Moscú, 23 de abril, RIA Novosti.
Los Gobiernos de Sudán y Sudán del Sur, dos países enfrentados desde hace tres semanas por el control de una zona petrolera fronteriza, deben poner fin a las intervenciones mutuas en asuntos internos y al apoyo de la oposición armada del otro país, declaró este lunes el Ministerio de Exteriores de Rusia.
Según recordó la cancillería rusa, las tropas sursudanesas se retiraron del campo petrolero sudanés de Heglig que invadieron el pasado 12 de abril, de forma que Jartum recuperó el control de esta zona que fue incluida en su territorio en virtud de un fallo de la Corte Permanente de Arbitraje y a la que corresponde casi la mitad de los 115.000 barriles diarios de crudo producidos por el país africano. Al retirar sus tropas, Juba cumplió uno de los puntos clave de la declaración del Consejo de Seguridad de la ONU del 12 de abril, señaló el Ministerio ruso.
No obstante, la situación general en la zona fronteriza entre los dos países continúa presentando tensa. “Moscú espera de las dos partes sudanesas nuevos pasos para cumplir íntegramente las exigencias del Consejo de Seguridad de la ONU, incluidas las de renunciar mutuamente a injerirse en los asuntos internos y a apoyar la oposición armada del otro”, dice el comunicado de la cancillería rusa. Según la diplomacia rusa, se debe hacer todo lo posible para “impedir un enfrentamiento bélico, creando condiciones para la reanudación de las negociaciones entre Jartum y Juba” para buscar una solución al conflicto aceptable para ambos.
Tras la proclamación de la independencia de Sudán del Sur en julio de 2011, Juba recibió el 75% de los yacimientos petroleros del antiguo Sudán. No obstante, pretende también hacerse con el control de otras zonas petroleras, como Heglig. Como consecuencia del reciente conflicto por Heglig, el Gobierno sudanés anunció que abandona las negociaciones con el país vecino que tenían lugar en la capital etíope, Adís Abeba, por iniciativa de la Unión Africana.
Además, la nueva escalada de tensión hizo imposible la demarcación de la frontera común entre los dos países, de 1.800 kilómetros, que fue pactada anteriormente. En lo que va de año, Jartum y Juba han advertido en reiteradas ocasiones sobre la posibilidad de una guerra entre ambos y han cruzado acusaciones de apoyar a sendas guerrillas que operan en el territorio de cada uno de los dos Estados.
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