Alimentos: la crisis nos envuelve

Alimentos: la crisis nos envuelve
Rafael Contreras


La Habana, 30 may (PL) El aumento de los precios de los alimentos y la escasez de productos agrícolas de vital importancia para el ser humano seguirá siendo un problema preocupante durante años para 854 millones de hambrientos del planeta.

Esta alarma lanzada en las últimas horas por la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), se desprende de las evaluaciones hechas por economistas y especialistas sobre la materia.

Al análisis de la FAO se sumaron también otros organismos especializados de Naciones Unidas, tales como el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) que lanzaron un llamamiento contra la hambruna en el mundo.

En una declaración emitida ayer en Paris, el director general de la FAO, Jacques Diouf, advirtió que este fenómeno "amenaza la seguridad alimentaria de millones de personas, en particular a los países más pobres del mundo".

La FAO estima, además, que los Países de Bajos Ingresos con Déficit de Alimentación (PBIDA) pagaron en el 2007 por alimentos importados 25 por ciento más que el año anterior, esto es una cifra superior a los 110 mil millones de dólares.

Los cálculos más alarmantes se refieren a productos básicos como el trigo, cuya cosecha del año 2007 fue considerada la peor desde 1998.

Pero no sólo los sectores considerados más vulnerables se vieron afectados en 2007. En varios países, el alza de precios afectó costumbres culinarias consideradas ancestrales.

Documentos de la FAO dados a conocer hoy en Roma, sede del organismo, revelaron que Eritrea, Níger, Islas Comores, Haití, Liberia, Angola, Congo Brazzaville, Uganda, Rwanda y otros, sufren los mayores daños de los 22 países más afectados por la actual crisis global de los alimentos.

Diouf llamó a los líderes del mundo a llevar propuestas concretas a la próxima cumbre alimentaria que se efectuará en Roma, Italia, del 3 al 5 de junio de 2008 que permita enfrentar los desafíos de manera efectiva y rápida, y no sólo a corto plazo.

Mientras en México se registraron varias manifestaciones en protesta por el incremento en el precio de la tortilla, los italianos declararon a mediados de semana una huelga sin pastas, mientras en Alemania se vio correr más de una lágrima en decenas de personas a la hora de beber una inalcanzable jarra de cerveza.

Pero el trago más amargo de esta semana fue la brusca subida de las materias primas en Roma, donde aumentaron un 40 por ciento en relación con el 2007.

Los pronósticos para el 2008 no son nada halagüeños, ya que los expertos calculan una existencia de 420 millones de toneladas, la más baja desde 1983, por lo que bien podrá pensarse ya en un incremento del hambre para el llamado Tercer Mundo.

A esta situación se suma este año la profundización de la política norteamericana de los biocombustibles a partir de cultivos como el maíz.

Hoy en Estados Unidos, nada menos que el 30 por ciento de la producción del maíz se destina a biocombustibles, dijo recientemente Frank Messias, profesor y economistas de la Universidad de Columbia.

Subrayó que si se aumenta el precio del maíz, automáticamente también sube el costo de los alimentos de todos aquellos animales que el hombre consume y cuya dieta incluye los granos que contienen maíz.

De todos modos, vaticinó que próximamente el mundo verá el reemplazo del maíz u otros cultivos como soja o caña de azúcar para la elaboración de estos combustibles.

Según el Programa Mundial de alimentos, la ONU incrementó su presupuesto en febrero con un extra de 500 millones de dólares para 2008, lo cual motivó que pasara de dos mil 900 millones de dólares a tres mil 400 millones.

lma/rcg
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