La encrucijada venezolana: voces desde la revolución

La encrucijada venezolana: voces desde la revolución
Por: Luke Stobart (En lucha / En lluita)
La hiedra


Nos acercamos a la realidad del proceso revolucionario a través de las voces de varios activistas que trabajan allí. Desde la elección de Hugo Chávez como presidente de Venezuela, y sobre todo desde el inicio de la llamada ‘revolución bolivariana’, los medios de comunicación europeos han cargado sistemáticamente contra las políticas que se están implantando.
Venezuela se ha convertido en un foco de atención para muchísima gente por haber demostrado, con sus políticas sociales, nacionalizaciones y oposición a las guerras, que hay alternativa al neoliberalismo y la guerra. Después de que movilizaciones de masa derrocaron al golpe militar y al paro patronal en los años 2002-2003, el Presidente Hugo Chávez Frías lanzó la consigna del ‘socialismo en el siglo XXI’ y el país no ha dejado de experimentar transformaciones.

Por el desafío que esto representa a la ideología y los intereses dominantes, el gobierno de Chávez sigue siendo víctima de una campaña sistemática en los medios de comunicación, que le pintan como ‘dictador’.

No obstante, existen fuertes debilidades en el proceso de cambio político, como por ejemplo la corrupción estatal, los cortes de suministro de luz y de agua, la inseguridad urbana debida a las desigualdades sociales y el fracaso de algunas reformas sociales, situaciones que han facilitado la recuperación por parte de la derecha de cuotas de poder regionales. Ciertamente ‘la revolución bolivariana’, que toma su nombre del Libertador de América del Sur, Simón Bolívar, se encuentra en una encrucijada.

Recientemente, mientras trabajaba en este país, Luke Stobart entrevistó sobre éstas y más cuestiones a destacados revolucionarios ligados a los movimientos obreros y populares. Entrevisté juntos a Gonzalo Gómez, cofundador de la página web Aporrea (aporrea.org,) y a Stalin Pérez Borges, un coordinador nacional de la confederación sindical la UNT. Ambos son integrantes de Marea Socialista -corriente marxista que participa dentro del PSUV (el partido de Chávez). También tuve la oportunidad de entrevistar a Roland Denis, activista libertario de los movimientos sociales, y a Ana Yánez, presidenta del sindicato bolivariano del Banco Industrial de Venezuela. Lo que se desprende de las conversaciones es un mensaje necesariamente crítico a la vez que esperanzador.

Gonzalo, Aporrea ha recibido 250 millones de visitas desde su comienzo. ¿Por qué es tan popular?

Gonzalo Gómez (GG): “En Venezuela, se convirtió en fenómeno en el combate contra la conspiración golpista y el sabotaje petrolero. Antes no había espacios de movimiento popular y de la clase trabajadora.

El 30% de las visitas proceden del exterior porque la revolución bolivariana es un referente muy importante para la izquierda internacional y los movimientos sociales.”

¿Cuáles han sido los logros más importantes del proceso?

GG: “Desde el punto de vista social, ha habido conquistas en la educación: la práctica erradicación del analfabetismo permitida por la Misión Robinson (proyecto educativo financiado por los ingresos petroleros) y la posibilidad de que la gente que quedó rezagada en sus estudios completen su educación primaria, secundaria y luego universitaria –en la Universidad Bolivariana. Previamente la universidad se había vuelto elitista, con muchas dificultades de acceso. En el servicio de salud la Misión Barrio Adentro llevó los servicios a los barrios populares, y se instalaron centros de diagnóstico integral muy accesibles y gratuitos, aunque sigue habiendo problemas en el área de la salud.
En el plano político, la asamblea constituyente (que estableció una nueva constitución en 1999) permitió avanzar en el ejercicio de los derechos democráticos y una mayor participación popular a nivel local. También hemos logrado una política independiente frente al imperialismo y despegue de la supeditación militar. Se han llevado a cabo algunas nacionalizaciones y estamos en un proceso incipiente de desarrollo de formas de control obrero.“

Stalin identificó otras conquistas especificas a la clase trabajadora:

Stalin Pérez Borges (SPB): “Se ha institucionalizado un aumento del salario mínimo todos los años, cosa que no hacían los gobiernos anteriores, y hoy éste es uno de los más altos. Antes de Chávez, el pago de las pensiones de vejez era una tragedia, pero hoy se paga regularmente, al día y con un mes de anticipación incluso.

