Rusia y la Unión Europea celebrarán de todas maneras su cumbre en Niza

Jueves, 13 de noviembre de 2008
Rusia y la Unión Europea celebrarán de todas maneras su cumbre en Niza
Por: Andrei Fediashin.

RIA Novosti.

La Unión Europea (UE) decidió que es suficiente el castigó impuesto a Rusia por la reciente "guerra del Caúcaso", y puso fin a la pausa diplomática impuesta al proceso para establecer nuevas relaciones entre Bruselas y Moscú.

En la sesión del Consejo europeo de Asuntos Generales y Relaciones Exteriores a nivel de ministros de Asuntos Exteriores y titulares de Defensa celebrada en Bruselas el 10 y 11 de noviembre, se acordó realizar el día 14 la cumbre Rusia-UE en Niza, y reanudar las conversaciones en torno al nuevo tratado de asociación y cooperación Rusia-UE, que debieron comenzar el pasado 4 de julio, pero que fueron suspendidas el 1 de septiembre, a consecuencia de "la guerra de los cinco días" en el Cáucaso.

La comisaria de Asuntos Exteriores de la UE Benita Ferrero-Waldner, declaró que probablemente las conversaciones Rusia-UE sobre el tratado no comenzarán inmediatamente después de la cumbre de Niza, sino una vez concluya la Conferencia Internacional sobre el Cáucaso que sesionará en Ginebra el próximo 18 de noviembre.

Según expertos en Rusia, las fechas no tienen ninguna relevancia, lo importante es que Rusia y la UE restablecen las conversaciones, y que en la reunión del Consejo europeo ocurrieron cosas que merecen atención.

Dedicada en su mayor parte al "asunto ruso", y para el asombro de muchos, la reunión ministerial en Bruselas vivió situaciones interesantes.

Lituania quedó aislada al manifestarse absolutamente en contra de "cualquier apretón de manos" entre la UE y Moscú.

Lituania fue el único de los 27 países miembros de la UE que se opuso al restablecimiento del diálogo con Rusia. Incluso los Estados identificados en la UE "ruso-escépticos" como algunos países escandinavos, Inglaterra, Polonia, Estonia y Letonia apoyaron la propuesta de suspender la pausa impuesta a las conversaciones de Europa con Rusia.

Como expresó el ministro polaco de Asuntos Exteriores Radoslaw Sikorski, Polonia decidió que debe navegar en el "cauce común" de la UE.

Pero por lo visto, Lituania no piensa así, a pesar de que en vísperas del encuentro ministerial, la Comisión Europea remitió a todas las capitales una circular sobre la postura de la UE con respecto a Rusia.

De manera directa, la circular decía que para la UE es imperiosamente necesario reanudar las conversaciones con Rusia.

Firmada por el alto representante de Política Exterior y Seguridad de la UE, Javier Solana, la circular subrayó que el dialogó con Rusia es importante para la regulación de la situación en Oriente Medio, los asuntos relacionados con los programas nucleares de Irán y Corea del Norte, los denominados conflictos congelados en Europa (Alto Karabaj y Transnistria), los problemas relacionados con el terrorismo, la seguridad nuclear, la estabilidad mundial y la crisis financiera...

Además, en el documento, Solana indicó que Rusia garantiza la seguridad energética de Europa y añadió que con países de esa importancia la UE necesita mantener canales normales de comunicación y consulta.

En ese sentido vale recordar que hasta el verano boreal del presente año, precisamente Polonia y Lituania bloquearon el comienzo de las conversaciones sobre el tratado Rusia-UE, base legal de las relaciones entre Moscú y Bruselas en ámbitos desde el comercio hasta la cultura y el deporte.

El tratado anterior caducó en diciembre de 2007 pero puede prorrogarse indefinidamente.

Polonia estaba molesta porque Rusia prohibió las importaciones polacas de productos cárnicos de mala calidad y los productos agrícolas de procedencia desconocida, pero tras el cambio de Gobierno, posteriormente retiró el veto impuesto al inicio de las conversaciones.

Lituania estaba indignada con Rusia por la ocupación soviética, la supuesta suspensión de suministros de petróleo, el impago de ciertas compensaciones y otras muchas cosas que no tenían ninguna relación con la UE.

En verano, la UE convenció al Gobierno lituano a renunciar a sus objeciones y después de esto, la Comisión Europa obtuvo el mandato de los 27 países miembros de la UE para comenzar las conversaciones.

En agosto ocurrió la guerra del Cáucaso, y Lituania de nuevo reanudó la campaña contra Rusia, esta vez en apoyo al presidente de Georgia, Mijaíl Saakashvili.

Da la impresión de que el Gobierno lituano, está dispuesto a aprovechar cualquier pretexto, para entorpecer a toda costa el diálogo con Rusia, incluso utilizando el "asunto del Cáucaso".

