La llegada al país del encargado de dirigir las operaciones militares preocupa a los países de la zona
Por: Katalina Vásquez Guzmán
Página/12
El general Douglas Fraser, jefe del Comando Sur, visitó Cartagena en medio de la polémica por la instalación de nuevas bases estadounidenses en suelo colombiano. Venezuela, Brasil, Ecuador, Chile y Nicaragua se manifestaron preocupados.
El jefe del Comando Sur de Estados Unidos fue bienvenido en Colombia.
El general Douglas Fraser llegó a Cartagena el fin de semana, en medio de la polémica por el anuncio de la instalación de más bases militares norteamericanas en este país, y tras el paso del canciller de Israel. Fraser se reunió con varios comandantes militares de Sur y Centroamérica y el sábado viajó a Bogotá, donde fue recibido por el comandante de las fuerzas militares colombianas, Fredy Padilla.
Venezuela, Brasil, Ecuador, Chile y Nicaragua, entretanto, expresaron su preocupación por lo que significa el aumento del pie de fuerza norteamericano en la región, y el apoyo de Colombia a la potencia mundial en materia militar. Hace dos semanas se supo que Bogotá y Washington negocian un acuerdo para que EE.UU. use tres o más bases aéreas colombianas, donde se instalarían 800 militares y 600 contratistas, hasta por diez años. Desde entonces, las molestias no paran. El primero en reclamar fue el Consejo de Estado nacional, a quien no se lo consultó, como indica la Constitución, ya que el Congreso estaba de vacaciones. El gobierno venezolano fue el siguiente en protestar. Para el presidente Hugo Chávez, las bases norteamericanas en su país vecino son una amenaza a su soberanía, y así lo repitió este fin de semana en su columna dominical “Las líneas de Chávez”.
“Esta semana he conversado con varios jefes de Estado de nuestro continente, con el fin de alertarles acerca del peligro que representan las nuevas bases militares gringas para Venezuela. Es evidente que este será un tema central en la próxima reunión de la Unasur”, escribió. Brasil, Chile y Nicaragua se sumaron a la lista de inquietos. El canciller brasileño, Celso Amorim, expresó que entiende “las preocupaciones” del país bolivariano y exigió a Colombia que presente “garantías formales” sobre el acuerdo que negocia con el país del Norte, según publicó ayer el diario Folha de Sao Paulo.
Con el nuevo acuerdo, Estados Unidos quedaría instalado en el norte, el occidente, el centro, el oriente y el sur del país, para, según alega Bogotá, solamente para apoyar la guerra contra el narcotráfico y la guerrilla. Pero otros países no lo ven así. “Lo que a Brasil le preocupa es una presencia militar fuerte, cuyo objetivo y capacidad parecen ir mucho más allá de lo que pueda ser la necesidad interna de Colombia”, señaló Amorim. El jueves, el presidente de su país, Luiz Inácio Lula da Silva, y Michelle Bachelet, su colega chilena, pidieron una reunión del Consejo de Defensa Suramericano para analizar el acuerdo militar de manera paralela a la cumbre de Unasur. Esta se realizará el próximo 10 de agosto en Quito, Ecuador, pero Colombia no participará.
El tema del acuerdo Bogotá-Washington será el primero a tratar, como probablemente lo es en la agenda del general Fraser, que reemplazó en el cargo a James Stavridis, desde junio pasado. El itinerario del nuevo comandante estadounidense se manejó con absoluta reserva, pero se sabe que es el encargado directo de las operaciones que se iniciarían en Colombia, así como del retiro de sus tropas de la base militar de Manta, en Ecuador. A sus encuentros no se permitió la entrada de la prensa y no hubo declaraciones. Oculta también es la información sobre los avances del polémico acuerdo para que militares y aeronaves de Estados Unidos usen bases en Colombia. “En la región es importante tener transparencia y claridad, algo que tal vez faltó; por ejemplo, podemos tener garantías formales sobre cómo las bases serán usadas”, precisó el canciller de Brasil.
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