También han crecido enormemente las organizaciones sindicales: de 2.000 organizaciones en 1999 a casi 7.000. Y se han introducido medidas para que los empresarios cumplan con la ley y los derechos de los trabajadores.

La conquista más grande de los trabajadores ha sido la creación de la Unión Nacional de Trabajadores (UNT), que corrientes y federaciones de la CTV (la confederación sindical antes mayoritaria) crearon después de que ésta apoyara el paro patronal de 2002-3, y que los trabajadores derrotaron.

La UNT se ha convertido en un sentimiento nacional. A nuestra sede llegaban trabajadores de todo el país. Llego a las seis de la mañana y están durmiendo en la puerta de la oficina porque querían organizarse su sindicato y veían la UNT como la central revolucionaria. La UNT se convirtió en mayoritaria no tanto por el esfuerzo de sus coordinadores, que nos pasamos en controversias, sino porque los trabajadores pidieron participación a la UNT. Ahora la central existe en todos los estados y en la mayoría de los sectores sociales pero cada quien dando la orientación política que tiene.”

Roland, que a pesar de ser ex Viceministro de Planificación y Desarrollo es conocido por su crítica revolucionaria al gobierno, da una visión más negativa de las conquistas:

Roland Denis (RD): “La gran mayoría de los trabajadores viven como en el típico Estado burgués: en un mercado totalmente neoliberal de contratos pequeños de tres meses, o vendiendo en la calle… Es un mercado tan caótico como en otros países de esta región.

Ni siquiera una nueva Ley de Trabajo se ha podido hacer en 10 años. Es una ley fundamental al movimiento reivindicativo de los trabajadores, ni siquiera revolucionaria.

Ha habido avances pero no sindicales. Más bien el movimiento sindical ha sufrido muchos retrocesos. En este momento está totalmente fragmentado. Y aunque su franja revolucionaria, sea la más pro chavista o la menos -como es el caso de CCURA (corriente sindical trotskista encabezada por Orlando Chirinos), ha avanzado bastante, siguen siendo tendencias muy minoritarias.

Y apenas existe la posibilidad de la radicalización de la clase obrera en contra de empresas transnacionales, incluso el gobierno a nivel regional ha tenido un comportamiento asesino. La participación del Estado es evidentísima en el asesinato de delegados de trabajadores como Argenis Vásquez en el estado de Sucre. En el país se han asesinado a centenares de dirigentes populares.

Si el gobernador de Sucre fuera militante de un partido relativamente serio leninista sería inmediatamente expulsado, pero no existe este mando colectivo porque las estructuras del Estado están totalmente en crisis. Si hay una cosa que no es Chávez es un dictador autoritario que desde Miraflores (el palacio presidencial) puede dictar órdenes a quien le da la gana en cualquier parte de este país.

En Venezuela existen presos políticos de izquierda, por ejemplo un ex alcalde de un pueblo del Estado Bolívar por haber apoyado una rebelión minera contra una transnacional.”

Pregunté a Stalin y Gonzalo si estamos en un momento de ascenso de la lucha de clases, pues desde que llegué a Caracas hace medio año casi cada día los medios venezolanos informan de conflictos laborales.

