Irán y los espías rusos
Por:Omar Olazábal Rodríguez
La noticia recorrió el mundo el 28 de junio: el Departamento de Justicia de los Estados Unidos anunciaba la detención de una red de 10 supuestos espías rusos. A raíz del suceso, cientos de análisis en la prensa mundial se han publicado sobre el momento en que se realiza el arresto y las consecuencias para las relaciones entre los EEUU y Rusia.
En sus recientes y esclarecedoras Reflexiones, el Comandante en Jefe Fidel Castro ha estado alertando al mundo sobre los planes de guerra contra Irán. El 24 de junio nos decía: “Habría que preguntarse cuántos, en cambio, han conocido que desde el 20 de junio naves militares norteamericanas, incluido el portaaviones Harry S. Truman, escoltado por uno o más submarinos nucleares y otros buques de guerra con cohetes y cañones más potentes que los de los viejos acorazados utilizados en la última guerra mundial entre 1939 y 1945, navegaban hacia las costas iraníes a través del canal de Suez.
Junto a las fuerzas navales yankis avanzan buques militares israelitas, con armamento igualmente sofisticado, para inspeccionar cuanta embarcación parta para exportar e importar productos comerciales que el funcionamiento de la economía iraní requiere.”
Cualquiera pudiera preguntarse: ¿existe alguna relación entre una y otra noticia?. Mi opinión es que sí. Y voy a exponer mis razones.
Es archiconocido que en el tema de Irán, como en la casi totalidad de los tópicos internacionales, incluyendo el bloqueo contra Cuba, Estados Unidos e Israel tienen unificada su política exterior. Las amenazas contra el pueblo iraní, con matices sutiles relacionados con pura semántica, suenan a diario en las voces de los hacedores de la política en Washington y Tel Aviv. Y la unificación de fuerzas militares en este caso es más que sintomática.
En fecha tan temprana como el 20 de diciembre de 2008, el corresponsal en Moscú del periódico español ABC informaba que el gobierno sionista había despachado un enviado a Rusia para pedirle a las autoridades de ese país que no suministraran misiles S-300 a Irán. Las relaciones de la potencia euroasiática con Teherán siempre han sido motivo de disgusto para los Estados Unidos y también, por supuesto, para Israel.
Son motivo de irritación también los intentos dela diplomacia moscovita de entablar un diálogo con Hamas, a la cual Israel usa como principal pretexto para afianzar el inhumano bloqueo contra la Franja de Gaza. Y, por supuesto, si a eso sumamos las continuas declaraciones rusas sobre la necesidad de que se trabaje seriamente en el cumplimiento de las resoluciones de la ONU relacionadas con la cuestión palestina, hay trigo de sobra para el sionismo y su propaganda.
El 12 de abril de este año, el Presidente de Rusia Dimitri Medvedev advirtió, según despacho de Europa Press, que si Israel atacaba Irán podría desencadenarse una catástrofe global, incluyendo el uso de armamento nuclear. A raíz del criminal asalto por parte de comandos israelíes contra la Flotilla de la Libertad, el Gobierno de Rusia ha emitido fuertes declaraciones de condena a ese injustificado y cruel acto.
Más recientemente, el pasado 15 de junio, el Representante ruso ante el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) le pedía a Israel que se adhiriera al Tratado de no Proliferación de Armas Nucleares y que pusiera todas sus instalaciones bajo el control de la OIEA. Podríamos seguir sumando elementos recogidos de las fuentes más públicas, pero a mi entender, creo que ya son suficientes.
La contienda que se prepara, o sea, la Guerra de Obama, como la llamó Atilio Borón, suscitará el absoluto rechazo internacional y las consecuencias son imposibles de prever en toda su magnitud. Rusia es una de las voces más autorizadas en el escenario internacional, tiene poder de veto en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y ha estado alertando sobre la inminente conflagración. Y cuando se prepara una guerra, sabemos que todo responde a un plan bien estructurado de propaganda y preparación del terreno.
Creo honestamente que el anuncio de la supuesta red de espionaje en estos precisos momentos tiene que ver con ese plan de preparación para la guerra. Es un intento de reblandecer las posiciones de Rusia a nivel internacional. Este tipo de anuncios y de golpes de efecto lo veremos repetirse en los próximos días y meses. Así funciona el establishment, así lo hemos visto actuar a lo largo de los años.
Mientras tanto, el Gobierno de los Estados Unidos sigue cerrando el cerco para no dejar salida alguna a una solución negociada. Golpes bajos, sanciones, anuncios sorpresivos y toda clase de artimañas serán usados para engañar a la opinión pública internacional. Por suerte ya somos muchos los que no nos dejamos engatusar. Denunciar al Imperio es nuestro deber.
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