Aceptaremos los capitales que traigan saberes
Por: Luis Alberto Matos
“La industrialización capitalista se realiza en interés de la burguesía. En oposición a ello, la industrialización socialista reorganiza toda la economía nacional para elevar el bienestar y el nivel cultural de los trabajadores.”
E. F. Borisov
Los medios opositores critican las recientes declaraciones del Ministro del Poder Popular para el Comercio, Eduardo Samán, sobre la necesidad de reformar las Leyes vigentes para asegurar que “las inversiones extranjeras incluyan la correspondiente transferencia tecnológica”, “fomenten el aparato productivo”, “no creen monopolios” y “no sea simplemente para la distribución y comercialización de bienes y servicios”.
Como “soporte” de sus críticas, señalan: “la mala posición que registra Venezuela en el más reciente informe del Banco Mundial, donde se señala alta corrupción, podría alejar las inversiones extranjeras”, simple especulación de un comentarista opositor, señalada en titulares como hecho cierto.
Consideran que “reforma de cinco leyes construirá un sistema de comercio socialista”, “calidad, competencia y productividad, serán ajustados a la ideología” y “nadie vá poner un centavo en este país”.
Al menos uno de ellos fué totalmente honesto al declarar su desacuerdo con la sustitución del consumismo por la satisfacción de las necesidades sociales.
¡Si! de eso se trata. Utilizaremos nuestras riquezas naturales, esa máxima reserva energética del planeta, para asegurarnos que cada venezolano tenga acceso a los saberes, bienes y servicios que le satisfarán sus necesidades, antes que utilizar el ingreso, que el mercado nos pague, para adquirir los productos que esa industria importada considere lo más apropiado para sus intereses corporativos.
Otro señala: “Venezuela no está en condiciones de discriminar las inversiones” y nos compara con un sediento, en un desierto, que tiene una sóla opción: tomarse el único refresco que consigue. A propósito: le incluye una cuña ¿gratuita? en la entrevista.
Agrega que “no podemos darnos el lujo de rechazar inversiones foráneas” porque “la cola de inversionistas que desean salir de Venezuela es más grande que los que quieren entrar”; más la amenaza usual: “la desaceleración económica aumentará el desempleo”.
Conviene aclarar: “desaceleración económica” llaman ellos aquellas situaciones donde sus empresas no ganan lo que esperan. Y en cuanto a “aumentará el desempleo”, ha sucedido exactamente todo lo contrario. Cabe preguntarse además ¿será el empleo por sí sólo un generador de bienestar?.
ImplementaciónLa industria tiene que ser realmente el conjunto de operaciones que utilizan materia prima, saberes, dirección, gerencia y tecnología, en la obtención de productos finales de uso común para el mercado y que contribuyan al desarrollo de la nación y de todos sus habitantes.
No puede ser simplemente un conjunto de tareas dirigidas para transportar, movilizar y poner a la venta un grupo de productos elaborados, en base a semielaborados importados, sin la debida transferencia tecnológica y con el único propósito de enriquecer a los intermediarios.
No basta montar líneas de producción, eregir plantas de ensamblajes, ni construir fábricas en serie, para “industrializar” al país. Esos pasos, sin la debida transferencia tecnológica, sin la enseñanza ¡integral! de sus procedimientos, procesos y técnicas a los trabajadores y profesionales que laboren en esas industrias, nó deben ser aceptados ni autorizados. Sus capitales, en ninguna forma o destino, deben ingresar a nuestra Patria.
AprendizajeLas operaciones que realizamos con empresas de países amigos, muy especialmente en la Faja del Orinoco, donde se trabaja con petróleo extrapesado, que amerita importantes y dificiles procesos de “ablandamiento” de la materia prima, requiere que nuestros trabajadores, técnicos y profesionales venezolanos aprendan hasta dominar toda la tecnología y conocimientos allí necesitados.
Por ejemplo, Irán es un país muy respetable en tecnología; en el sector de los hidrocarburos, las operaciones de refinación, petroquímica y transporte de nuestro socio en la OPEP demuestran avances propios y adaptaciones de procesos importados a la realidad de su país, sus crudos, sus mercados y su pueblo.
Pudiéramos importar y aprender de esos “persas” que hoy convencen al mundo tanto por sus avances cientificos, como por su solidez económica y su clara política de solidaridad.
DivulgaciónEl Diccionario de la Lengua Española nos ofrece dos acepciones para el término tecnología: “conjunto de los conocimientos propios de un oficio mecánico o arte industrial”; y “conjunto de instrumentos y procedimientos industriales de un determinado sector o producto”.
En ambos significados, es perfectamente válido el requerimiento a efectos de importación de capitales. Y una vez aquí, ya implementados, aprendidos y dominados, es necesario divulgar al máximo ese conocimiento.
Siempre insistiremos en que la educación es la verdadera base del desarrollo y el sustento, ese par de valores que nos han negado, a pesar de las enormes riquezas que hemos exportado desde siempre.
¡Más aún! quien no tenga y demuestre la disposición de aprender esos saberes importados, para luego transferir esos conocimientos a otros venezolanos, ¡nó debe ocupar ningún cargo en ninguna cadena de producción industrial!. Más de medio siglo, viendo y viviendo similares acciones y situaciones, en diferentes campos y etapas de la industria petrolera venezolana, me urgen a advertirlo.
OptimizaciónAdicionalmente, debe ser obligatoria la constante búsqueda de la excelencia en esas áreas donde se utilice tecnología anexa a inversiones extranjeras.
Muy deseable que se propicie, promueva y subsidie la investigación en esas especialidades, para descubrir y desarrollar los talentos naturales de quienes en el futuro mejoren e, incluso, sustituyan a esos procesos. ¡Sólo así nos desarrollaremos!.
jaquematos@cantv.net
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