SPB: “En estos últimos años ha habido mucho conflicto. Y la mayoría de las luchas han sido contra instituciones y ministerios del Estado por incumplimiento a los contratos colectivos. Los empleados públicos y los trabajadores de Venezolana de Televisión tienen un contrato marco que no se discute desde hace muchísimos años, y ¡los del mismo Ministerio del Trabajo 18 años! En las empresas de Estado con una gran concentración obrera en Guayana, impagos de deudas sociales obligaron a que hayan tenido que movilizarse. También ha habido algunos conflictos en el sector privado: en Mitsubishi, Toyota, General Motors y en empresas de autopartes, además de construcción. Ha habido ascenso desde 2007. Como es otro país, hay otra clase obrera.”

¿Se puede ver este ascenso como un fracaso del gobierno? Hice esta pregunta en una entrevista breve a Ana Yánez, presidenta del Sindicato Bolivariano del Banco Industrial de Venezuela. Aunque ella es de una corriente de la UNT, el Colectivo de Trabajadores Revolucionarios (CTR), menos crítica con el proceso, esta sindicalista de sector público se expresó con contundencia:

Ana Yánez (AY): “Muchos dirigentes del Estado se resisten a que haya un nuevo movimiento de trabajadores, que reconoce sus derechos y está trabajando para crear nuevas leyes. Tenemos gobernadores y alcaldes que se tiran el discurso revolucionario, pero en la práctica son iguales o peor que en la cuarta república (antes de Chávez). Prefieren sentarse con los sindicatos de la cuarta que con los sindicatos que queremos transformar el Estado. Se resisten a que el poder lo tenga el pueblo. A pesar de o­nce años de revolución, ha sido muy duro tumbar la burocracia. En esto estamos trabajando el movimiento de trabajadores, y a medida que vayamos profundizando y radicalizando este proceso revolucionario, iremos sacando a la casta burocrática. A la larga se van a execrar ellos mismos, por su procedimiento, porqué llegó un momento en que el pueblo se da cuenta que estos señores no son sino más de lo mismo que los capitalistas del sector privado.”

Gonzalo quiso puntualizar que las protestas obreras no son antichavistas:

GG: “Es muy raro que alguna movilización de los trabajadores esté manejada por sectores de la burguesía y sus organizaciones políticas. Son conflictos que apuntan más bien hacia la profundización del proceso revolucionario, aún cuando entran en contradicciones con sectores de la administración pública y de funcionarios. Por ejemplo los trabajadores de Sidor en un principio se confrontaron con sectores del gobierno, pero esto llevó a Chávez a nacionalizar la industria siderúrgica y abrir la discusión de la producción socialista y del control obrero en ese sector.”

Stalin, no obstante, señaló que la situación política crea obstáculos ante la movilización obrera:
SPB: “Dicen que somos reaccionarios cuando pedimos reivindicaciones. En los casos de Venezolana de Televisión y el Ministerio del Trabajo la lucha se desvirtuó porque los trabajadores no quieren que se confundan que ellos están en contra del proceso.”

Stalin había dicho en una entrevista previa que “las experiencias de cogestión [de empresas por parte de trabajadores y el estado, una formula que se había adoptado en varias] no han funcionado”. Le pedí que explicara más sobre esta cuestión.

SPB: “En su mayoría, las experiencias no han funcionado porque el gobierno ha impuesto en las empresas una directiva desde arriba que después terminó peleando con los trabajadores. En el caso de INVEPAL (una empresa grande nacionalizada), se eliminaron los sindicatos y miembros de estos pasaron a ser parte de la directiva junto a la Ministra del Trabajo de entonces. Las condiciones son terribles y nunca han logrado su capacidad de producción. En Alcasa, una empresa de aluminio, la presidencia promocionó el control directo de los trabajadores, pero hay intereses de venta de aluminio y la burocracia logró conspirar contra esa experiencia. El problema es que la burocracia no confía en los trabajadores.

