Según versiones difundidas por varios medios, el contingente militar estará compuesto por un buque principal para el comando de la misión, escoltado por otras embarcaciones ligeras de patrullaje, con el respaldo de medios aéreos y la participación de unos 700 efectivos, a un costo aproximado de nueve millones de euros mensuales.
La iniciativa del ejecutivo encabezado por el primer ministro, Paolo Gentiloni, responde a la solicitud formulada por el presidente del gobierno de acuerdo nacional de la nación norafricana, Fayez al Serraj, considerada por el jefe de gobierno italiano 'un punto novedoso muy relevante para enfrentar el tráfico de seres humanos'.
En conferencia de prensa ofrecida tras una entrevista con al Serraj hace dos días en esta capital, Gentiloni expresó que las opciones serán valoradas con las autoridades libias y el parlamento italiano.
Uno de los aspectos pendientes aún de definición, apunta el diario La Repubblica, es el de las reglas operativas, las cuales deben ser consecuentes con la premisa de que la responsabilidad de detener a los migrantes y devolverlos a tierra firme será de las autoridades libias.
El destino de los interceptados, una vez retornados a Libia, según la misma fuente, es otro de los aspectos sobre los cuales se trabaja, con la posibilidad de que sean acogidos en centros gestionados por entidades de la ONU como la Agencia para los Refugiados y la Organización Internacional para las Migraciones.
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