“Pareciera que vivimos en el oeste, amigo, por aquello de se busca vivo o muerto y se paga una recompensa. Ahora el autoproclamado acaba de decir que la muerte es una inversión. Una declaración más digna de un asesino y no de un político. Mi padre, cuando leyó en voz alta aquella declaración, se puso de pie y gritó: ‘Cinthya, acabamiento de mundo’ ”.
Se detiene. Sonríe como si estuviera escuchando a su padre, y Cinthya Machado Zuloaga sigue contando: “cuando te dicen que vas a ser un títere, y que te van a mover de aquí para allá y de allá para acá, también tienen que darte un guión. Tienen que darte argumentos. Frases inteligentes que sorprendan. Se trata de eso, de ponerte un lenguaje como quien te pone un saco, y el lenguaje te va a vestir como te viste el saco, incluso, te viste un poco más. Pero a este autoproclamado lo dejaron sin lo más importante: el lenguaje”
El mesonero está atento al discurso semántico de Cinthya, y cuando ve que se detiene, aprovecha y coloca las dos tazas de café sobre la mesa y dice: “no tiene ni lenguaje no verbal, porque incluso, gestualmente no comunica nada, mi reina”.
Cinthya le sonríe y el mesonero casi se desmaya, pero se sobrepone y dice: “con otra sonrisa como esa, mi reina, y no lo cuento”. Y se marcha.
“Ya antes – sigue argumentando Cinthya- había escrito en twitter otra locura acerca de los saqueos, donde prácticamente invitaba a saquear, y eso es propio de la falta del lenguaje político que se quedó en el equipaje de la Casa Blanca cuando le entregaron su autoproclamación. Y hay más. Cuando el apagón también dijo otra simpleza acerca de la corriente. Pareciera que Trump, al elegirlo a él, hubiese decidido burlarse de nosotros: “eso es lo que se merecen por no hacerme caso”.
Toma un poco de café y vuelve a la muerte como inversión. “Lo que nos llevó a rechazarlo de una vez y para siempre en nuestra casa, fueron esas declaraciones, eso de decir que la muerte es una inversión para alcanzar lo que nos proponemos. Mi padre todavía no se repone. Se para en la sala, e imitando un líder político de oposición, dice: ‘invierta en Venezuela, mate un venezolano’. Es que te confieso, todavía no nos hemos repuesto de esa, porque, como diría una de aquellas sifrinas de los años ochenta: “De muerte lenta”.
Roberto Malaver
Periodista / Profesor UCV
@RobertoMalaver
robertomalaver@gmail.com
Yvke Mundial/UN/
Se detiene. Sonríe como si estuviera escuchando a su padre, y Cinthya Machado Zuloaga sigue contando: “cuando te dicen que vas a ser un títere, y que te van a mover de aquí para allá y de allá para acá, también tienen que darte un guión. Tienen que darte argumentos. Frases inteligentes que sorprendan. Se trata de eso, de ponerte un lenguaje como quien te pone un saco, y el lenguaje te va a vestir como te viste el saco, incluso, te viste un poco más. Pero a este autoproclamado lo dejaron sin lo más importante: el lenguaje”
El mesonero está atento al discurso semántico de Cinthya, y cuando ve que se detiene, aprovecha y coloca las dos tazas de café sobre la mesa y dice: “no tiene ni lenguaje no verbal, porque incluso, gestualmente no comunica nada, mi reina”.
Cinthya le sonríe y el mesonero casi se desmaya, pero se sobrepone y dice: “con otra sonrisa como esa, mi reina, y no lo cuento”. Y se marcha.
“Ya antes – sigue argumentando Cinthya- había escrito en twitter otra locura acerca de los saqueos, donde prácticamente invitaba a saquear, y eso es propio de la falta del lenguaje político que se quedó en el equipaje de la Casa Blanca cuando le entregaron su autoproclamación. Y hay más. Cuando el apagón también dijo otra simpleza acerca de la corriente. Pareciera que Trump, al elegirlo a él, hubiese decidido burlarse de nosotros: “eso es lo que se merecen por no hacerme caso”.
Toma un poco de café y vuelve a la muerte como inversión. “Lo que nos llevó a rechazarlo de una vez y para siempre en nuestra casa, fueron esas declaraciones, eso de decir que la muerte es una inversión para alcanzar lo que nos proponemos. Mi padre todavía no se repone. Se para en la sala, e imitando un líder político de oposición, dice: ‘invierta en Venezuela, mate un venezolano’. Es que te confieso, todavía no nos hemos repuesto de esa, porque, como diría una de aquellas sifrinas de los años ochenta: “De muerte lenta”.
Roberto Malaver
Periodista / Profesor UCV
@RobertoMalaver
robertomalaver@gmail.com
Yvke Mundial/UN/
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