José Vicente Rangel| Para dialogar se necesita más de uno


1El país -prácticamente sin excepciones- coincide en la necesidad de dialogar. Las encuestas lo confirman, y no hay reunión social donde el tema no sea abordado con carácter perentorio. Luego de la victoria electoral del pasado 30 de julio de la propuesta presidencial sobre la Asamblea Nacional Constituyente, ese sentimiento adquirió mayor solidez. El respaldo de más de ocho millones de ciudadanos reveló su hondo calado popular y la pertinencia que tiene como única opción válida ante la crisis.

2No es por nada, pero lo cierto es que en torno al tema del diálogo Nicolás Maduro ha tenido una posición invariable. Desde que arribó a la Presidencia de la República, hace ya más de cuatro años, no ha vacilado en exaltar las bondades de esta opción, y, lo que es más importante, en insistir en ella, tercamente, exponiéndose al rechazo, a la burla, a la descalificación, por potenciales interlocutores. Frente a la arremetida del candidato que derrotó en limpios comicios, reaccionó con serenidad e invocó la necesidad de dirimir diferencias civilizadamente. Tuvo, además, el gesto que no le fue reconocido por la oposición de invitarla a Miraflores y permitirle en “cadena nacional” dirigirse al país. En cada uno de los episodios puntuales en los que tendió la mano a los rivales, la respuesta siempre estuvo encuadrada en la violencia.

3Por si fuera poco, recurrió a la mediación internacional. Solicitó ayuda de ex presidentes, de organismos regionales e, inclusive, del Vaticano. Pero cada una de las iniciativas que promovió fue despreciada o demonizada, atribuyéndole un trasfondo de maniobra para sembrar la división en el campo opositor. No ha habido en Venezuela otro gobernante con tanta paciencia para aguantar el desaire y perseverar en lo que propone. En vez de desmayar y renunciar al objetivo de crear un escenario de diálogo, insiste incluso en los momentos de más tensión y cuando la violencia se desborda en la calle.

4 El drama para Maduro ha sido el de alguien que tiene que predicar en el desierto de un liderazgo político y empresarial carcomido por el odio y el oportunismo. Alguien que no ha contado con una oposición moderna, actualizada, sino, por el contrario, revanchista. A la que no le importa el país. Que no lo consulta, sino que asume políticas divorciadas del sentimiento nacional. La mejor demostración ha sido la sorpresa de ese liderazgo con motivo del resultado que arrojaron las urnas electorales el 30-J.

5En la entrevista que le hice en mi programa de televisión del domingo 20, ratificó su posición respecto al diálogo. Manifestó una vez más su disposición para asumirlo plenamente. Puso todas las cartas sobre la mesa y emplazó a la dirección opositora a sumarse al sentimiento nacional en contra de la violencia y a favor de la paz. Advirtió acerca de los riesgos que corre el país si no hay voluntad para desechar el sectarismo y las visiones violentas. Exaltó el papel de la Asamblea Nacional Constituyente como escenario privilegiado para el entendimiento de los diversos sectores de la sociedad, sin exclusiones. No creerle a Maduro lo que dice y promete es parte de la subestimación que cultivan sus adversarios. Que, por lo demás, siempre ha sido la trampa mortal en la cual han caído y la que precede a sus estrepitosas derrotas. ¿No llegó el momento para ellos de rectificar? ¿De convertirse en la oposición racional que reclama, no solo Maduro, sino la mayoría de los venezolanos y las venezolanas? No hay otra vía. La que algunos conciben, la violenta, ya fue transitada con efectos deplorables para los patrocinantes.

LABERINTO:

Delitos de odio. El pronunciamiento de la Asamblea Nacional Constituyente sobre la actitud de personas desquiciadas a las que se les inoculó un desprecio irracional hacia sus semejantes, es más que pertinente en las actuales circunstancias. Los delitos promovidos por una política de odio, que ocurrieron en los días de la infamia que vivió el país durante más de tres meses, no pueden quedar sin castigo. Quienes instigaron al ultraje, la violencia física, el asesinato de seres humanos -muchos de ellos incinerados en la calle- por el color de la piel, por la simple sospecha de que las víctimas eran chavistas, o ejercían algún cargo en la administración pública, tenían algún parecido físico con dirigentes del mundo oficial o vestían uniforme militar, sentaron un precedente oprobioso en Venezuela. Antes nunca se vieron acciones tan sórdidas, reveladoras de la degradación humana a que fueron conducidas personas influidas por una prédica de exterminio cuyos antecedentes habría que buscarlos en la Alemania nazi…

La siniestra práctica se extendió al exterior. Los venezolanos que por una u otra razón están afuera -por cierto, una minoría por razones políticas- asumen igual comportamiento. Están a la caza de chavistas, o supuestos chavistas -mujeres, hombres, ancianos, niños-, para descargar su odio y perseguir, cobardemente, a compatriotas. Hay numerosos casos que constituyen una vergüenza. El último que conozco es el de Jorge Rodríguez y sus hijos, en México, acosados por un miserable que los insultó en plena calle y lo tildaba de asesino. Una prueba más del pestilente mensaje de odio con el que adoctrinan a sus seguidores dirigentes de una oposición sin ética ni proyecto político serio. Agredir a Jorge Rodríguez es agredir la dignidad humana…

Sin duda que hay felicitar a los dirigentes de la oposición que decidieron participar en las elección de gobernadores. El más hábil de ellos, Ramos Allup, se dio cuenta a tiempo de que si no lo hacía quedaba en manos de los radicales guarimberos. Como Julio Borges vacilaba, por temor a la reacción de la calle, el líder adeco tomo la iniciativa y acertó. Sin embargo, lo que pasa dentro de la MUD es lo más parecido a saco de gatos…

Me comentan personas bien informadas que avanza una especie de “diálogo en las catacumbas” para garantizar la normalidad del proceso electoral regional. No obstante, nada trasciende porque la parte opositora considera que cualquier filtración puede afectar el esfuerzo que se viene realizando. Los dirigentes del sector le temen a las respuestas de los ultras de la calle que, incluso, han amenazado con emplear la violencia física contra ellos…

Las relaciones con el Gobierno colombiano están en un disparadero. Santos es partidario de la ruptura porque de esta manera recompone su relación con Uribe (piensa él). Santos está muy debilitado y teme por su futuro, cuando salga del cargo. Cuenta solo con el apoyo del Gobierno de EEUU, con el que cultiva una estrecha relación. Uribe, por su lado, afirma entre sus íntimos que no le perdona a Santos la traición, luego que lo hizo su ministro de Defensa y que le legó la Presidencia…

Detrás de la posición adoptada por el directivo de la empresa Smartmatic, Antonio Mugica, está la mano del millonario George Soros, y, sobre todo, del MI6 británico (organismo de Inteligencia Militar), con lord Mark Malloch Brown. La operación fue montada con fines políticos, en función de una “transición” en el país, para lo cual era importante descalificar el sistema electoral venezolano con el argumento de que es susceptible de fraude. Tal como trataron de hacerlo con la denuncia chimba de Smartmatic…

Una vez más la puñalada trapera de la oligarquía colombiana contra Venezuela. A nadie debe sorprender la actitud de Juan Manuel Santos y otros altos cargos del Gobierno del vecino país. Es, como en la fábula, la condición innata del alacrán.
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About Ricardo Abud (Chamosaurio)

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