In Sécula Seculórum
Por Juan Carlos Vallejo
Brinca la cavernaria y misógina Iglesia Católica porque la competencia en el negocio de la fe, la Iglesia Anglicana, ordena mujeres obispos. Desde hace mucho tiempo, para el género femenino las cosas venían mal con la clase ociosa (guerreros y religiosos) en el poder. Después, con las religiones del libro, partiendo de la judía, pasando por la cristiana y cayendo en el islamismo, comenzó el calvario.
El primer zarpazo a los derechos de la mujer vino con la falsa historia de que Eva (la mujer) provenía del costado (dependencia) de Adán (el hombre). De esa forma Adán fue primero y como el primero en el tiempo es primero en el derecho, a la mujer la sometieron, la volvieron máquina reproductora y la callaron.
Después Constantino I se torció, como cualquier Lucho Garzón, al monoteísmo (321-325 d.C.) habiendo sido pagano (en donde la mujer era deidad y camino al cielo), entonces las cosas se complicaron.
En el Concilio de Nicea (325 d.C.) fue la manguala. Allí se reunieron hombres para acomodar todo en favor de sus propios intereses y contra el pueblo inculto, la mujer, los librepensantes y las demás religiones que se opusieran. Fue ahí donde se impuso la loca tesis de la inmortalidad y divinidad de Jesús, borrando de un plumazo el importante papel que jugó la mujer en la vida del Cristo.
A María, la madre, le suprimieron su derecho a la sexualidad y la preñaron a través de otra fantasía. A María de Magdala (la Magdalena), amiga y compañera de Jesús y quien representaba el derecho de la mujer a ser partícipe de esa Iglesia, cuando no a ser la mejor calificada a continuarla, la difamaron en el 591 d.C. el propio papa Gregorio. Y de puta no la bajaron hasta 1969. Coptos, ortodoxos, católicos, luteranos y anglicanos se aferraron a estas tesis.
En el 381 habían celebrado los mismos el Concilio de Constantinopla, para planear el exterminio de los arrianos que se oponían, con sobradas razones, a la divinidad de Jesús y otros, seguidores de Macedonio, al “Espíritu Santo”.
Llega la Iglesia Bendice Armas
En el siglo III, sin autorización de nadie y dizque representando a Pedro, que en realidad nunca fue Papa como sí lo fue Urbano II, y de quien tampoco hay pruebas sobre que les autorizó a representarlo, se tomaron el poder por la fuerza sobre otros cristianos y unificaron el cristianismo bajo un solo poder: el de Roma. A quienes no estuvieron de acuerdo los pasaron al papayo. La violencia, la intimidación, la tortura, la manipulación siempre han acompañado a la Iglesia Católica Romana desde sus inicios.
Controlaban la educación y el acceso al conocimiento era sólo para ellos (no ellas) y sus compinches de sangre azul. Hablaban y escribían en Latín sólo para dejar al vulgo (pueblo) afuera. Tenían un índice de libros prohibidos que quemaban o escondían en las Abadías y de los cuales sólo hacían traducción de lo que les interesaba y convenía.
Crearon la más monstruosa máquina de matar: La Inquisición, para someter por la fuerza a otros no creyentes, torturar y asesinar mujeres, y disuadir a cualquiera que pusiera en duda sus dogmas.
Escribieron y aplicaron el Malleus Maleficaron, un manual de tortura y muerte que hace aparecer a los manuales de la CIA como simples cartillas de primer año de escuela, y que aplicaron con saña principalmente contra las mujeres. Millones de ellas fueron asesinadas en la más completa impunidad. Sin que nadie de la Iglesia Católica Apostólica y Romana misógina, levantara ni levante la voz por ellas.
Nada más que 500 años vivió la humanidad en el oscurantismo. Casi 700 años duró la Inquisición. Alrededor de 1700 años lleva la media belleza de Iglesia Católica matando, persiguiendo y manipulando.
No es raro por tanto que bendigan armas en Colombia para la guerra, pues a punta de espada y crucifijo se han impuesto a través de la historia.
Exterminaron las ancestrales comunidades indígenas de América. Se aliaron con el poder de las élites y monarquías en el mundo. Apoyaron tiranos, dictadores y asesinos. Patrocinaron golpes militares contra jefes de estado democráticamente electos. Callaron en el Holocausto Judío, callaron en el genocidio de la Unión Patriótica, callaron los abusos de las dictaduras en Bolivia, Argentina, Uruguay, Chile y Paraguay. Callan en la infame invasión a Irak. Callan lo de Afganistán. Callan la tragedia del SIDA en África.
Acolitaron el narcotráfico en Colombia, cuando Darío Castrillón, hoy Cardenal, decía que los dineros que la mafia le daba a la iglesia se santificaban, después de ser pillado bendiciendo la Posada Alemana de Carlos Ledher. Han callado la tragedia humanitaria en Colombia y ahora son “mediadores” entre la Corte Suprema de Justicia y un criminal, como Uribe Vélez que dizque para salvar la institucionalidad. La institucionalidad se salva es cuando quien cometió el delito de cohecho, o sea Uribe, renuncie y se vaya a la cárcel.
Así que no debe sorprender que hayan puesto el grito en el cielo porque los anglicanos ordenen mujeres obispos. Algo muy importante e histórico esconde el Vaticano y por eso le teme a la mujer. Pero, algún día, las mujeres católicas pedirán sus legítimos derechos y descubrirán la razón de la misoginia de la Iglesia Católica de Roma.
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