Hubo una experiencia positiva en CADAFE –una empresa de electricidad. Los trabajadores tomaron el control, mejoraron el servicio y la recaudación y hicieron organizaciones con las comunidades. Pero lo que llamamos la “tecniburocracia” –técnicos y profesionales– logró convencer a Chávez que era peligroso porque era una empresa “estratégica” y pudiese estar bajo trabajadores de la oposición, y se le quitó ese poder. De hecho, los tecniburócratas estaban disgustados porque hay muchos trabajos que podrían hacer los trabajadores de la empresa pero se los dan a un contratista porque a ellos les dan “comisiones”. Hoy los obreros de electricidad siguen en esa pelea. En seis empresas se han agrupado y han formado una convención colectiva que pide el control obrero.

Además, el año pasado los obreros de todas las empresas de hierro, aluminio y eléctrica de la Corporación Venezolana de Guayana se constituyeron un “Plan Guayana Socialista 2009-19” sobre cómo avanzar hacia el socialismo.”

Para Roland, estos trabajadores y trabajadoras son “una de las partes más interesantes de la revolución”:

RD: “Mientras esa es todavía una pequeña franja de la clase trabajadora, existe movimiento tendiente a eso, con una conciencia avanzada, y no son grupitos ideológicos totalmente reducidos, como hace 10-20 años. Y hay que reconocer que Chávez ha colaborado discursivamente.”

Pregunté a Stalin por qué bajo esas condiciones favorables la UNT sigue padeciendo conflictos internos.

SPB: “Hay diferencias internas en el inicio. Por ejemplo, el mes después de su formación sectores de la dirección no querían hacer una marcha porque dijeron que se podía entender contraria al gobierno. Una diferencia política y estratégica que persiste es la autonomía de la central. Para Marea Socialista las organizaciones tienen que ser autónomas del Estado, los partidos y los patronos, pero en la UNT hay grados de interpretación de la autonomía. Hay compañeros que creen que no hay que criticar al Presidente Chávez en ningún momento. Nosotros creemos que es el líder indiscutible del proceso, pero como todo humano se equivoca, tal y como se equivocaron grandes dirigentes como Marx, Lenin y Trotsky. También hubo discusiones sobre si expropriamos o no expropriamos; si socialismo o una economía mixta; etc. Algunos han utilizado la UNT como un trampolín para convertirse en diputados de la Asamblea Nacional.”

Roland dijo que hay tensiones más amplias en el proyecto del socialismo en el siglo XXI:

RD: “El gobierno nacional dice que intenta llevar este país hacia un socialismo abierto, democrático y participativo. La situación en este sentido está muy compleja. Hay una discursiva socialista que está permanentemente en los medios, la boca de Chávez, y aflorando entre las personas más inteligentes a nivel del Estado.

Sin embargo, el comportamiento práctico del Estado, sus políticas concretas y sus relaciones con las transnacionales y el sector privado dejan mucho que desear. La burocratización y la corrupción son totales en las fuerzas armadas, la fiscalía y los cuerpos policiales. El hecho de ser inocente o culpable tiene tarifa en este país. No obstante hemos conquistado aquí ciertos espacios de libertad. No estamos en la situación de los colombianos, los mexicanos o los peruanos.

Puede haber diferencias al capitalismo neoliberal en cuanto a cierta búsqueda de un capitalismo del Estado, y de ciertos mercados de integración continental interna como con el ALBA que podrían de alguna manera romper con esa lógica puramente neoliberal. Pero en definitiva son las propias contradicciones del capitalismo. El capitalismo no es un problema de superarlo bajo la voluntad de un presidente. Es una acción internacional de los pueblos, donde puede haber líderes y el Estado puede ser una retaguardia importante de esa vanguardia de los pueblos.

