Estados Unidos y China arrancan hoy en esta capital una nueva ronda de negociaciones comerciales en medio de tensiones agravadas tras el anuncio de cargos criminales contra la empresa tecnológica Huawei y una de sus altas ejecutivas.
Las pláticas, fijadas para miércoles y jueves, buscarán resolver las disputas comerciales que desde hace un año contaminan los nexos entre los dos países y que se producen en el marco de negociación acordado por el presidente Donald Trump y su par chino, Xi Jinping, en diciembre durante la cumbre del G20.
Sin embargo, el cara a cara aquí del viceprimer ministro chino Liu He, negociador por Beijing, y el representante de Comercio, Robert Lighthizer, que encabeza la delegación de la administración Trump, tendrá la sombra del caso Huawei.
El Departamento de Justicia presentó el lunes un paquete de cargos contra el gigante tecnológico chino, involucrando a dos subsidiarias y su directora financiera, Meng Wanzhou.
Los imputa de fraude bancario, obstrucción de la justicia y violación de las sanciones a Irán, lo que la multinacional niega categóricamente.
Meng, hija de Ren Zhengfei, fundador de Huawei, fue arrestada en Canadá el pasado 1 de diciembre en la occidental ciudad de Vancouver (Columbia Británica) por una orden de la justicia estadounidense.
La directiva -quien podría enfrentarse hasta a 30 años de cárcel en el vecino país- ahora está en libertad bajo fianza en espera de un eventual proceso de extradición, sobre el cual Washington ya hizo la reclamación formal a Ottawa.
Las autoridades chinas han reiterado los fines políticos que se esconden detrás de este tema, mientras insisten en que el expediente Wanzhou no es más que parte de la gran campaña de la Casa Blanca contra Huawei, que amenaza con irse a la vanguardia de la revolucionaria tecnología 5G.
Entretanto, el mandatario estadounidense, que prometió en la tregua suspender hasta el 1 de marzo el incremento de los aranceles de 10 al 25 por ciento a importaciones anuales chinas por valor de 200 mil millones de dólares, amenazó con activar las tarifas un día después de no alcanzarse un acuerdo en esta ronda de conversaciones.
Aunque China ha apostado a la solución de los diferendos, los expertos opinan que es necesaria la cautela sobre el resultado de las nuevas negociaciones, que pueden no ser -sugieren- la solución a todos los problemas con Estados Unidos.
agp/dfm/cvl
Sin embargo, el cara a cara aquí del viceprimer ministro chino Liu He, negociador por Beijing, y el representante de Comercio, Robert Lighthizer, que encabeza la delegación de la administración Trump, tendrá la sombra del caso Huawei.
El Departamento de Justicia presentó el lunes un paquete de cargos contra el gigante tecnológico chino, involucrando a dos subsidiarias y su directora financiera, Meng Wanzhou.
Los imputa de fraude bancario, obstrucción de la justicia y violación de las sanciones a Irán, lo que la multinacional niega categóricamente.
Meng, hija de Ren Zhengfei, fundador de Huawei, fue arrestada en Canadá el pasado 1 de diciembre en la occidental ciudad de Vancouver (Columbia Británica) por una orden de la justicia estadounidense.
La directiva -quien podría enfrentarse hasta a 30 años de cárcel en el vecino país- ahora está en libertad bajo fianza en espera de un eventual proceso de extradición, sobre el cual Washington ya hizo la reclamación formal a Ottawa.
Las autoridades chinas han reiterado los fines políticos que se esconden detrás de este tema, mientras insisten en que el expediente Wanzhou no es más que parte de la gran campaña de la Casa Blanca contra Huawei, que amenaza con irse a la vanguardia de la revolucionaria tecnología 5G.
Entretanto, el mandatario estadounidense, que prometió en la tregua suspender hasta el 1 de marzo el incremento de los aranceles de 10 al 25 por ciento a importaciones anuales chinas por valor de 200 mil millones de dólares, amenazó con activar las tarifas un día después de no alcanzarse un acuerdo en esta ronda de conversaciones.
Aunque China ha apostado a la solución de los diferendos, los expertos opinan que es necesaria la cautela sobre el resultado de las nuevas negociaciones, que pueden no ser -sugieren- la solución a todos los problemas con Estados Unidos.
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