Jesús Ramírez: El talento musical más allá de la invidencia
Caracas, 08 Jul. AVN.- Allí estaba, frente al piano, no podía ver al público, ni las teclas que tocaba, pero sonreía cuando escuchaba la lluvia de aplausos al terminar cada pieza que interpretó en el concierto que dio este sábado en el Museo del Teclado, en Parque Central.
Tiene apenas 15 años y su nombre es Jesús Ramírez, no por casualidad.
Nació, a los siete meses de gestación, el 26 de julio de 1996 con 900 gramos de peso, 39 centímetros de estatura y una ceguera irreversible. Su madre Ángela González se lo encomendó a Jesucristo. "Él se vio muy malito, estuvo varias semanas en la incubadora, por eso lo llamé Jesús".
Ángela supo que su niño, el único varón de cuatro hijos, iba a ser músico desde que lo vio sacando melodías en un piano de juguete que una de las tías le obsequió en Navidad, tenía apenas dos años, pero estuvo más segura cuando Jesús le lanzó la petición: "Quiero un piano grande". Fue cuando cumplió cinco años que la Gobernación de Aragua le donó el instrumento y allí se destacó.
Aunque en el pasado no recibió una educación formal (ni básica ni musical) porque el modesto vivir de su familia no le permitió acceder a una escuela especial, el joven aprendió por oído a manejar el piano y hoy recibe clases del profesor Roberto Mora del Museo del Teclado, además de lecciones de braille cada ocho día en su casa en San Casimiro, estado Aragua.
Fue Mora quien le enseñó, en tres clases, las canciones con que inició el concierto en el Museo del Teclado, organizado por Fundarte, así las manos del pequeño Jesús se pasearon por las notas de la Contradanza Suite y Joropo Escabillao, de Luisa Elena Paisano, e interpretó la canción Amor se escribe con A, del famoso pianista francés Richard Clayderman.
Pero luego se paró y se colocó frente al teclado para poner a bailar al público con temas de merengue y cumbia, al tiempo que también mostró su talento como cantante. "Canté desde los siete años, me encanta los sonidos que encuentro en el piano, las notas. Sueño seguir siendo pianista, además toco la flauta, el tambor, la armónica, y el acordeón, aunque debo practicar más".
Le gusta la música romántica, el pop, pero también el rock. En el mes de noviembre el pequeño Jesús participará en el concurso nacional de piano, por lo que su madre se siente orgullosa y espera que haya muchos más conciertos.
Mientras Jesús tocaba sentía la alegría recorrerle todo el cuerpo y hasta la mirada de una multitud, que en realidad era un modesto pero significativo público reunido en el Museo del Teclado.
"El próximo será en el Teresa Carreño", decía alguien del público y la lluvia de aplausos volvía a provocar la sonrisa de Jesús.
AVN
Caracas, 08 Jul. AVN.- Allí estaba, frente al piano, no podía ver al público, ni las teclas que tocaba, pero sonreía cuando escuchaba la lluvia de aplausos al terminar cada pieza que interpretó en el concierto que dio este sábado en el Museo del Teclado, en Parque Central.
Tiene apenas 15 años y su nombre es Jesús Ramírez, no por casualidad.
Nació, a los siete meses de gestación, el 26 de julio de 1996 con 900 gramos de peso, 39 centímetros de estatura y una ceguera irreversible. Su madre Ángela González se lo encomendó a Jesucristo. "Él se vio muy malito, estuvo varias semanas en la incubadora, por eso lo llamé Jesús".
Ángela supo que su niño, el único varón de cuatro hijos, iba a ser músico desde que lo vio sacando melodías en un piano de juguete que una de las tías le obsequió en Navidad, tenía apenas dos años, pero estuvo más segura cuando Jesús le lanzó la petición: "Quiero un piano grande". Fue cuando cumplió cinco años que la Gobernación de Aragua le donó el instrumento y allí se destacó.
Aunque en el pasado no recibió una educación formal (ni básica ni musical) porque el modesto vivir de su familia no le permitió acceder a una escuela especial, el joven aprendió por oído a manejar el piano y hoy recibe clases del profesor Roberto Mora del Museo del Teclado, además de lecciones de braille cada ocho día en su casa en San Casimiro, estado Aragua.
Fue Mora quien le enseñó, en tres clases, las canciones con que inició el concierto en el Museo del Teclado, organizado por Fundarte, así las manos del pequeño Jesús se pasearon por las notas de la Contradanza Suite y Joropo Escabillao, de Luisa Elena Paisano, e interpretó la canción Amor se escribe con A, del famoso pianista francés Richard Clayderman.
Pero luego se paró y se colocó frente al teclado para poner a bailar al público con temas de merengue y cumbia, al tiempo que también mostró su talento como cantante. "Canté desde los siete años, me encanta los sonidos que encuentro en el piano, las notas. Sueño seguir siendo pianista, además toco la flauta, el tambor, la armónica, y el acordeón, aunque debo practicar más".
Le gusta la música romántica, el pop, pero también el rock. En el mes de noviembre el pequeño Jesús participará en el concurso nacional de piano, por lo que su madre se siente orgullosa y espera que haya muchos más conciertos.
Mientras Jesús tocaba sentía la alegría recorrerle todo el cuerpo y hasta la mirada de una multitud, que en realidad era un modesto pero significativo público reunido en el Museo del Teclado.
"El próximo será en el Teresa Carreño", decía alguien del público y la lluvia de aplausos volvía a provocar la sonrisa de Jesús.
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