A propósito, en la reunión del Consejo europeo de Asuntos Generales y Relaciones Exteriores se escucharon declaraciones que indican que algunos países han cambiado sus puntos de vista en relación a los sucesos ocurridos durante el conflicto entre Rusia y Georgia.

El ministra de Defensa de Estonia Jaak Aaviksoo, que hasta hace poco consideraba que el conflicto en Osetia del Sur fue un asunto tramado por Rusia, dijo a la prensa lo siguiente: debemos reconocer que la confianza en Tbilisi quedó muy afectada, según la opinión de algunos miembros de la UE, el Gobierno de Georgia actúa de una forma imprevisible".

En la reunión interministerial de la UE tuvo lugar un viraje muy desagradable para Lituania, pues contaba con el apoyo de Polonia, Inglaterra y algunos países escandinavos pero al final, todos le volvieron la espada.

La reunión de ministros constató que Lituania puede tener la "postura propia" que quiera con respecto a Rusia, pero en este caso, la decisión final se adopta por mayoría simple y no requiere ningún consenso.

Al respecto, Ferrero-Waldner explicó que el mandato para comenzar las conversaciones con Rusia adoptado por los 27 en verano sigue vigente y en consecuencia, la reanudación de esas negociaciones no necesita una decisión consensuada. La comisionada resaltó que la gran mayoría de los países de la UE (26) están a favor de continuar las negociaciones con Moscú.

El criterio que prevalece en muchas capitales europeas indica que la UE debe renunciar a la dilatación de las negociaciones porque algunos países (como Italia, Francia y Alemania) ya están dispuestos a firmar acuerdos bilaterales con Rusia.

Porque esos países están hartos de la rudimentaria hostilidad de los gobiernos de los países bálticos hacia Moscú, el bloqueo de las conversaciones, que de paso, entorpecen las relaciones económicas y comerciales con Rusia, para algunos países de Europa, un vecino que más que una importante fuente de gas.

Porque Rusia es un mercado colosal para los productos europeos y ese mercado es necesario conservar. Comparado con el mismo período en 2007, el comercio entre Moscú y Bruselas para octubre del presente año aumentó en 37.000 millones de euros y sobrepasó los 170.000 millones de euros.

La nota firmada por Solana subrayó que la UE no puede pasar por alto el hecho de que la mayor parte de las reservas de divisas de Rusia son euros y que actualmente, ese país es uno de los mayores depositarios de euros en el mundo.

Por lo visto, en Niza se hará el anuncio oficial sobre el inicio de las conversaciones entre la UE y Rusia, y la prudencia predomina en los pronósticos sobre el rumbo que podrán tomar esas negociaciones.

El representante de Rusia ante la UE, Vladímir Chizhov, considera que las relaciones entre Rusia y la UE no se limitan a conversar sobre el nuevo tratado, y resaltó que Moscú atribuye a ese proceso rigurosamente la importancia que se merece.

"El nuevo tratado base y las conversaciones relacionadas son necesarias para nosotros y la UE en la misma medida, ni más ni menos", dijo al añadir que la UE quiere que Moscú modifique su política comercial, especialmente lo que Bruselas califica como "obstrucciones comerciales de Rusia".

Entre otras cosas, esas "obstrucciones" son resultado de las dilataciones y trabas impuestas a Rusia en sus planes para ingresar a la Organización Mundial de Comercio (OMC).

Rusia suspendió compromisos de orden comercial asumidos de forma unilateral en el marco del proceso de ingreso a la OMC porque esos compromisos no contribuyeron a concretizar la membresía rusa en esa organización.

Moscú decidió suspender esos compromisos comerciales sobre todo porque influyen negativamente en ciertos sectores de la economía nacional.

Y esto ha causado malestar en la UE, como el alza de tarifas de exportación de la madera rusa que afecta a la industria europea, la imposición de normativas sanitarias rusas a los productos cárnicos y avícolas que influirá negativamente en las importaciones de esos productos de la UE a Rusia, o la restricción a elaborar fuera del país la captura de pesca recogida en aguas territoriales rusas, lo que tampoco favorece a la industria pesquera europea.

Entre las condiciones expuestas por la UE a Rusia para ingresar a la OMC figura la firma de un acuerdo que exonere a las compañías aéreas de la UE del pago por sus vuelos sobre Siberia. Según la Comisión Europea, actualmente, las aerolíneas le pagan a Rusia 350 millones de euros por realizar esos vuelos.

El anuncio sobre el restablecimientote de las conversaciones entre Rusia y la UE es una buena noticia pero no debe ser motivo de regocijo especial. Como opinó Chizhov, "el comienzo de las negociaciones no supone un logro relevante, lo importante es el resultado cuando concluyan", una de las sentencias de más vigencia en la diplomacia actual.


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