Tres años después de la crisis el mundo puede afrontar nuevas convulsiones

Tres años después de la crisis el mundo puede afrontar nuevas convulsiones
Por: Vlad Grinquévich,
RIA Novosti

El 15 de septiembre de 2008 Lehman Brothers, banco de Estados Unidos, al verse con un pasivo de $613.000 millones, anunció la quiebra.

Este suceso se considera el inicio de la crisis financiera del año 2008. En cuanto a su fin, los economistas no creen que sea pronto. Al contrario, en los últimos meses la probabilidad de la segunda ola ha crecido considerablemente.

Una evidencia es la situación en Grecia que se encuentra al borde de colapso, la situación volátil en los mercados financieros, la caída de los ratings de los gigantes bancarios franceses, Societe Generale SA y Credit Agricole SA.

Un 50%

Los economistas otorgan un 50% a la probabilidad de una nueva crisis. La situación va agravándose. Tanto funcionarios estatales, como expertos independientes reconocen que después de que Grecia se vio al borde de la quiebra, la probabilidad de la segunda ola ha crecido mucho.

Esta opinión la comparte el ministro de Finanzas ruso, Alexei Kudrin, comentando en la conferencia dedicada al 20 aniversario del inicio de reformas económicas en Rusia, celebrada el pasado 10 de septiembre, que “los viejos problemas que quedaron sin solución, ahora reaparecen de manera mucho más acuciante”.

Los jugadores de los mercados financieros, según el analista de Uralsib Capital, Leonid Slipchenko, en su mayoría, prevén la caída; la probabilidad de la crisis o recesión ya se tienen en cuenta a la hora de fijar los precios de las acciones y otros instrumentos financieros.

Cabe precisar que se trata no de una crisis nueva sino de la continuación de la iniciada en 2008 con la quiebra de Lehman Brothers.

Una parte de los expertos están seguros de que las medidas anticrisis de las autoridades, que constituían, principalmente, en elevar la liquidez de economías respectivas (EEUU sólo gastó en ello más de $10 billones) contribuyeron a la conservación de los problemas económicos existentes.
Como reconoce Slipchenko, las inversiones estatales en las economías sí detuvieron la caída de éstas últimas, pero no permitieron asegurar un crecimiento económico.

Son muchos los economistas que comparan las medidas anticrisis con un medio sintomático capaz de aliviar solamente el estado del enfermo pero es incapaz de curar de raíz la enfermedad.

“La economía quedó estancada, las tasas de crédito siguen bajas, pero sin que crezca notablemente el financiamiento crediticio. El paro queda a un nivel bastante alto, - comenta Slipchenko. – Pero son problemas fundamentales que no pueden ser resueltos con ninguna cantidad de medidas paliativas”.

La aritmética de Ford

La crisis del año 2008 empezó con deudas, luego afectó el sector financiero y se propagó a la economía real.

La crisis que está por llegar, si llega de verdad, empezará igualmente como crisis de deuda, pero esta vez los deudores problemáticos no serán los bancos o prestatarios individuales, sino estados enteros. Sin embargo, algunos economistas recomiendan buscar las causas fundamentales de la crisis anterior y las de la que se prevé no en el sector financiero.

El director del Instituto de Globalización y Movimientos Sociales, Boris Kagarlitski, ve como uno de los principales problemas económicos de los últimos decenios, la desproporción entre el consumo y la producción.

Cabe recordar el ejemplo de Henry Ford, quien subió los salarios de sus empleados para que pudieran ahorrar con tal de comprar los coches que producían. Según Kagarlitski, el genial empresario fue el padre del modelo de labor cara que se arraigó después de la Segunda Guerra Mundial y empezó a desaparecer en los años 80 del siglo pasado, cuando los países desarrollados apostaron por la mano de obra barata.

Esto acarreó el traslado masivo de la producción industrial de Europa y EEUU a las regiones con la mano de obra barata (ante todo, el sudeste de Asia) y la importación masiva de la mano de obra barata para los trabajos poco prestigiosos y de baja remuneración.

