Martes, 3 de febrero de 2009
DIEZ AÑOS Y UNA REFLEXIÓN
Por. José A. Rangel A.
Estos diez años de revolución bolivariana, le permite a uno comprender con mucha más claridad el papel de la revolución, así como el perfil de quien la ejerce: el revolucionario.
Estos diez años han contribuido a que la conciencia política de la sociedad se haya instruido en reconocer cuando está en presencia de una revolución y de un revolucionario. Y aún más, ha contribuido a que la conciencia revolucionaria social del pueblo venezolana, que es innata, se haya activado.
Revolución es revolver, es volcar lo instaurado para armar de nuevo de manera distinta, acorde a las necesidades materiales y espirituales del pueblo venezolano. El dirigente que haga esto sólo para ser revolucionario, es un dogmático. Y el que no lo hace, es peor, simplemente no lo es. Porque todo no se puede volcar. Muchas cosas estarán bien constituidas y sólo requiere ajustes.
El verdadero revolucionario tiene un sentido de orientación exacta y concreta. No divaga. No se deja llevar por alguna ideología, ni por la ciencia, ni por la técnica. A todas las pone a sus pies, se sirve de ella pero jamás se deja llevar ciegamente por ellas.
El auténtico revolucionario tiene una brújula que le permite tener una orientación permanente, sin extraviarse y sin extraviar a los demás.
El auténtico revolucionario se guía por el humanismo. Un humanismo práctico y concreto, jamás abstracto. Un humanismo efectivo y justiciero. Eso coincide con el espíritu del pueblo. Y eso es el espíritu de la revolución. El Espíritu de la Revolución es el Humanismo. El Humanismo es el Espíritu de la Revolución. El auténtico revolucionario tiene su corazón en el pueblo. Y eso es estar con Dios aquí en la tierra. Fidel Castro dice al respecto:
“Revolución es sentido del momento histórico, es cambiar todo lo que debe ser cambiado; es igualdad y libertad plena; es ser tratado y tratar a los demás como seres humanos; es emanciparnos por nosotros mismos y con nuestros propios esfuerzos; es desafiar poderosas fuerzas dominantes dentro y fuera del ámbito social y nacional; es defender valores en los que se cree al precio de cualquier sacrificio; es modestia, desinterés, altruismo, solidaridad y heroísmo; es luchar, audacia, inteligencia y realismo; es no mentir jamás, ni violar principios éticos; es convicción profunda de que no existe fuerza en el mundo capaz de aplastar la fuerza de la verdad y las ideas. Revolución es unidad, es independencia, es luchar por nuestros sueños de justicia para Cuba y para el mundo, que es la base de nuestro patriotismo, nuestro Socialismo y nuestro Internacionalismo.
José A. Rangel A. (020209)
jarach16@hotmail.com
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