EL ALFA Y EL OMEGA DE LA REVOLUCIÓN BOLIVARIANA

EL ALFA Y EL OMEGA DE LA REVOLUCIÓN BOLIVARIANA
José A. Rangel A


El sábado pasado, desde el estado Falcón, el presidente Chávez volvía a hacer un llamado para humanizar las cárceles. Humanización que debería estarse operando en todos los niveles de la sociedad venezolana. Este llamamiento alude a todos los que pensamos igual.

Quiénes tengan algún tipo de responsabilidad, deben acometer los cambios que den inicio a la transformación definitiva en las áreas a su control. Cambios que van de lo humano a lo humano. Porque este es el signo del nuevo Socialismo del Siglo XXI.

No hay que temer ser humano, sólo se necesita serlo. Y para transformar el ambiente social adverso al humanismo, requiere ser creativos. Quien no puede hacer esto desde lo más sencillo, lo invade el egoísmo. Y le abre las puertas a la corrupción y a la contrarrevolución.

A pesar de lo adverso al humanismo en muchas áreas que todos sabemos, el Socialismo del Siglo XXI viene fundándose en Venezuela. Pero podría apresurarse, si nos transformamos en activos militantes del humanismo. Si los militantes del Socialismo del Siglo XXI, vengan de donde vengan, elevan la bandera del humanismo militante, la sociedad venezolana acelerará su transformación y las manipulaciones no tendrán el efecto que la mentalidad oligarca quiere.

Nuestro proceso revolucionario puede y debe tener muchos ángulos de apreciación y de precisión. Es necesario. Únicamente sociedades como la capitalista y las que le precedieron, son susceptibles de análisis desde una sola óptica. Con una sola apreciación teórica es posible realizar un análisis adecuado y hasta científico del modelo de cuarta república. Y satisface. El mundo capitalista cupo en los tres tomos de El Capital de Marx y en un pequeño gran libro, su fase superior imperialista, escrito por Lenin.

Pero el Socialismo del siglo XXI no. Al menos quizás en este siglo no cabrá en algunos pocos libros. Mientras esto sucede, nos toca vivirlo para fundarlo. Pero debemos tener una guía suprema para su fundación. Debemos tener la visión adecuada.

Ver el proceso de fundación del Socialismo del Siglo XXI en Venezuela a través de lo azul o amarillo, no importa. Que aquel lo vea rojo o verde y hasta morado, no importa. Lo que sí importa es el lugar que ocupa la humanidad en el sistema de ideas que está en la cabeza de cada uno de nosotros. Por lo tanto, el papel que ocupa el ser humano y su felicidad en tu sistema de ideas, es la mejor manera de entender y hacer lo que estamos fundando. En la medida que ejecutes el humanismo en ti y a tu alrededor, estamos fundando el Socialismo del Siglo XXI y abriéndole una nueva oportunidad a la humanidad entera.

Usando otra expresión, lo mejor, lo más sano, lo más humano es no tener un sistema de ideas que te dominen. Al menos que conozcas el proceso del dogma, que se opera desde los sistemas teóricos. No es bueno ni saludable que lo lleven a uno como al toro. Dominado por la nariz a través de una anillo de bronce. El dueño mete una soga por ese anillo y te conduce a donde él quiera. Así funciona el dogma, y lo peor, ¡no te das cuenta! Cuando el dogma nos guía, no hay humanización. Por lo tanto, no hay Socialismo del Siglo XXI.

Para evitar esto, debemos reconocer cuál es el principio y el fin, el alfa y el omega, de nuestras convicciones. Lo que guía las palabras, el pensamiento y la acción del revolucionario. El alfa y el omega de cualquier sistema de ideas que nos muevan en la acción, debe ser lo humano total. Porque al fin de cuentas, eso somos. Y como tal necesitamos que nos traten. Con la fuerza de lo humano debemos obligar a la naturaleza y lo que en la sociedad se halla torcido, a conducirse hacia la felicidad de los pueblos y sus individuos.

En este mundo de tres dimensiones, largo, ancho y alto, o mundo de tercera dimensión, debemos aprender a incorporar la cuarta dimensión, la dimensión humana. El mundo de tres dimensiones es excesivamente materialista. Y la mentalidad creada por esta visión materialista es el espíritu del capitalismo, que se aloja en nuestras mentes, que con sus esquemas se oponen a los cambios, a lo que debería modificarse. Independientemente del rango o de la responsabilidad que tengas, tu deber hacia ti y los tuyos, para con tu sociedad y la humanidad, es la de implementar la cuarta dimensión. Esa es la tarea históricamente mayúscula, del momento que vivimos.

Implementar el alfa y el omega o cuarta dimensión en nuestra vida y acción diaria, es una verdad de arriba abajo y a todo lo ancho del universo humano. Quien no sepa esto, no lo puede aplicar. No puede transformarse en un fundador de la nueva sociedad. Y esa ceguedad tiene sus consecuencias.

José A. Rangel A. (14Juli08)

Jarach16@hotmail.com



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About Ricardo Abud (Chamosaurio)

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