Manos y ojos fuera del golfo
Por: Jorge Gómez Barata
Es una regla de la convivencia internacional que ante desastres de grandes proporciones los países ofrezcan ayuda. En eventos específicos, como ocurre con los derrames de petróleo, la oferta de asistencia especializada es apreciada y usualmente bien recibida. No ha ocurrido así con la explosión de la plataforma de perforación Deepwater Horizon.
Aunque puede parecer que Estados Unidos, un país enorme, el más rico y desarrollado de la tierra, experimentado en cuestiones nucleares, espaciales y petroleras y la superpotencia sobreviviente de la Guerra Fría, difícilmente pueda necesitar ayuda, no ocurre así.
Que recuerde, en los últimos años Cuba ha ofrecido asistencia a los Estados Unidos en dos oportunidades: el 11/ S cuando el espacio aéreo estadounidense fue cerrado, ante lo cual, el gobierno cubano brindó sus aeropuertos para que cientos de aviones tomaran tierra en la Isla. Durante el azote del huracán Katrina a Nueva Orleans, Cuba ofreció una brigada médica. Las ofertas no fueron aceptadas, lo cual no significa que no fueran necesarias.
Más recientemente con motivo del derrame de petróleo ocasionado por la explosión de la plataforma de Deepwater Horizon, el 20 de abril pasado, a unos 60 kilómetros de las costas de Luisiana, British Petroleum (BP) y Estados Unidos, al menos públicamente no han respondido o han declinado los ofrecimientos de ayuda para contener la fuga de hidrocarburo.
Empresas e instituciones rusas que han operado pozos de gran profundidad y encarado situaciones de emergencia, incluidos derrames, alegan que la compañía británica, ha dado la callada por respuesta a sus ofrecimientos de ayuda. Aunque no poseen pozos de semejantes profundidades, varios países nórdicos cuentan con tecnologías y equipamiento para contener los derrames y efectuar la limpieza de las aguas y los litorales. Nadie supera a Holanda en capacidad para lidiar con el mar y trasegar sedimentos marinos y cuyos servicios sin embargo no han sido requeridos.
En medio de este accionar, días atrás algunos analistas recibieron con reservas la información divulgada por agencias de prensa y sitios de INTERNET según las cuales el primer ministro ruso, Vladimir Putin, recibió un informe preparado por expertos de ese país, que por encargo de BP, exploraron de modo presencial el fondo del golfo de México en el lugar del derrame.
Según tales informaciones, Anatoly Sagalevich, del Instituto Shirshov de Oceanología de Rusia es el único humano cuyos ojos han visto lo que realmente ocurrió en el fondo del Golfo de México, el que dijeron que se había fracturado “irreparablemente” por lo cual el planeta debía prepararse para un desastre ecológico “…más allá de toda comprensión”. En ese mismo informe se consideraba la posibilidad de utilizar explosiones atómicas para sellar las presuntas fugas.
Debido al tono alarmista de la información, a la ausencia de comentarios oficiales y lo dudoso que resultaba que Estados Unidos permitiera a expertos y vehículos submarinos rusos explorar los fondos marinos en un entorno estratégico como lo es el Golfo de México, a unos pocos kilómetros de sus costas, realicé algunas consultas de las que se derivaron varias observaciones.
1. LOS HECHOS
A las 21:47 hrs del pasado 20 de abril hubo un ascenso de gas metano por el pozo en perforación. En unos dos minutos el gas se propagó por la plataforma y en contacto con alguna fuente de calor, se incendió, provocando sucesivas explosiones. Luego de arder durante alrededor de 36 horas una gran explosión hizo que la instalación o sus restos se hundieran. Según el presunto informe ruso, la explosión “fracturó” los fondos marinos, por lo que el petróleo mana no sólo por el tubo de la perforación original sino por decenas de rajaduras.
¿A qué explosión se refieren los técnicos rusos?
Que se sepa, en el fondo del Golfo de México no ocurrió ninguna explosión y mucho menos una que pudiera fracturar los fondos marinos.
Las únicas explosiones reportadas tuvieron lugar en la Deepwater Horizon una instalación ubicada a kilometro y medio por encina del fondo marino y separada de este por una lámina de agua de 1 500 metros de espesor que en cualquier caso actúa como amortiguador.
Por otra parte, según el mentado informe, el experto ruso es el único humano que ha examinado con sus propios ojos el sitio del derrame. La pregunta es, cómo lo hizo. Es que acaso estuvieron operando en el Golfo los batiscafos MIR 1 y MIR 2; cuándo y durante cuánto tiempo, como llegaron al Golfo de México y quien realizó los complejos trabajos de aseguramiento necesarios para que tales ingenios puedan desempeñarse. Lo cierto es que, hasta donde he podido averiguar, esas capsulas no se han movido de su base del lago Baikal en Siberia.
Según se conoce la propuesta de utilizar los batiscafos rusos procedió del director de cine James Cameron, quien conoce sus prestaciones por haberlas utilizado durante la filmación del Titanic en 1995; la sugerencia fue rechazada por British Petroleum.
El Golfo de México, una especie de “mediterráneo americano” es un espacio estratégico que Estados Unidos comparte con México y Cuba, con 5 estados norteamericanos ribereños: Florida, Alabama, Misisipi, Luisiana y Texas. Además de por su exuberante y exclusiva biodiversidad, el Golfo se destaca por sus riquezas pesqueras, atractivos turísticos y por la abundancia de petróleo y gas.
El Golfo de México es de las más importante rutas del comercio norteamericano con América Latina, por el puerto de Miami y otros de la costa del Golfo accede a Norteamérica el tráfico del canal de Panamá y es el lugar por donde ingresa a las refinerías alrededor del 50 por ciento del petróleo que importan los Estados Unidos. Se trata de un espacio súper vigilado por razones de seguridad y para reprimir el narcotráfico.
En el Golfo de México se encuentra el único Puerto Costa Afuera en los Estados Unidos y por su sistema submarino se trasiegan los más de 500 millones de barriles de petróleo diarios que se extraen en la región y que representan aproximadamente el 30 por ciento de toda la extracción de los Estados Unidos; en las refinerías de sus costas se produce más del 50 por ciento de la gasolina que queman los norteamericanos.
En los fondos del Golfo de México no sólo se encuentra instalada la más compleja red de oleoductos y gaseoductos del mundo que con miles de kilómetros de tuberías y otras facilidades, conectan y recolectan el petróleo y el gas producido por cientos de pozos e instalaciones de prospección y perforación, sino también un nudo de comunicaciones de carácter civil y militar, vital para la seguridad de los Estados Unidos.
Entre los secretos mejor guardados del Golfo figuran las facilidades de comunicación y los dispositivos de mando y seguridad del Comando Sur de los Estados Unidos, creado en 1947 y que es uno de los nueve con que cuenta el país, con efectivos de las cuatro ramas de las fuerzas armadas. Con sede en La Florida, este comando es el cancerbero de los intereses norteamericanos en un área que abarca 32 países de América Latina y el Caribe.
No es posible adelantar hasta donde alcanzará la tragedia ecológica del Golfo de México ni predecir cuales medidas se verá obligada a tomar la administración norteamericana, no obstante se puede asegurar que la inteligencia naval estadounidense, el Comando Sur e incluso las transnacionales que operan las fondos de la región, no expondrán fácilmente sus secretos a las miradas indiscretas de submarinistas, extranjeros, mucho a Rusia.
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