¡Debemos cuidar a Saakashvili!

¡Debemos cuidar a Saakashvili!
Por: Alexei Pankin

RIA Novosti.

En la mayoría de las ocasiones, en mundo de la política imperan las casualidades y el azar, pero a veces, también tienen éxito algunas confabulaciones.

A lo mejor, nunca podremos saber si el presidente de Georgia Mijail Saakashvili decidió meterse con Rusia por su propia iniciativa o fue instigado por alguien para que lo hiciera.

Si esto último es verdad, el interrogante que automáticamente sale a flote es saber cuál fue el nivel que tuvieron los que aconsejaron a Saakashvili enfrentarse con Rusia.

No es un secreto que en el enredado mundo del espionaje y la diplomacia de Estados Unidos, ocurren situaciones cuando la mano derecha no sabe lo que está haciendo la mano izquierda. Y los mandatarios títeres en el mundo que cumplen los designios de Washington nunca saben cual de los emisarios estadounidenses que los visitan, incluso aquellos que traen los dólares, son los depositarios de la postura real del gobierno estadounidense.

En la historia de la guerra secreta de Washington contra Sadam Hussein, ya después de concluida la operación militar "Tormenta del desierto" fueron no pocos los activistas de la oposición iraquí y los kurdos que cayeron víctimas de la maquinaria represiva iraquí, turca, e iraní a pesar de estar supuestamente bajo la protección de los emisarios estadounidenses.

En dependencia de la situación, EEUU hizo declaraciones políticas de turno condenando la violación de los derechos humanos. Disparó misiles de crucero contra objetivos varios kilómetros de distancia del lugar donde tenía lugar actos de violencia, y en el peor de los casos, actuó de acuerdo al principio, "ése no era yo, y ese era un caballo ajeno".

En resumidas cuentas, ya no importa si Saakashvili actuó por su propia inactiva o fue comprometido. Lo importante es que se lograron los objetivos. Tras cinco días de conflicto entre Rusia y Georgia, EEUU y la OTAN consiguieron lo que en tiempos de paz hubiese requerido meses, y tal vez años de intenso trabajo diplomático.

Tras el conflicto en el Cáucaso, Georgia y Ucrania ya tienen el camino libre para entrar en la OTAN, la Unión Europea quedó dividida definitivamente en la "Europa nueva" y la "Europa vieja", es decir, se debilitó, y Rusia prácticamente quedó sin aliados.

Con el pretexto de castigar el descaro de que un país poderoso al atacar uno más pequeño (inmediatamente se recuerda, las Malvinas, Granada y Panamá) a Rusia no sólo la han amenazado con una nueva edición de la Guerra Fría, sino también con una "guerra caliente" al desplegar hacia las fronteras rusas la imponente armada de guerra de EEUU y la OTAN.

Por extraño que parezca, ahora lo único que impide afianzar el éxito estadounidense es el factor Saakashvili. A medida que se atenúan las secuelas del conflicto ruso-georgiano, los políticos que están implicados en el juego estadounidense, la prensa y la opinión pública internacional empiezan a comprender de que con el presidente georgiano, es mejor evitar cualquier asunto.

La misma situación se produce en Ucrania. Mientras su presidente, Víctor Yúschenko permanezca aferrado al poder, manteniendo al país en estado permanente de crisis política, nadie en Occidente se arriesgará a poner cimientos en Kiev.

De esta manera, Saakashvili y Yúschenko actualmente se han convertido en un recurso estratégico de Rusia, posiblemente, más importante que incluso Hugo Chávez.

Entre más tiempo permanezcan estos dos personajes en el poder, más larga será la pausa que tendrá Rusia para concluir la reforma y modernización militar y otros ajustes clave, antes de que EEUU ponga en marcha otra de sus confabulaciones contra Moscú.


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