EL SACRIFICIO

EL SACRIFICIO
Por Carlos Vicente Torrealba


Siempre me he preguntado ¿Por qué en Latinoamérica el arte surrealista no tuvo apego? la respuesta que siempre consigo es que nosotros somos así, surrealistas; de ahí que jamás nos sorprenda o nos saque de contexto, porque sencillamente nosotros somos eso, una sociedad llena de contradicciones, de imposibles aciertos, de aberraciones normales, de exaltar lo grotesco, de seguir al aventurero y de vapulear lo que mas decimos querer, de engañar hasta nuestro sueño y, de ese vivismo criollo que lo tenemos como actos heroicos.

Vivimos en una nación desequilibrada, agobiada, en un proceso político que cada día lo quiere llevar los aduladores a la ideología del ego, del “yo” como centro del universo y la eliminación de los “otros”; ¡sí! y es raro, extraño y hasta contradictorio que un gobierno, una querencia o liderazgo surja precisamente por que pensó en los “otros”.

Hoy día fustiga a estos, a los mas débiles, a los mas desposeídos, los que no pueden vender bonos por debajo de cuerda, los que no están en las comisiones del estado, que no manejan partidas presupuestarias, los que no asignan contratos, los que no poseen testaferros, los que no están en las primeras filas de los aplausos, los que no son primos hermanos sobrinos del nuevo procerato, los que tan solo son simples venezolanos que aun creen en un sueño.

Les dicen el presidente a los simples camarógrafos del canal del estado que se sacrifiquen, justamente rodeado por los ministros y autoridades que mas ganan en el país, me pregunto ¿qué sacrificio tendrá que hacer el que no consigue trabajo, el que deambula buscando como comer, el que no esta en alguna misión por vergüenza a la limosna? ¿qué sacrificio tendrá que hacer el medico, el maestro y tantos profesionales que hoy ganan una miseria? mientras que lo aduladores y los mediocres nos bofetean con sus camionetotas y su triunfo del saqueo.

Será que tendremos que ofrecer nuestra vida en reconocimiento a la divinidad ¿y a cuál de ellas? Y degollarnos como reses para el ego de la patria. Poner a nuestra familia en algún riesgo y abandonarla a la muerte en provecho de un solo fin, los dueños de las camionetotas.

Renunciar a nuestra dignidad por nada. Dedicarnos y ofrecernos particularmente a un socialismo de que nadie entiende, sobretodo cuando no hay ejemplo. Una década esperando con ‘sangre, sudor y lagrimas’… acaso no es suficiente sacrificio.


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About Ricardo Abud (Chamosaurio)

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