“Nada supera al análisis exacto de la situación”
Maxim Dlugy
Luis Alberto Matos
Ninguna necesidad humana amerita mayor grado de satisfacción que el hambre. Cualquier plan nacional estará incompleto si nó incluye la provisión eficaz y eficiente de los alimentos. Difícilmente puede optimizarse el futuro de un pueblo mal nutrido.
Máxima prioridad: garantizar la nutrición
Seguramente los conductores de los destinos de Venezuela están siempre actualizados en cuanto al panorama general de nuestra provisión agropecuaria, incluyendo cifras, pronósticos, posibilidades y alternativas. Saben también que, cuando hablamos de comida, especialmente las de nuestros descendientes directos, la Patria asume rostro de hija y su comida viene antes que cualquier otra cosa.
Hace cuatro décadas. Albert Humphrey desarrolló una metodología para analizar la situación de un proceso dinámico, que estuviera sometido a influencias externas e internas y que fuera suceptible de modificaciones por acciones humanas. Surgió así el modelo FODA que plantea la necesidad de valorar imparcialmente los hechos favorables y desfavorables, internos y externos, antes de decidir las estrategias y tácticas a utilizar.
Aunque adoptado y difundido por las corporaciones del Norte, tal metodología ha demostrado su validez en casi cualquier tipo de acto decisorio. En la dinámica de provisión de suficientes alimentos para los venezolanos, hay hechos y cifras que escapan a nuestro conocimiento, pero nos atrevemos a clasificar los que parecieran más relevantes.
Fortalezas y oportunidades
Según el Ministerio del Poder Popular para la Alimentación y Tierras, en el ciclo invierno 2008 la siembra de maíz, 815.000 hectáreas, superó en 21% al 2007 y generará casi 3 millones de toneladas de cereal.
Para estimular al productor venezolano, el Estado garantiza subsidios a quienes siembren arroz, sorgo, caña de azúcar, maíz y algodón, sin restricciones para los grandes productores, incluyendo aquellos con más de 100 hectáreas para cada producto y quien posea varias fincas.
Adicionalmente, el Presidente Chávez agilizó la entrega de divisas para la adquisición de los insumos requeridos por estos productores y les eliminó el impuesto a las transacciones financieras.
Por otra parte, los convenios de cambio de energía por alimentos facilitan y abaratan su importación desde los países hermanos de la Patria Grande.
Debilidades y amenazas
La conflictividad internacional de los precios del petróleo nos hacía presumir que las amenazas (externas) eran muy superiores a las debilidades (internas). Pero leo más amenazas en español que en inglés.
Los voceros de quienes están en la ruta de la provisión alimentaria venezolana hábilmente mezclan quejas con advertencias, llantos con cifras, y costos sin ganancias.
Por ejemplo: le puedo regatear al vendedor del camión pero no al automercado porque este tiene altos costos. ¿Y no me convenciste que cuanto mayor fuera tu negocio, menor serían tus costos unitarios y me podrías vender más barato?
Comprar leche a 1,80 y venderla a 2,40 “es muy difícil”. ¿Quieres comparar el margen de ganancia bruta en Estados Unidos, contra ese 33% que consideras insuficiente?
“Lo deseable para Venezuela es exportar leche” ¡Falso! Lo deseable es que todos tomemos leche de vaca en la cantidad recomendada por los profesionales de nutrición.
A propósito, dicen que se queda diariamente medio millón de litros de leche sin colocar. Si eso significa que la botan, hay dos enemigos: el autor del desperdicio y quien no lo castiga.
Estrategia y táctica
Sólo después de considerar imparcialmente todas las fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas de nuestro panorama alimentario, podremos definir la estrategia y de ella sus acciones tácticas.
Hacerlo en otro orden quizás luzca muy “dinámico”, pero sería ajedrez de novatos con mínimas oportunidades para triunfar. Recuerda que, quienes conducen las piezas enemigas, son grandesmaestros internacionales.
jaquematos@cantv.net
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