Las comunidades indígenas del Cañón del Río Pepitas , en el Valle de Cauca, en Colombia, aseguraron que la explosión que mató a ocho jóvenes fue un atentado y aseguran que tienen la facultad de realizar una investigación autónoma. Adelantaron que una de las víctimas escuchó cómo lanzaban un artefacto antes del estallido que también hirió a otras 15 personas.
La explosión ocurrió el 21 de marzo a las tres de la tarde. Antes, las víctimas habían realizado tareas de logística para organizar una reunión comunitaria.
La Organización Regional Indígena del Valle del Cauca (ORIVAC) señaló que tienen desconfianza de la fiscalía nombrada por el Gobierno colombiano para resolver el caso.
Arelis Cortés, vocera del pueblo Embera, lamentó la muerte de "jóvenes llenos de vida que hacían su guardia indígena y que lo único que hacían eran defender su territorio y levantar sus bastones de mando para defender el derecho a la paz y tranquilidad".
Las comunidades indígenas realizan reuniones comunitarias, llamadas mingas, en las que discuten acciones para que se cumpla con la Constitución de Colombia y se respeten los derechos de autonomía de los pueblos originarios.
De las 15 personas que resultaron heridas, tres tienen lesiones de gravedad de pronóstico reservado y son atendidas en el el Hospital Universitario del Valle.
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