Osetia sentó un precedenteAlexei Malashenko
Centro Carnegie de Moscú, para RIA Novosti. Los sucesos que se desarrollan en Osetia del Sur provocan sentimientos muy dispares, antes que nada la lástima. Pero al ver unas secuencias que hacen recordar Chechenia uno a veces siente irritación y hasta cólera.
Verdad que son emociones. Mucho más importa comprender por qué sucedió aquello, aunque es difícil determinar quién fue el primero en apretar el gatillo. Supongo que desempeñaron el papel fatal las emociones, por lo menos en el caso de Saakashvili. En un momento él habrá creído tener suficientes fuerzas para hacer lo que hizo y hasta lo habrá consultado con unos "amigos mayores", creo.
Da la impresión de que EEUU no estaba preparado a tal desarrollo de acontecimientos, y que Rusia, tampoco. De ahí surgió un período de incertidumbre, el que pronto terminó. Luego las autoridades rusas tomaron una dura decisión, en torno a la cual se consolidó la mayoría de la sociedad.
¿Existirá una opinión alternativa? Cuando uno se formula esta pregunta, empieza a comprender que no todo es tan sencillo.
Los medios noticiosos occidentales cubren de un modo específico esa guerra. Según ellos, toda la responsabilidad recae sobre Rusia. Los círculos oficiales de Occidente invariablemente se atienen a la política de doble rasero. La actual situación en el Cáucaso del Sur se parece a la que se vivió en Kosovo y Yugoslavia, en la que unos podían hacer aquello que estaba prohibido a otros.
Yo no calificaría como adecuada la reacción oficial de EEUU y Europa. Tengo la impresión de que ellos, además de medir los sucesos con doble rasero, también aplican la política de doble fondo. Primero, critican a Rusia, pero no piensan oponerle medidas decisivas. Segundo, hacen hincapié en sostener negociaciones. Tercero, el ministro de Asuntos Exteriores de Alemania manifestó, por ejemplo, que todavía no está claro quién es el culpable.
Además, los servicios de inteligencia y expertos independientes de Europa y EEUU, al estudiar el conflicto, no emiten valoraciones positivas respecto al proceder de Saakashvili. El propio Bush experimentó cierta irritación al enterarse de lo sucedido.
Pero es que todo político está jugando un determinado papel que se inscribe en una estrategia global, en este caso concreto, en la de criticar a Rusia. Y ésta dio motivo para hacerlo, pues no está librando guerra en su propio territorio. Además, lo hace con demasiado entusiasmo, dejándose llevar por emociones, en mi opinión. Ya es hora de detenerse y sentarse a la mesa de negociaciones. Si Rusia no lo hace, Occidente puede recrudecer su posición.
En cuanto a los medios noticiosos, quiero señalar que la televisión rusa ofrece reportajes muy profesionales, bien hechos, libres de todo cinismo. Sería bueno si los viese el público de Georgia y Occidente, al que se da información de más baja calidad.
Todas las guerras terminan tarde o temprano. La cuestión consiste en quién y qué dividendos recibe. No creo que empeoren las relaciones entre Rusia y Occidente por lo acaecido. En mi opinión, la perspectiva de ingresar en la OTAN ahora se hace más lejana para Georgia. En este sentido, Saakashvili es perdedor. Pero también se aplaza por tiempo indefinido la perspectiva de deshacer el nudo georgiano-oseta-abjasio-ruso.
Tras esta guerra no se podrá hablar en serio de la CEI. Por muy real que sea la pesadilla que se vivió en Tsjinval, a Rusia la van a mirar con recelo no sólo en Ucrania. La época postsoviética ha terminado. Se le puso el punto final, a mi modo de ver.
Está mal que se haya sentado un precedente. Se sostenían negociaciones, pero una de las partes quiso arriesgarse, por una u otra razón. Lo propio pueden hacer también Armenia o Azerbaiyán, porque se sentó un precedente...
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