La complicada amistad entre Rusia y los países nórdicos
Por: Andrei Fediashin,
RIA Novosti
El pasado 26 de abril, el presidente ruso, Dmitri Medvédev, inició su gira por los países nórdicos. Los días 26 y 27, cumplió visita a Noruega y 27 y 28, a Dinamarca. Noruega es el único país de la OTAN que celebra el aniversario de la victoria en la Segunda Guerra Mundial (Frigjøringsdag 1945 o el Día de Liberación en 1945) en la misma fecha que Rusia, el 9 de mayo.
El norte del país fue liberado por las tropas soviéticas, y Dmitri Medvédev depositó flores al pie del monumento a los combatientes soviéticos caídos en esas tierras. Con sus vecinos noruegos Rusia siempre ha tenido una relación muy complicada, con periodos de cordialidad interrumpidos por inesperados enfriamientos y épocas de enfrentamientos. La reciente visita del mandatario ruso evidencia que se ha entrado en un momento de mejoría.
La agenda de las negociaciones en Oslo contiene los asuntos habituales entre Rusia y Noruega, es decir, la delimitación fronteriza en el Mar de Barents, la cooperación energética bilateral, la pesca, la cooperación entre los servicios de seguridad, la explotación de los recursos del Ártico y otros problemas de la región septentrional.
En julio de 2007, Rusia y Noruega ya firmaron un acuerdo sobre la delimitación de las aguas en la región de Fiordo-Varanger (nombre noruego) o Golfo Variazhski (nombre ruso) entre la península rusa Ribachi y la península noruega Varanger. Hoy día, es necesario continuar las negociaciones sobre este contencioso fronterizo en el Mar de Barents. Se trata de un asunto muy importante, porque esta zona es rica en hidrocarburos y hay que afinar mucho a la hora de adoptar las respectivas decisiones sobre el tema.
En el marco de las negociaciones ambas partes pueden llegar a un acuerdo sobre la delimitación de las fronteras en otro sector que ocupa unos 175.000 kilómetros cuadrados en la parte del norte del Mar de Barents. Al principio, los noruegos propusieron la solución de circunscribir la frontera tomando como referencia un meridiano, pero Rusia no la aceptó e insistió en resolver el asunto por etapas y estudiar cada sector en concreto.
Los recursos energéticos son el tema principal en las conversaciones sostenidas por el presidente ruso, Dmitri Medvédev, y el primer ministro noruego, Jens Stoltenberg. Noruega es el tercer exportador mundial de petróleo después de Arabia Saudita y Rusia. Este país, además, tiene grandes reservas de gas. Hoy por hoy, lo que más le interesa a Oslo es el yacimiento gasífero ruso Shtokman, en la parte oriental del Mar de Barents. La compañía estatal noruega Statoil Hydro posee el 24 % de las acciones de la compañía Shtokman Development AG, operadora del proyecto Shtokman. Como accionista mayoritario (51%) actúa el consorcio gasístico ruso Gazprom, y el 25 % restante pertenece a la empresa francesa Total. Noruega ha hecho varios intentos de persuadir a Rusia para incorporarse al proyecto como propietario parcial, pero Rusia todavía no ha expresado su conformidad.
Las reservas de gas de este yacimiento se estiman en 3,8 billones de metros cúbicos, y de 37 millones de toneladas de condensado, lo que es suficiente para unos 50 años de explotación.
Los círculos financieros noruegos están inquietos por la indeterminación del asunto Shtokman. El inicio de las obras ya ha sido aplazado en reiteradas ocasiones. Los planes dicen que los primeros suministros de gas licuado se esperan para el 2014, mientras que el suministro de gas a través de gasoductos se debería iniciar en 2013. Sin embargo, Dmitri Medvédev ha anunciado que la decisión final sobre el gas vía gasoducto será adoptada en marzo de 2011 y sobre el gas licuado, a finales del mismo año. Esto quiere decir que la extracción del gas y su transporte por tuberías comenzará, probablemente, sólo en 2016, y la licuación del gas, en 2017. El presidente ruso dijo que el proyecto se había frenado por culpa de la crisis mundial.
Las relaciones ruso-noruegas en el ámbito de la energía marchan más o menos bien, pero en los asuntos relacionados con la pesca hay muchos problemas. La parte noruega acusa a los barcos rusos de practicar pesca ilegal en aguas noruegas y de utilizar redes que no cumplen con la normativa europea. Según estimaciones expuestas por la parte noruega, los buques rusos capturan anualmente en la zona exclusiva económica de Noruega (en torno a la isla de Spitsbergen) pescado por importe de unos 154 millones de dólares. Las mismas fuentes indican que sólo con la pesca del bacalao, Rusia captura ilegalmente alrededor de 100 mil toneladas anuales.
Pero los rusos afirman que Noruega no tiene derecho a aplicar la legislación de las zonas de exclusión económica en Spitsbergen, porque el tratado de 1920 sobre la administración de esa isla contiene cláusulas que otorgan a los países firmantes, entre ellos Rusia, derechos de pesca en esa zona. 37 países más comparten la postura rusa y no reconocen las reclamaciones de Noruega sobre las aguas de Spitsbergen.
En resumen, parece que todas estas reclamaciones forman parte de una campaña encubierta para expulsar a los pescadores rusos de Spitsbergen. Teniendo en cuenta que la mayor parte de las capturas, especialmente las de bacalao, acaba en los puertos noruegos, no hay otra explicación.
En el conflicto pesquero, Moscú también tiene importantes mecanismos de presión sobre Noruega, sobre todo porque el 69 % de las exportaciones noruegas a Rusia son pescado y productos derivados.
En cuanto a Copenhague, ningún dirigente ruso ha visitado la capital danesa desde la visita de Nikita Jruschov en 1964. Medvédev abordará asuntos relacionados con la expansión del comercio y las inversiones danesas en el sector energético y agrícola ruso, además de la nueva estructura de la seguridad europea.
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