En Venezuela simplemente hay una discursiva socialista oficial. Eso alimenta las mentes e inspira voluntades emancipatorias, pero Venezuela no es un islote libre de neoliberalismo. Vivimos bajo una economía con unas relaciones con el mercado internacional que tiene una lógica totalmente neoliberal. Chávez tiene una sensibilidad progresiva y características no de un tirano ni demagogo político. Pero tiene alrededor de él una presencia militar y burocrática que se cree la vanguardia de un proceso revolucionario. Estando los intereses económicos, políticos y burocráticos tan hegemónicos todavía en el gobierno, ese proyecto socialista transforma en el estricto contrario: en un proyecto corporativo, burocrático y militarizado de Estado. Lo preocupante con respeto a Chávez es si él está consciente de esto y por qué no reacciona cuando todo el mundo le pide con palabras muy sencillas “saca todas esas sátrapas que tiene en el gobierno”.

Después de llegar Chávez al poder, hubo una multiplicación geométrica de nichos de organización popular. Estamos hablando de los comités de tierra (en que se organizan los habitantes de viviendas no oficiales), los círculos bolivarianos, más adelante los consejos comunales (consejos de vecinos cuyas decisiones son vinculantes localmente), los comités de salud y las redes de comunicación alternativa y de grupos culturales. Pero, sobre todo, después del referéndum presidencial del año 2004(la última gran victoria de Chávez y la movilización popular), ha habido una ofensiva permanente del Estado en función de administrar directamente y burocráticamente a todos esos procesos de autoorganización popular, y una respuesta desde las bases en función de liberarse de esa tutela.

El Estado tiene muchos recursos dinerarios por sus ventas diarias de petróleo al mercado internacional, lo que hace que el Estado tenga una capacidad muy rápida de someter la dinámica libertaria de los pueblos a su voluntad. Los recursos destinados hacia la inversión autogestionaria o agrícola, los recursos comunales o los trabajos sociales, son presupuestos que sirven para afianzar las relaciones de poder que se da entre el Estado y la sociedad, aunque no todo el Estado ni todos los funcionarios mantienen esa lógica.”

Procedió a explicar que estas realidades hacen que Venezuela esté dividido en tres grandes ‘republicas’:

RD: “Hay una república liberal-oligárquica internacional tradicional que domina la sociedad venezolana en su mayoría, en el campo, la industria, las ciudades, el comercio y en la exclusión social. El Estado no ha hecho mucho para que se imponga sobre ella. Por ejemplo la apropiación del espacio urbano sigue manteniéndose.
Luego tienes una república corporativa burocrática militarizada que intenta imponer la jefatura del Estado a las distintas clases sociales, no solamente las populares sino también a una cierta franja de la burguesía y oligarquía, que han tratado de aproximar cada vez más a la lógica acumulativa y a la renta del Estado, es decir convertirlos en una burguesía como históricamente ha sido en Venezuela: sometida al mando directo del Estado. Eso es un proyecto corporativo de Estado.

Y tenemos un proyecto autogobernante y socialista que se está formando. Es la república más débil y fragmentada de todas y tiene muchísimos menos mecanismos de articulación y de integración que las otras. Mientras también es sumamente débil por su dependencia a la figura simbólica de Chávez y la ausencia de un programa propio.”

En los últimos meses he observado varias amenazas para el avance de la revolución: las nuevas bases militares estadounidenses en Colombia, el golpe militar contra un presidente aliado a Chávez en Honduras, grandes marchas de la oposición, etc. Además, el apoyo al gobierno se ha debilitado por los muchos problemas sociales del país. Pregunté a Gonzalo y Stalin cuál de estas amenazas es la más preocupante para la revolución.

GG: “Aún tenemos a la oligarquía nacional e internacional conspirando, saboteando y tratando de derribar al gobierno por todas las vías –no descartan ni el golpe militar ni ninguna opción desestabilizadora. Utilizan las libertades democráticas que existen para desgastar al gobierno y lograr otra vez hacerse del poder político. Y la amenaza imperialista es una amenaza muy seria porque ellos apoyaron y financiaron la oposición, pero además están instalando bases militares en nuestro entorno. Ahora hemos visto cómo se posesionaron de Haití. Allí tienen unas plataformas para poder agredir directamente. Pero da la impresión de que ellos apuestan más a la estrategia de desgaste. En todo caso quien les puede abrir el camino es esa burocracia de Estado que no acaba de romper con el modelo del Estado capitalista. Si no se satisfacen las aspiraciones de las masas, si no se va cambiando el sistema productivo y las relaciones de producción, y si los sectores les arrebatan a la gente la posibilidad de ejercer de verdad el poder popular, esto puede ir generando desencanto o desánimo con el proceso revolucionario y le abona el terreno a la derecha.”

