Abrirse camino estudiando lejos de Rusia para vivir mejor

Abrirse camino estudiando lejos de Rusia para vivir mejor

Por: Indira Veleeva,
RIA Novosti


Hay quienes opinan que merece la pena estudiar en el extranjero para luego poder aplicar los conocimientos adquiridos en el país de origen.


Otros, en cambio, ven en los estudios cursados en otros lugares una posibilidad de establecerse en un sitio más próspero.

Los corresponsales de la redacción juvenil de RIA Novosti se dedicaron a entrevistar a los jóvenes que han estado estudiando o han permanecido de prácticas en el exterior para poder de esta forma determinar los mejores destinos para los estudiantes rusos.

Los países europeos

Los países en los que uno podría estudiar y buscar trabajo se podrían dividir en cuatro grupos. El primero de ellos abarcaría los países de Europa continental. Sería una opción no demasiado cara y la más cómoda desde el punto de vista psicológico, dado que el clima es parecido al ruso y la gente es simpática y cortés. En Alemania, Francia, República Checa y los países escandinavos uno podría matricularse en una Universidad gratis o pagando la modesta cantidad de 1.000 euros por curso académico.

Si uno lo que busca es encontrar trabajo, merece la pena recibir alguna formación técnica. En primer lugar, porque en casi todos los países se registra en estos momentos escasez de ingenieros, operarios de obra e informáticos. En segundo lugar, porque para un extranjero es más fácil aclararse con la terminología técnica sin tener que conocer la lengua a la perfección. Y además, el lenguaje técnico ruso viene en gran medida prestado del inglés o del alemán.

Sin embargo, al entrar en un centro europeo de estudios superiores hay que tener en cuenta que podría resultar más difícil estudiar allí que en Rusia. “El diploma de ingeniero por alguna Universidad rusa se homologa en Europa como el grado de diplomado. Es decir, uno puede estudiar la licenciatura, pero no encontrar trabajo antes de acabar los estudios”, cuenta Alexei Kutiávin, antiguo estudiante de la Universidad de Tecnologías de Construcción de Rostov. "Para mí", prosigue, "estudiar en Alemania fue considerablemente más difícil que hacerlo en Rusia, por la lengua y también porque cerca del 60% del tiempo libre uno ha de invertirlo en los estudios. En las clases a uno se le da sólo parte de la información y el resto el estudiante ha de encontrarlo por su cuenta en los libros de texto, biblioteca o Internet. Tampoco se formula el temario antes de los exámenes, de modo que uno o está bien preparado o suspende".

Para algunos los estudios suponen una carga excesiva, sobre todo, en la etapa de la diplomatura. “Entré en la Escuela Superior de Economía en Praga. Los estudios eran gratuitos, pero naturalmente todas las clases se impartían en checo”, cuenta Verónica Verko. La joven optó por volver a Rusia hace un par de años para estudiar aquí. El plan curricular está redactado de una manera muy precisa, pero ofrece grandes diferencias con el sistema de educación en Rusia. En nuestro país uno recibe a principios de año el horario de las clases, a las que tiene que asistir. En Praga cada uno dispone de su tiempo, está libre de elegir las asignaturas que le interesen, el horario e incluso al profesor. Luego, para aprobar, se han de reunir 60 puntos de los 100 posibles, de lo contrario a uno le suspenden. Si se juntan demasiados suspensos, el estudiante ha de repetir año. Algunos estudiantes provenientes de Rusia repiten el primer curso 3 ó 4 veces. No obstante, en la República Checa hay muy buenas perspectivas laborales. A partir del tercer año de estudios los jóvenes pueden realizar prácticas en las empresas que tienen firmado un contrato con la Universidad en la que estudian. Varias veces al año se celebran ferias de empleo en las cuales, y tras presentar el currículum es posible encontrar un buen trabajo. Los más demandados son los informáticos, literalmente valen su peso en oro, cuenta Verónica:" A pesar de todo, pocos se quedan en la República Checa, se trasladan a los países vecinos o vuelven a casa”.

