PARA QUE SIRVE UNA FLOTA

Jorge Gómez Barata

Oriundos de una Nación marinera, en 1620 los peregrinos del Mayflower, en la costa atlántica de Norteamérica fundaron los Estados Unidos, que se expandieron alcanzando el golfo de México, el océano Pacifico y con la incorporación de Alaska, el Ártico.

El primer conflicto militar norteamericano fueron enfrentamientos navales con Francia y su primera guerra grande en 1898, tuvo como escenarios las bahías de Santiago de Cuba y Manila. A 122 años de su fundación, los Estados Unidos eran ya una potencia con costas sobre tres océanos y el Golfo de México.

La lucha por la independencia norteamericana se inició en el puerto de Boston y entre sus primeras acciones significativas estuvo la intersección de los buques ingleses. La Constitución norteamericana facultó al Congreso: “Para organizar y mantener una armada”. En 1794 fueron botadas al mar sus primeras fragatas que en 1812 debutaron en la guerra contra Gran Bretaña. Derrotada Inglaterra, Estados Unidos la desafió en el escenario en la que era más poderosa y envió navíos de guerra al Mediterráneo, el Caribe, el Atlántico y al Pacifico.

Las primeras grandes operaciones ofensivas de la Armada norteamericana tuvieron lugar en la guerra contra México. En 1854 a cañonazos, los acorazados del comodoro Metthew Perry forzaron a Japón a abrir sus fronteras a occidente y en 1898, tomando como pretexto el hundimiento del acorazado Maine en La Habana, las flotas estadounidenses derrotaron a las escuadras españolas. Comenzó la diplomacia de las cañoneras.

Estados Unidos se involucró en la Primera Guerra Mundial por el hundimiento del Lusitania y en la II en respuesta al ataque de los submarinos alemanes a los navíos que transportaban pertrechos a Inglaterra. La lucha contra Japón tuvo un fuerte componente naval y la intervención en Europa comenzó por el desembarco en Normandía. La principal acción en la Guerra de Corea fue el desembarco en Inchón y la agresión a Vietnam del Norte comenzó con el incidente del golfo de Tonkin.

Durante la Guerra Fría, en concordancia con la estrategia de tratar de alejar el presumible conflicto nuclear de su territorio, la armada norteamericana creció y se dotó de armamento ofensivo para propinar golpes demoledores en todos los teatros de operaciones, en primer lugar de portaaviones y submarinos nucleares. En esos procesos se desarrollaron las flotas del Atlántico, del Pacifico, Fuerzas Navales en Europa, la V Flota desplegada en el Golfo Pérsico, VI Flota basificada en el Mediterráneo y la VII en el Este de Asia.

En estos momentos, en una coyuntura histórica caracterizada por el auge de las fuerzas progresistas, que invariablemente, sin importar cuales son sus programas o colores políticos, son hostilizadas por Washington, Estados Unidos ha revivido su IV Flota, que existió durante la II Guerra Mundial y había sido desmovilizada en 1953. Este nuevo destacamento naval vigilará a 30 países del Caribe, Centro y Sur América.

Aunque no las sustituye completamente, las fuerzas navales son tropas a flote, sucedáneas de las bases militares terrestres, cuya indeseada presencia es cada día más difícil de cara a los procesos políticos que se operan en la región. De momento, deberán abandonar la de Manta en Ecuador y, a diferentes plazos, las existentes en el resto de los países.

Con decenas de naves, incluyendo un portaaviones nuclear, cientos de aviones y miles de hombres, todos dotados con lo último en armamentos y las tecnologías más avanzadas, operando desde La Florida, Estados Unidos acaba de desplegar un enorme poderío militar en una región desde la cual ningún país esta en condiciones ni en disposición de amenazar su seguridad.

La idea de que se requiere una Flota de semejantes proporciones para enfrentar el narcotráfico, luchar contra el terrorismo y preservar la seguridad nacional de los Estados Unidos, además de falsa es ridícula. El verdadero objetivo de esta fuerza es afirmar la hegemonía norteamericana en la región y amenazar a los países que el terreno político y económico la desafíen.

Las flotas norteamericanas con su impresionante dotación de portaviones con cientos de aviones de asalto y bombardeo, submarinos dotados de cohetes atómicos y convencionales, destructores, acorazados y miles de naves de diferente designación, son las más ofensivas y letales fuerzas militares existentes.

Por su tonelaje, capacidad operacional y poder de fuego, la armada norteamericana supera a las del resto de los países de la OTAN juntas. La IV Flota destinada a América Latina, como todas las demás, está creada para operar agresivamente a miles de millas de sus fronteras, para alcanzar y preservar objetivos imperiales. No hay novedad. Siempre fue así.
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About Ricardo Abud (Chamosaurio)

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