Pregunté a Roland, Gonzalo y Stalin, ¿cuál es el camino adelante para la revolución?

RD: “Todos los días hay debates y encuentros a distintos niveles, con tonos más o menos críticos hacia este gobierno. Desafortunadamente, la formación del PSUV [partido que se creó hace unos años] hizo cortar un proceso de acumulación de fuerzas y organización muy importante que se estaba dando y dispersarlos y anotarlos dentro de una estructura que agota totalmente al movimiento.

En estos momentos hay mucha gente, incluso que militan en el PSUV, que están tratando de ir restituir ‘una vanguardia colectiva’. En abril va a haber un intento de movilización importante en ese sentido. Lo que me da miedo es que el ciclo de tiempo para formar esta vanguardia colectiva y obligar al Estado a pasar a la retaguardia sea demasiado largo para los niveles de deterioro que está viviendo el proceso.”

Gonzalo defendía que la democracia obrera y popular es la clave para superar esta situación:

GG: “Si la clase trabajadora sigue impulsando la cuestión de control obrero, también puede resolver el problema de corrupción, despilfarro, mala inversión y formas de conciliación con la burguesía que no permiten avanzar.

Luego está el desarrollo de la participación de los trabajadores y las comunidades en todos los asuntos que les competen y en el control de las instituciones. Para poder nosotros enfrentar al burocratismo tenemos que seguir construyendo consejos comunales y avanzar en las construcciones de las Comunas [consejos comunales basados en una división territorial más apta a la autoorganización]. Es más, sería importante que hubiese otro espacio en Venezuela más allá de las fórmulas locales limitadas; debería haber una especie de gran consejo de organizaciones sociales: de trabajadores, campesinos, vecinos, indígenas y demás sectores sociales involucrados en el proceso.”

Finalmente pregunté a todos si era optimistas o pesimistas sobre el futuro de la revolución. A pesar de compartir preocupaciones parecidas sobre el deterioro de la revolución (pero evaluando de forma diferente su grado y sus causas), todos transmitieron el optimismo con respeto al deseo de cambio entre la población.

GG: “La gran cuestión es si seguimos con este sistema o creamos el socialismo. La revolución necesita un avance permanente y más acelerado. Si no, las conquistas se deterioran, socavadas por los vicios del capitalismo y del Estado burgués. Un gobierno popular lo tenemos que construir nosotros mismos; no un solo hombre.

Si el PSUV y Chávez continúan ofreciendo las mismas caras para las elecciones, los mismos ritmos y procedimientos, la burguesía puede aprovechar para hacerse con un porcentaje importante de diputados en la Asamblea Nacional en las elecciones de este año, y poner en dificultades al gobierno. Incluso puede haber un intento de enjuiciar a Chávez, siguiendo la formula de Honduras [donde presidente Zelaya fue exiliado por los militares después que el Congreso pronunció a favor de quitarle el cargo]. Sería difícil aplicar en Venezuela, pero puede abrir fisuras en las fuerzas armadas.

Estamos ante una coyuntura delicada, pero somos optimistas con respecto al proceso. No ha habido ninguna derrota estratégica, la derecha tiene muchas dificultades políticas y el pueblo sigue con la expectativa de continuar impulsando la transformación.”

Luke Stobart es militante del Socialist Workers Party, organización hermana de En Lucha en Gran Bretaña y ha residido este último año en Venezuela.

http://www.enlucha.org
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About Ricardo Abud (Chamosaurio)

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