En otras palabras, los obreros ya no podían permitirse ahorrar para comprarse un coche. Pero es que la producción masiva no puede existir sin un consumo masivo, más aún, la propia producción empieza a generar la demanda. El importante instrumento para estimular la demanda en el último decenio fue la prestación de crédito para fines de consumo. Así, al problema de la desproporción entre la producción y el consumo se añadió el de las deudas que se hizo la causa de la crisis del 2008.

La crisis de la deuda desembocó en la financiera, pero las autoridades de los países desarrollados no se decidieron a permitir la quiebra de las corporaciones financieras optando por rescatarlas con dinero público.

En esta etapa, como explica el director gerente del grupo de empresas ruso Troika Dialog, Evgueni Gavrilenkov, el problema de la deuda pasó del sector privado al de Estado.

Esto se manifiesta de manera más dolorosa en los países europeos. Ahora el problema de la deuda estatal lo intentan resolver atrayendo capitales privados vía privatización de la propiedad estatal, con la reducción de los gastos estatales y la elevación de los impuestos. Y esto entraña el peligro de la recesión: la reducción de los ingresos de la población afectará la demanda de consumidores que es el principal catalizador de la producción industrial. Resulta un círculo vicioso.

La catástrofe será una salvación

Al mismo tiempo, una parte de economistas creen que es imposible que se repita la historia del año 2008, ya que en los últimos tres años fue invertido demasiado dinero en la economía. “Aunque empiece la recesión en los países desarrollados, la probabilidad de la que equivale a un 50%, no habrá una crisis plena de los mercados financieros”, - está convencido el Director del laboratorio del Instituto de análisis de empresas y mercados de la Escuela Superior de la Economía, Yuri Danilov. En la opinión del experto, la posible recesión sólo detendrá el restablecimiento de la economía que apenas comienza.

“Si los países desarrollados evitan la recesión, ya para los fines del año que viene podremos constatar que su economía habrá pasado a la fase de animación, – cree Danilov. – Si entramos en la recesión, la animación estará suspendida hasta los fines del 2013, principios del 2014”.

Es verdad que el sector de la economía cuenta con recursos numerosos, pero, como ya hemos notado, estos recursos son mal aprovechados.
Se puede ilustrarlo con el ejemplo de Rusia, donde los precio del petróleo casi se encuentra al nivel de ante la crisis, pero lo índices del crecimiento económico son casi dos veces menores que antes de la crisis.

“El dinero que fluye en grandes cantidades pierde su valor, - comenta la situación Boris Kagarlitski. – Se trata no del poder adquisitivo, es que el dinero deja de funcionar como un instrumento. En el mejor de los casos, es capaz de asegurar el estado volátil que estamos observando, pero no el crecimiento”.

Como explica el director del departamento del análisis estratégico de la empresa FBK, Igor Nikoláev, en 2007 las inversiones en los activos financieros superaron las en los activos no financieros 3.6 veces, mientras que en el primer trimestre del año 2011 este índice está por encima de 12.

Con estas “burbujas”, la llegada de una nueva crisis es sólo una cuestión de tiempo. Más aún, Nikoláev insiste en que sólo una nueva crisis de pleno vigor es capaz de resolver los acumulados problemas económicos, por eso los gobiernos deberían no apartar sino lanzarla, considerando previamente cómo minimizar las consecuencias.

Boris Kagarlitski también cree que la crisis, por fin, tendrá que cumplir con su tarea principal, la de quitar de la economía el capital poco eficaz al quebrar una parte de empresas financieras. Esto debe llevar a la eliminación de las desproporciones económicas existentes.

Pero la verdad es que el precio de esta tarea puede resultar demasiado alto. “Para que Europa pasara del modelo de labor barata al de labor cara se necesitó la Gran Depresión, La Segunda Guerra Mundial y la llegada al poder de comunistas en un tercio del planeta,- dice Kagarlitski. – Ahora pueden ocurrir acontecimientos de importancia semejante. Espero que sean menos violentos”.
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About Ricardo Abud (Chamosaurio)

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