misiva a Belaiz para que le diera curso legal.
Abdelkader Bensalah, visto por la mayoría de quienes se manifestaron en las calles desde el 22 de febrero como un hombre comprometido con el Gobierno y el propio Bouteflika, es el presidente del Consejo de la Nación, la Cámara Alta del Parlamento de Argelia.
Dada su investidura, debería asumir la presidencia interina por un período máximo de 90 días hasta convocar elecciones, según el artículo 102 de la Constitución, el mismo que anoche exigió se aplicara 'inmediatamente' el jefe del Estado Mayor del Ejército, general Ahmed Gaid Salah.
Al frente del Consejo de la Nación desde que Bouteflika lo designó en 2002, Bensalah es elegible -en virtud de dicho artículo- para presidir la nación provisionalmente 'en caso de muerte, dimisión o impedimento' del jefe de Estado a causa de una 'enfermedad grave y duradera'.
En su hoja de servicios a Argelia destacan sus funciones como periodista, diputado, funcionario gubernamental, embajador, senador y, mucho antes, combatiente del Ejército de Liberación Nacional, con solo 18 años, en la guerra emancipadora contra Francia, metrópoli colonial hasta 1962.
Incluso, dirigió el órgano temporal que se creó en este país norafricano (Consejo Nacional de Transición) ante la falta de parlamento cuando fueron anulados los comicios legislativos de 1991-19922 en los que el Frente Islámico de Salvación (FIS) se perfilaba como indiscutible vencedor.
Aquel hecho fue desencadenante de la guerra civil o el que aquí denominan 'decenio negro' que enfrentó a fuerzas gubernamentales y a islamistas radicales afiliados al FIS, y dejó un saldo de al menos 200 mil muertos, de acuerdo con datos de fuentes oficiales.
Sin embargo, en las calles no son pocos los que se sienten frustrados, aún en medio del júbilo por la salida de Bouteflika, con la permanencia de 'un hombre del sistema (poder)' conduciendo la transición, de ahí que aboguen por continuar las movilizaciones masivas.
'Al fin, eso es bueno, pero todavía falta que se vayan todos', gritaban anoche grupos de personas en alusión a la dirigencia histórica que ha estado vinculada al presidente durante sus 20 años en el poder, a la cual responsabilizan de muchos de los males sociales y económicos de la nación.
Muchos advirtieron en comentarios que tenían como destinatario al general Gaid Salah que el viernes 5 de abril habrá manifestaciones gigantescas porque 'esto acabará cuando se haya limpiado todo el sistema'.
Imad Al Hajj, un anciano de barba canosa vestido con su 'djellaba' (túnica tradicional de gorro de pico) y ayudado de un bastón, fue premonitorio al augurar 'todavía días muy difíciles' porque 'estos muchachos (la juventud) no se dejarán engañar, buscan más y seguirán hasta el final'.
Analistas advierten del posible agotamiento de paciencias, de ambos lados, y habrá que aguardar por comunicados oficiales sobre el proceso de transición para conocer cómo reaccionará una mayoría que incluso ya se aventuró a hablar de 'revolución o primavera argelina'.
oda/Pla
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