No obstante, las cosas no son tan fáciles de vuelta a Rusia. “Sin duda alguna, merece la pena estudiar en el extranjero”, opina Yulia Dónchenko, quien ha vuelto recientemente a su ciudad natal, Rostov, después de unas prácticas realizadas en Alemania. "El problema consiste en que al volver uno se ve como en medio de un vacío, porque en cualquier campo Rusia va por detrás de Alemania, de modo que los conocimientos recibidos se acaban perdiendo. Aquellos de mis conocidos que estudiaron en Alemania, bien se quedaron tras graduarse en este país, bien se han colocado en Rusia en empresas austríacas o ruso-alemanas", añade. Ello se debe a que "a nivel de tecnología, conocimientos y tradiciones estamos considerablemente atrasados, hecho que se nota más después de haber estudiado en una universidad alemana. De modo que quienes desean realizar su potencial, se van de Rusia”.

Después de la graduación un extranjero tiene derecho a permanecer en un país europeo durante un año para poder encontrar empleo. “Incluso si uno encuentra empleo, ha de tener en cuenta que tan sólo la expedición del permiso de trabajo puede llevar en Alemania entre seis y ocho semanas. Un año es muy poco para encontrar colocación”, cuenta Anna Teréntieva, graduada por una universidad alemana. La joven tardó seis meses en encontrar trabajo y en la actualidad lleva un año trabajando de ingeniera.

“Más difícil que encontrar trabajo es obtener el permiso oficial del Servicio de Inmigración”, señala Alexéi, que acabó los estudios de licenciatura en Alemania. "Incluso si uno ha encontrado un empleo y ha firmado un contrato, los organismos competentes se dedicarán a buscar dentro de la Unión Europea a aspirantes al puesto en cuestión. Tuve la suerte de encontrar un empleo relacionado directamente con mi profesión, en la esfera del abastecimiento de energía eléctrica y sigo en la empresa en la que realicé prácticas, siendo estudiante de la licenciatura", lamenta.

A menudo, en Europa Central y del Norte la educación se imparte de manera gratuita, pero los jóvenes necesitan recursos para su manutención. Los estudiantes extranjeros de las universidades europeas tienen derecho de trabajar hasta 20 horas semanales durante el curso académico y hasta 40 horas semanales durante las vacaciones. “Se puede trabajar de camarera, por ejemplo, o de asistente en la cátedra o en una empresa relacionada con la futura profesión”, explica Anna Teréntieva. "El sueldo de un estudiante no suele superar los 400 euros. En caso de poder colocarse en alguna multinacional, cosa que ocurre con poca frecuencia, se podría cobrar hasta 900 euros”.

Las prácticas y el trabajo durante la enseñanza son, además, una buena oportunidad para perfeccionar los conocimientos de la lengua. Incluso si las asignaturas se imparten en inglés, como pasa en Alemania y en los países escandinavos, para poder encontrar un trabajo después de graduarse uno ha de dominar la lengua oficial. “El principal problema con el que se topan los extranjeros a la hora de buscar empleo en Finlandia es el idioma”, cuenta Kamil Ismaguílov, estudiante de una de las universidades finlandesas. Desde el principio de la enseñanza uno puede asistir al curso de la lengua finlandesa y todos los veranos hay prácticas. De modo que para la graduación se adquiere un cierto nivel de idioma y no resulta muy difícil quedarse a vivir y a trabajar en Finlandia.

En los países de Europa del Sur, la situación es bastante más complicada. “No parece posible que en estos momentos ninguna empresa española contrate a un extranjero, a no ser que se trate del sector servicios o de la distribución de entradas para discotecas”, señala Serguéi Sarkisián, estudiante de la facultad de Periodismo de la Universidad Estatal Lomonósov de Moscú, que acaba de finalizar sus prácticas en España. La crisis es muy profunda, la gente se asusta al ver un billete de valor superior a los 100 euros. Los españoles, sin embargo, no parecen muy asustados por la escasez de fondos públicos y por una tasa de desempleo de un 30%: desde por la mañana las cervecerías se empiezan a llenar. Me gustaría intentar busca r trabajo en España, pero no ahora”, concluye el joven.

Estados Unidos y el Reino Unido

El segundo grupo, que incluye Estados Unidos y El Reino Unido, goza de mayor popularidad entre los estudiantes provenientes de Rusia. Ello se debe, en primer lugar, a que allí se habla inglés. Además, Estados Unidos está más abierto a los inmigrantes que los países de Europa. Parece ser por la historia estadounidense, un país creado por los inmigrantes, el famoso “melting-pot” donde se fundían todas las culturas.

La principal desventaja de los estudios en el Reino Unido y en EEUU son los altos costes de la educación: cerca de 20.000 dólares en primer caso y cerca de 15.000 o 20.000 dólares en el segundo. La residencia, cerca de 500 dólares al mes, se paga aparte.

En Estados Unidos los estudiantes también tienen derecho de trabajar, pero esta normativa se hace cada vez más estricta. En la actualidad los estudiantes extranjeros deben buscar trabajo únicamente en el campus. La cantidad de horas autorizada, 20 durante el curso académico y 40 durante las vacaciones, es igual que en los países europeos.

Finalizados los estudios superiores, el extranjero puede tramitar una especie de visado de trabajo de 1 año de vigencia. El éxito en la busca del empleo varía según la profesión.

“En mi opinión se puede encontrar trabajo con mayor facilidad en Estados Unidos para un profesional de la rama de Ciencias Naturales”, dice Oleg Klíkov, estudiante de la Facultad de Química de la Universidad Estatal Lomonósov de Moscú, "porque gerentes tienen en abundancia y de México también viene mucha gente. Para poder entrar en una empresa grande, un extranjero ha de tener el título del doctor, mientras que para un estadounidense es suficiente el diploma del licenciado". Sin embargo, en el campo de las Ciencias Naturales faltan especialistas y, por lo tanto, los científicos extranjeros tienen perspectivas en este país. Por otra parte, a los químicos rusos les cuesta competir con los profesionales de la India o de China. Nuestra única ventaja son las experiencias prácticas recibidas en los laboratorios. La teoría, no obstante, hay que estudiarla sobre la marcha, porque en este aspecto los conocimientos recibidos en una universidad rusa resultan inútiles.

Oleg realizó en EEUU prácticas en un laboratorio químico y ahora está planeando cursar los estudios de postgrado. “En Estados Unidos incluso a los jóvenes profesionales se les trata con respeto. No es muy difícil encontrar una empresa que pague al personal en prácticas un sueldo estable, una meta inalcanzable en Rusia. Mi primer artículo lo escribí precisamente en Estados Unidos. Allí nadie opina que un físico que investiga la teoría tenga la cabeza en las nubes, diría que ser científico es una profesión prestigiosa”.

Antiguas colonias británicas

El tercer grupo queda compuesto por Canadá, Australia y Nueva Zelanda. Desde hace tiempo Canadá es un destino muy popular entre quienes tienen planes de marcharse de Rusia.

“Me estoy preparando en estos momentos para cursar la licenciatura en Canadá. El nivel de educación es igual de alto que en Estados Unidos, pero la enseñanza es más barata”, cuenta Tatiana, estudiante del último año de carrera de la Universidad Estatal Lomonósov de Moscú. La joven está en lo cierto, la calidad de la educación recibida en Canadá es apreciada en todo el mundo. Tampoco presenta gran dificultad para un extranjero encontrar empleo, dado que se trata de un país multinacional y muy abierto a los inmigrantes. Sin embargo, los sueldos de quienes no tengan nacionalidad canadiense son considerablemente más bajos. Se puede tramitar la nacionalidad a partir del tercer año de residencia en el país.

Algunas personas aspiran a cobrar sueldos altos enseguida después de graduarse y no quieren esperar durante años su ascenso. Kamila Sharafutdínova estudió en Canadá la diplomatura en Ciencias Empresariales, tras lo cual decidió volver a Rusia: “Me podría haber quedado allí, pero me di cuenta de que en Moscú sería capaz de encontrar mejor colocación”. Actualmente Kamila ocupa un puesto de importancia en uno de los bancos rusos.

Son pocos los que se atreven a marcharse a Australia y Nueva Zelanda. En primer lugar, por las distancias. Por desgracia, los precios de educación son “casi británicos”, unos 15.000 o 20.000 dólares al año. Sin embargo, los expertos del proyecto 'Freeway', que se encargan de buscar empleo en el extranjero, aseguran que las posibilidades de establecerse en uno de estos dos países y de conseguir la nacionalidad en pocos años son muy altas.

Lo más importante es escoger bien la especialización. Si uno estudia Gestión de ventas o Estudio de Mercados, las posibilidades de encontrar empleo bajan, dado que es necesario conocer las peculiaridades del negocio local y hablar inglés a la perfección. Los profesionales más solicitados son los ingenieros, los informáticos y los empleados del sector de servicios.

La principal ventaja de Nueva Zelanda y Australia en comparación con otros destinos es una competencia muy baja en el mercado de trabajo. Los principales rivales de los rusos son inmigrantes de los países del Sudeste asiático, a quienes cuesta más adaptarse al estilo occidental de la vida. El número de puestos de trabajo, sin embargo, sigue creciendo, porque ambos países se están desarrollando de una manera activa, habiendo sido afectados por la crisis en menor medida que el resto del mundo.

De modo que, en vez de luchar por los escasos puestos de trabajo en Estados Unidos o Europa, uno podría participar en obras de construcción en el oeste de Australia o atraer turistas rusos a las costas de Nueva Zelanda. Lo único que hay que recordar es el ataque de nostalgia que le costará a más de uno, además de una considerable suma de dinero, 24 horas de viaje.

Los países asiáticos

Algunos opinan que no merece la pena instalarse en Europa y lo justifican, además de la crisis, por el declive general de la cultura europea. Los países del futuro son considerados los Estados asiáticos. La probabilidad de encontrar empleo allí es una de las más altas del mundo.

“No es difícil encontrar trabajo en Corea del Sur, sobre todo para una persona de profesión técnica y un buen nivel del idioma coreano”, explica Alexandra Kuznetsova, estudiante de la Facultad de Estudios Orientales de la Universidad Estatal de San Petersburgo. "Para los informáticos existen incluso puestos que no requieren dominio de la lengua nacional. El principal problema no consiste en la falta de oferta, sino en la jerarquía profesional propia de Corea. A un ruso le supone un gran esfuerzo acostumbrarse a ella", explica la alumna.

Quienes hablan bien inglés pero no dominan lenguas asiáticas pueden trabajar en los países de Sudeste asiático de profesores de inglés. En Corea y Japón se puede encontrar este tipo de empleo siendo todavía estudiante de la Universidad.

“Es posible compaginar los estudios con el trabajo”, asegura Alexandra. Una de las opciones más asequibles es dar clases de inglés en un colegio: "Trabajando a media jornada, se puede sacar cerca 1.000 dólares al mes. Un estudiante siempre encontrará trabajo, sea de extra durante rodajes de películas o dando clases particulares de inglés a los alumnos de colegios”.

Si uno habla la lengua oficial de país, disfruta de mayores posibilidades de empleo. “En Japón muchos trabajan desde los 16 años. Yo trabajé de camarera en un restaurante de comida tradicional”, cuenta Elizaveta, estudiante de la Facultad de estudios orientales de la Universidad Estatal de San Petersburgo. La joven estudió en Japón los últimos años del colegio y más tarde participó en el programa de intercambio estudiantil: "Lo único que es necesario es conocer bien el japonés”.

Elizaveta optó por no quedarse en Japón. “Es un país bastante cerrado, tan sólo un 2% de la población procede de fuera del país. Un forastero nunca dejará de serlo, incluso si habla el japonés mejor que los nativos. "Cuantos más años lleve uno en Japón y cuanto más se empape de la mentalidad nacional, más difícil lo tendrá. Muchos extranjeros durante sus primeros años en este país están seguros de que los tratan de una manera excelente, siempre con sonrisas e inclinaciones de cortesía. Sin embargo, la manera de comportarse de los habitantes de Japón a menudo no tiene nada que ver con sus emociones verdaderas. Al darse cuenta de ello, uno empieza a sentirse nada cómodo”, concluye.

Cualquier inmigrante ruso de una u otra forma se ha tenido que topar con el proceso de la adaptación, sea cual sea el país del destino. Siempre se ha de estar mentalizado de que uno nunca se integrará del todo, y si no se asusta ante esta perspectiva, debería intentarlo. Por otra parte, siempre se puede volver a Rusia.
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About Ricardo Abud (Chamosaurio)

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